3. Una fiesta que promete

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—Ha sido una maravillosa presentación, Off —Ohm se acerca para rodearme con su brazo— pero no luces muy bien —es verdad, me duele el corazón— ¿Deseas olvidar la fiesta de despedida y volver a casa?

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—Ha sido una maravillosa presentación, Off —Ohm se acerca para rodearme con su brazo— pero no luces muy bien —es verdad, me duele el corazón— ¿Deseas olvidar la fiesta de despedida y volver a casa?

—No. No quiero perdérmela. Quizá sea...

—Bien, bien. Entonces no perdamos más tiempo. Después de hacer llorar a más de cien personas, mínimo necesitas consolar algunos corazones, deleitándolos a todos con una aparición.

—Eres jodidamente molesto, querido amigo —remarco, pero es una total mentira. Ohm es un amigo incondicional. Mi confidente. Paso mis manos por el saco de mi traje y suelto los botones. Retiro mi corbata y la envuelvo en el cuello de mi mejor amigo.

—¿Nos vamos? —pregunta, algo preocupado, mirándome fijamente— Sigues llorando —me dice y llevo una mano a mi mejilla, ni siquiera me había dado cuenta de ello.

—Estoy bien. —Ohm no me quita la mirada de encima, mientras sube al auto—. Por un momento creí que no terminaría la canción.

—¿Te hace sentir mejor, haber hecho semejante declaración?

No, no lo hace; pero era la única manera que se me ocurrió, para dejar salir todo lo que tengo atrapado dentro del corazón.

—Solo un poco, nunca será suficiente, lo sabes.

—¿Quizá si te dieras la oportunidad... si se la dieras a ambos?

—Así es mejor —digo a secas y Ohm comprende. Pone el auto en marcha, mientras yo miro la luna en el oscuro cielo, a través de la ventana.

Los minutos que dura el viaje, ninguno dice nada. Agradezco el silencio.

Ohm estaciona el auto a una cuadra de la casa donde ya todos los estudiantes de último año, se han reunido, para disfrutar los últimos momentos, juntos, antes de tomar rumbos distintos, yendo a distintas escuelas y ciudades.

Nunca me preocupé mucho por los dramas que ocurrían en la escuela, pero justo ahora, que sé que no soy uno de los que se marchará... desearía serlo, desearía marcharme, pero no solo. Quisiera poder irme con él.

Escucho la bulla de la fiesta aun antes de estar en ella. Mientras caminamos, acercándonos, oímos los eufóricos gritos que se mezclan con la música que sale por todas las ventanas de la mansión. Una suerte que no haya más casas cerca, y que los padres de Tay, hubieran salido en uno de sus habituales viajes, fuera del país.

—Creo que esta fiesta promete. —Dice Ohm alejándome de mis pensamientos, y medio sonrío, antes de responderle.

—Promete mucho trabajo de limpieza, para los pobres empleados de Tay. —Le hago una seña, mostrándole como en el jardín delantero, ya había algunos chicos vomitando.

Ohm hace un gesto de arcadas y me jala del brazo, apurando el paso. De pronto se detiene de golpe.

—Fluke dijo que vendría esta noche. —Me aprieta el brazo—. No lo he visto en dos largas semanas.

—¿Estás bien con ello?

—Claro que sí. Lo he extrañado horrores, pero hoy por fin lo veré.

Sonrío. Ohm está muy enamorado del pequeño Fluke.

Mientras entramos en la casa, mi cuerpo entero se estremece, debido a lo fuerte que se escucha la música. Hay tanta gente que siento que me falta la respiración. Algunos me saludan, los que no están demasiado borrachos, tambaleándose de un lado a otro, pero sin soltar sus bebidas.

Ohm me mira y se ríe, cuando una compañera, se lanza a mis brazos y apenas puedo sujetarla antes de que caiga de cara al piso.

La llevo hasta la cocina, mientras ella se cuelga de mi cuello e intenta besarme a como dé lugar, pero Janice puede seguir intentando todo lo que quiera, nunca sucederá.

—¡Off! —grita de pronto mi ebria amiga— ¿Ni siquiera porque es la última vez, puedes darme un besito? —Hace un tierno puchero.

—¿Quieres un poco de agua, Janice?

—Sólo un besito —replica ella y Ohm frunce el ceño.

—¡Janice! —reprende— creo que necesitas una ducha de agua fría.

Me río ante la expresión horrorizada de mi rubia amiga.

—Gracias, pero no, gracias. Me iré, por ahí... Buscaré a Fluke y a su nuevo amigo.

—¿Cómo? —grita Ohm.

—Upsss —Janice se tambalea, pero aun así se las ingenia para guiñarle un ojo y responder— Es muuuy guapo y extranjero.

La expresión de Ohm, es indescifrable. Pero estoy seguro que la mía se ha convulsionado en varias muecas, cuando un dedo se posa en la parte trasera de mi hombro y una voz, inconfundible, resuena en mis oídos diciendo:

—Hola, Off.

𝕰𝖛𝖎𝖎𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ

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Mi Off - HP31Donde viven las historias. Descúbrelo ahora