Capítulo 19: Medición

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Tambaleándose porque sintió el piso moverse, Qin se levantó y en un tono autoritario, pero amigable le ordenó a su amigo. —¡Niko, bájate los pantalones!

Justo en ese momento, como si fuera lo más normal del mundo Tesla comenzó a desabrocharse el cinturón, no obstante, se detuvo como si algo no cuadrara. —Qin, nos van a ver...

Al escuchar eso, el ex emperador de China pensó por unos segundos, es cierto, no pueden andar por la vida midiéndose los penes en público. —Cierto, ¿Salimos al pasillo?

—Perfecto, afuera no debe de haber nadie... —Tesla sonrió con los brazos cruzados mientras asentía con la cabeza.

—Vamos. —ordenó Qin sujetando de la mano a su amigo.

Y así, dando varios brinquitos, ambos salieron de la habitación de Qin para encontrar un lugar con privacidad y que mejor idea que un pasillo más o menos concurrente. Al salir, cerraron la puerta tras de sí, dispuestos a llevar a cabo su pequeña actividad.

Por alguna razón no había nadie y los corredores estaban muy bien iluminados, ambos sonrieron y comenzaron; lo único que se escuchaba eran sus risas relajadas.

—Bien, ahora sí, Niko, bájate los pantalones. —ordenó estirando la cinta preparándose para realizar su trabajo.

Sin que le repitieran lo que tenía que hacer, Tesla empezó a bajarse el pantalón y su ropa interior sin pena alguna. —¿Así esta bien o me quito lo de arriba también?

—No, así esta bien, ahora no te muevas que lo voy a medir... —como si no importara sus actos, Qin sujetó el miembro del contrario con una de sus manos para medirlo acto que sobresaltó al científico.

—¡¿Por qué lo estas agarrando? —se avergonzó al borde de ponerse rojo y su tez blanca no ayudaba. —Solo permito que Beelzebub me toque mis partes íntimas.

—Si no lo sujeto, no podré medirlo. —Qin ladeó los ojos como si fuera bastante obvio. —Ahora no te muevas.

Tesla pestañeó un par de veces con tranquilidad. —Oh, eso tiene sentido para mí. —dijo sin prestarle atención a lo que realmente sucedía

Una vez Qin terminó de medir el miembro de su amigo, se levantó y observó directo a los ojos perdidos de Tesla. Ninguno entendía la gravedad del asunto y, aun así, no parecía importarles en absoluto; lo único que importaba en ese instante era que no hiciera frio debido a que sus amiguitos podían meterse en su casita.

Seguramente al día siguiente se morirían de vergüenza, ¿A quién se le ocurre semejante barbaridad?

—Ya terminé, ahora es tu turno. —sin previo aviso, Qin le colocó la cinta a Tesla en el hombro como si nada, esperando que él se subiera el pantalón y así fue. De inmediato, Qin se bajó su pantalón sin pena alguna esperando que Nikola comenzara a medirle su órgano reproductor.

—No te muevas, Qin. —con seriedad, Tesla posicionó la cinta donde correspondía esperando que nadie lo interrumpiera, para su mala fortuna, su amigo no era el tipo que se quedaba callado. Tal vez por eso se llevaban bien.

—¿No lo vas a sujetar? —en un tono triste por temer a que Tesla hiciera trampa, expresó.

Se paralizó en ese segundo y levantó su mirada para encontrarse con la del ex emperador de China quien tenía unos ojos decaídos o eso creía ya que debido a que se cubría los ojos, no podía percibirlo con claridad. Tragó saliva y continuó midiendo sin importar que alguien los observara hacer tales aberraciones.

—¿Qué parte de que al único que dejo que me toque y que yo, y solo yo puedo tocar es a Beelzebub? No quiero tocar los penes de nadie más. —afirmó terminando de medir, se puso de pie y notó el rostro sereno de Qin.

—Es cierto, te da asco agarrar penes ajenos. —restándole importancia a la acción, Qin se subió el pantalón con una sonrisa. —¿Y ahora qué hacemos?

—No sé... —se cruzó de brazos observando ambos lados del corredor hasta que una sombra enorme llamó su atención. —¿Ese de ahí no es Leónidas?

—Es un malagradecido, a pesar de que lo invité, me ignoró... —hizo una mueca de disgusto y colocó sus manos en su cadera demostrando que le importaba poco que no haya asistido a su fiesta.

—Él se lo pierde. —no importaba que se estuvieran "mal viajando", reconocían a la perfección quien era su mejor amigo y quien estaba de su lado. —Oye, Qin, no te lo había querido decir, pero esa planta me está viendo mal. —se acercó al hombre más bajo para susurrarle al oído.

Y con total normalidad, el ex emperador de china giró su cabeza para ver a la mugrosa planta, pero para su mala fortuna era cierto. —Creo que nos odia, deja de poner esa cara plantita, te van a salir arrugas.

—¿Tal vez le faltó fotosíntesis? —cuestionó Tesla más a modo de afirmación que de pregunta, analizando desde lejos a la planta con temor a que ésta le fuera a hacer algo como morderlo o patearlo.

Fue en ese momento en que Qin Shin Huang tuvo una revelación, chocó su puño con su mano dando a entender que tenía una muy buena idea. —¿Y si le medimos el pene a Leónidas?

—Qin, eso es... —habló Tesla con una seriedad inigualable en un silencio sepulcral del pasillo, extendió sus brazos y su rostro cambió a uno totalmente alegre con una sonrisa de mejilla a mejilla. —¡Es una excelente idea!

—¡Vamos, Niko! —de esa forma, ambos corrieron hacia donde se había ido el noveno luchador.

⚡🪰

Por su parte, Hades solo escuchaba atentamente la anécdota de su pareja, estaba sorprendido, no sabía que Nikola y él habían llegado tan lejos, después de todo su novio si era una mala influencia, aunque también fue culpa de las galletas, o eso quería creer.

—Dijiste que podía preguntarle a Adamas sobre esto, pero no sé qué tenga que ver mi hermano. —resopló el rey del inframundo, de nada le servía enojarse a estas alturas, aunque por dentro se estaba muriendo del coraje y de la irresponsabilidad de su amado.

—Para allá voy, Hades, entonces Niko y yo nos dirigimos con Leónidas. —mencionó dando continuidad a lo que había sucedido la noche anterior.

Lo que menos esperasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora