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Colección de one-shots de Sakura Haruno como personaje principal junto a sus multi-ships.
Este libro será un espacio donde compartiré esas historias/escenas/ideas random -crossovers, universos alternativos, co...
• Sinopsis: "Sakura no era una hechicera y Tōji no tenía energía maldita. "Podríamos intentarlo. Él, tú y yo, como una familia." "El amor es una maldición. Y yo no estoy hecho para ellas." Ninguno de los dos podía manejar la maldición más poderosa ni tampoco exorcizarla, solo podían ser maldecidos por ella y sufrir en silencio. Pero... "De esa maldición salieron dos bendiciones, ¿verdad, Tōji?""
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• La maldición más poderosa •
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Primavera, 2006.
Los rechinidos de la cama resonaban en aquella habitación tenuemente iluminada que, junto al golpeteo constante y brusco del respaldo contra la pared, formaban una rítmica melodía de fondo. Las respiraciones aceleradas, los jadeos erráticos, el chapoteo húmedo en la unión de sus cuerpos producto de los poderosos embistes que hacían poner los ojos en blanco por el placer, eran las piezas centrales de aquella composición erótica.
La canción continuó por unos cuantos minutos más, variando en su tono e intensidad por momentos, pero manteniendo su sinfonía armoniosa característica del frenesí del acto carnal, hasta que un fuerte gemido femenino dio por concluido el concierto privado.
Dos cuerpos exhaustos cayeron uno junto al otro en la deshecha cama, tomando grandes bocanadas de aire como si hubieran corrido una maratón por horas, pero completamente saciados, satisfechos, disfrutando de los remanentes del clímax mientras le daban el merecido descanso a sus músculos y los latidos regresaban a su normalidad.
—Fantástico —murmuró la mujer de cabellos rosados con los ojos cerrados, negándose a abandonar ese estado de éxtasis—, realmente fantástico. Nunca pierdes tu encanto.
El musculoso hombre de cabello oscuro junto a ella exhaló una risa arrogante acompañada de una sonrisa complacida por el cumplido que mimaba su ego masculino. Al igual que la fémina, él también cerró sus ojos, cubriéndolos con uno de sus macizos antebrazos, mas no por mucho tiempo. Un peso extra se cernió sobre su cuerpo desnudo, lo que le hizo destapar un ojo para ver a la responsable que se acomodaba con descaro sobre él.
—¿Qué estás haciendo? —Su tono profundo salió con un poco de somnolencia.
—Descansando, ¿no lo ves? —respondió casualmente, buscando la forma más cómoda para que su cuerpo curvilíneo y suave se amoldara contra ese cuerpo bien trabajado, en especial a ese fuerte y duro pecho que él poseía—. Éste es mi lugar favorito.
