Male reader x Carl Grimes
Carl Grimes, tu Carl Grimes, con el tiempo el cariño se había convertido en un amor mutuo, en un amor incondicional.
¿Pero que se hace cuando tenés todo el amor en las manos, y el amor de tu vida siquiera tienen corazón fu...
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CARL YACIA en la cama, con las sábanas hasta el pecho y el brazo vendado y en cabestrío, descansando sobre un cojín. Su rostro, pálido pero con mejor color que el día anterior, se iluminó cuando la puerta se abrió y tú apareciste en el umbral, vacilante.
—¡Eh, entraste! —exclamó Carl, con una sonrisa amplia que le llegó a los ojos— Pensé que… bueno, no sabía si vendrías. —Hizo una mueca leve al ajustar su postura, pero el dolor no le borró la sonrisa—
─ Papá dice que soy duro. Hershel dice que tuve suerte, que la bala no… bueno, que no fue tan grave como parecía. Duele un poco, pero estoy bien.
Tú permaneciste junto a la puerta, observando. La habitación olía a desinfectante y a las velas de citronela que ahuyentaban a los mosquitos. Sobre la mesita de noche, había un vaso de agua, un plato con unas galletas y un par de revistas de cómics viejas y desgastadas.
—Pasa, pasa —insistió Carl, señalando con su mano sana una silla de madera junto a la cama— No muerde. Bueno, yo sí, pero solo las galletas —bromeó, con un tono de voz que denotaba su alivio por tener compañía.
Te acercaste lentamente y te sentaste en el borde de la silla, manteniendo la mochila sobre tus rodillas como un escudo.
—Estar asi no me gusta.. —continuó Carl, sin necesidad de que respondieras— Tener que quedarme aquí. Mamá —murmuro, revolviendo los ojos
—No me deja moverme ni para coger un lápiz. Dice que debo «reposar». Como si fuera un jarrón antiguo o algo así. —Suspiró, pero era un suspiro más teatral que de verdadera molestia
— ¿Tú...? ¿Dónde te escondiste ayer? Andrea estaba preocupada. Dijo que desapareciste después de juntar huevos con Maggie.
Tus ojos se encontraron con los suyos por un instante antes de bajar la mirada hacia tus manos. No dijiste nada, pero Carl no pareció importarle.