Capítulo 20: Pequeño

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Ambos amigos se fueron tras de Leónidas quien parecía muy concentrado leyendo un libro sobre lucha, quería ver si podía mejorar algunos ataques y todo con el objetivo de patearle el trasero a Apolo.

Los largos pasillos silenciosos dejaban mucho que desear, si no fuera porque el noveno luchador iba muy concentrado, ya los hubiera agarrado in fraganti. —¿Crees que se enoje, Niko? —caminando a paso lento junto con Tesla, Qin cuestionó temiendo por lo peor.

Por su lado, el humano más alto miró a su acompañante, ¿Acaso estaba preocupado de que el espartano se enojara? Y como si no importara, elevó una sonrisa media burlona que no era para nada usual en el hijo de la luz. —¿Por qué? ¿Tienes miedo?

—Miedo tu cola. —refunfuñó el ex emperador de China dándose cuenta de lo que acaba de decir, por supuesto que no tenía miedo ¿Entonces por qué hizo tan semejante pregunta? —Un rey jamás debe tener miedo.

—¿Y por qué preguntaste? —acto seguido, Tesla se detuvo para cuestionar a su amigo, era como si los efectos de las "galletas mágicas" estuvieran bajando y subiendo.

—Porque soy tu mejor amigo... Y pensé, ¿Y si Niko está asustado como un gatito? Me detendría si lo me lo pidieras. —se acercó al octavo luchador y sin pena alguna lo abrazó escondiendo su rostro en él.

Era raro ver a su amigo así, pero no le dio importancia y también le regresó el abrazo mientras soltaba pequeñas lágrimas. Una parte muy en el fondo de Tesla le decía que algo andaba mal en su cabeza. —Yo también te quiero mucho...

—Te haría mi novio si Hades no estuviera. —sujetó el rostro de Tesla con suavidad.

Acto seguido, Nikola colocó su mano encima de la de Qin con el mismo sentimiento, como si se estuvieran a punto de declararse su amor. —Y yo aceptaría con gusto, porque te quiero mucho.

—¿Más que a Beelzebub? —Qin hizo un rostro suplicante, la cara que le hacía a Hades cuando quería algo que no podía conseguir por cualquier motivo.

—No, Qin, conoce tu lugar... —negó con la cabeza. —Pero si Beelzebub no estuviera, entonces serías el primer lugar de mi lista de personas y dioses favoritos.

De pronto, su burbuja fue rota cuando escucharon un grito proveniente de un hombre, su voz gruesa y masculina provocó que se sobresaltaran y se separaran el uno del otro con velocidad.

Apretaba su libro con fuerza y una de las venas de su cabeza sobresalía debido al coraje que estaba pasando en ese momento. Sabía que no debía salir a caminar para relajar las piernas, se hubiera quedado leyendo en su habitación y se hubiese ahorrado la escena de dos mejores amigos jugando a los novios.

En efecto, no había nadie que no conociera las relaciones de los luchadores del Ragnarok y curiosamente las más sonadas eran las de Poseidón, Hades y Beelzebub por cualquier motivo que fuera.

Lo que no entendía era por qué ese par estaba haciendo eso, en cualquier momento se hubieran besado o eso creía Leónidas. Cerró su libro y a paso agigantado se acercó a los dos humanos que estaban jugando a "los bonitos ojos" y al verlos con detenimiento, se percató de que algo andaba mal.

En primera porque desde que se separaron, Qin comenzó a rugir como un dinosaurio y Nikola empezó a mover sus brazos como si intentara aletear simulando ser un ave.

—¿Qué está pasando aquí? —para relajarse, de su bolsillo sacó un puro que encendió con el encendedor que siempre cargaba. No sabía cuándo ocurriría una situación que lo sacara de sus casillas.

—Nada, solo le demuestro a Niko cuanto lo quiero. —el ex emperador de China se cruzó de brazos asintiendo con una sonrisa llena de satisfacción.

—¿Y por qué parecía que se iban a besuquear? —sujetando su puro entre dos de sus dedos para exhalar todo el humo, cuestionó.

Lo que menos esperasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora