Capítulo 16: ¿Qué hiciste?

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Abrió sus ojos abruptamente, ni siquiera sabía por qué motivo los tenía irritados e hinchados, como si hubiera llorado toda la noche. Se sentó sobre la cama y se estiró como un bebé tratando de crecer.

—¿Cómo llegué aquí? —Qin se preguntó como si nada, de hecho, solo había una explicación y esa era su pareja. —Veamos... —se llevó una mano a su mentón tratando de recordar todo, pero por más que lo intentaba, no lograba acordarse de toda la noche.

De un momento a otro, su atención se dirigió a la puerta puesto que Hades estaba entrando a la habitación con un rostro serio y a la vez burlesco.

"Oh, no..." pensó el ex emperador de China, sabía que, cada vez que su amado ponía ese rostro era porque había hecho una tontería.

—¿Te duele la cabeza? —expresó con un leve tono de preocupación. —Le diré a mis sirvientes que te traigan algo para la resaca y para lo que sea que comiste. —eso último si tenía un toque de regaño.

—Gracias, Hades... —desvió los ojos hacia otro lado, se sentía culpable, normalmente cuando él no tenía la culpa de nada, no existía cosa alguna que lo callara o le quitara ser un sinvergüenza.

—Estás muy callado. —murmuró el rey del inframundo, al notar que no obtuvo respuesta, se acercó hasta el humano y se sentó al borde de la cama. Era raro verlo así, tanto que Hades temía que el contrario se haya dado un golpe en la cabeza. —¿Qué sucede?

De inmediato, sus ojos observaron a su pareja. —Nada, solo estoy tratando de recordar...

—¿Recuerdas lo que te dije? —abrió un poco sus ojos, como si estuviera usando la oportunidad para molestar a su pequeño novio.

—Por "mí", Hades, no recuerdo ni como llegué aquí, ¿Cómo esperes que me acuerde de eso? Pero, solo por si las dudas... ¿Es malo? —esperaba por cualquier cosa no haber hecho una tontería, la última vez que lo hizo, Hades no quiso verlo por una semana e incluso, ponía de pretexto su trabajo, y por más que lo buscó, no logró dar con él; se sentía triste... Y enojado.

—Fue malo para los sirvientes... —comentó con una sonrisa de lastima, volteando hacia otro lado puesto que el tema le daba un poco de pena, ¿Cómo se supone que le iba a decir a su rey que tapó el baño con un enorme y asqueroso monstruo? Ni Cerbero se atrevió a tanto.

—¿Cómo que malo para los sirvientes? —dudó Qin arqueando levemente una ceja.

—Cambiando de tema. —según Hades, no era conveniente hablar de eso, no quería que llorara de nuevo y se avergonzara, después de todo no era la primera vez que tapaba el baño. —¿Qué es lo último que recuerdas?

—Lo último que recuerdo es... —y en ese instante, Qin se detuvo, ¡No podía decirle a su novio que era lo último que recordaba! Si lo hacía, no solo Hades lo mataría sino también Beelzebub. "Piensa en algo, Qin".

Por otro lado, Hades comenzó a notar que a su amado se le estaban subiendo los colores a la cabeza, no solo eso, podía notar como empezaba a sudar frío. —¿Por qué te pusiste rojo? —"Por supuesto que hizo algo malo" pensó.

El silencio se hizo presente y por su parte, Hades analizaba todo movimiento de Qin tratando de descubrir qué había hecho, era la primera vez que lo veía así y era más que obvio que quería saber qué había sucedido.

Asimismo, Qin sentía la mirada de su pareja sobre su persona, no se atrevía ni dirigirle la mirada y por el Dios supremo, tenía que dar una buena excusa.

—¿Por qué estamos en otra habitación? —soltó la pregunta intentando desviar el tema de conversación, la enorme alfombra plateada con morado era excelente ni que decir de la cómoda y blanda cama sobre la que estaba sentado; y eso solo lo notó porque la alfombra de la habitación principal era dorada con negro.

—Tapaste el baño con tus desechos fecales. —tajante, respondió Hades, tal vez así su pareja dejaría de darle vueltas al asunto. —Ahora sí, ¿Qué hiciste?

—¿Pero por qué me lo dices así?

—¿Cómo querías que te lo dijera entonces? —un poco molesto, Hades se cruzó de brazos.

—Así, con un beso en la frente y dándome consuelo por la vergüenza que estoy pasando. —expresó su descontento imitando el acto de Hades al cruzarse de brazos. —Bien, te diré qué hice, pero no te prometo que no te vas a enojar.

Un pequeño tico en el ojo del rey del inframundo se hizo presente, ni siquiera el hermoso rostro de Qin evitaría que no se molestara, tomó una gran bocanada de aire para prepararse para lo peor, cerró sus ojos por dos segundos y con toda la sinceridad del mundo, habló. —Ya me estoy enojando.

—Primero, encontré en el cuarto de Nostradamus unas galletas y pensé en compartirlas con los demás en la "Reunión".

"Eso explica muchas cosas" pensó Hades apretando con un poco de fuerza su brazo.

—Y lo último que recuerdo es a Nikola y a mí... —se detuvo en seco. —Te vas a enojar.

Como si fuera poca cosa, el aura del rey del inframundo se tornó brusca y llena de ira, cualquiera que estuviera dentro de la habitación ya se hubiese arrodillado para pedir clemencia incluso los sirvientes que recorrían ese pasillo por motivos de limpieza se detuvieron, otros se alejaron y algunos comenzaron a llorar silenciosamente.

Y en un tono oscuro y bajo pero lleno de superioridad y hostilidad, enunció. —Me voy a enojar más si no me dices.

Nadie sabía que pasaba por la cabeza del ex emperador de China, pero era más que claro que miedo no era, tal vez era el sentimiento de ser regañado por tu madre cuando haces algo malo, de esas veces donde te persigue con un arma muy "poderosa" por desobediente.

—¿Y si mejor le preguntas a Adamas? —comentó Qin sin temor alguno provocando más la ira de su pareja. 

Lo que menos esperasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora