Verdades Ensombradas

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"No todo es lo que parece", resonaban una y otra vez esas palabras en tu mente. Sin embargo, ahora, estas palabras te dejaban con un torrente de preguntas. Te encontrabas frente a algo que te desafiaba a comprender, una sombra que repetía incansablemente: "No todo es lo que parece".

Observabas cómo la sombra se desvanecía y reaparecía, en un juego enigmático de luces y oscuridad. No tenías certeza de lo que estaba ocurriendo a tu alrededor ni de dónde te encontrabas, pero podías sentir con cada fibra de tu ser que estabas sobre una inmensa plataforma, ascendiendo cada vez más alto.

"¿Sabes a dónde vamos?", preguntó la sombra. "Vamos a mostrarte cómo han culminado los destinos de los humanos", concluyó con una sonrisa enigmática. "¿Cómo han culminado?", inquiriste con la voz titubeante, mientras tus ojos buscaban respuestas en su silueta. "Mira hacia abajo, observa lo que has traído a este mundo", agregó la sombra mientras soltaba una risa que resonaba en el aire. Incapaz de controlar tus emociones, miraste hacia abajo, y lo que viste te dejó paralizada.

Ante tus ojos se desplegaba una escena dantesca: miles de millones de seres humanos atrapados en una maraña de dolor y sufrimiento. Hombres yacían golpeados y heridos, soportando un tormento que ninguna mente podría concebir por completo. Mujeres sufrían una crueldad inhumana, vulneradas en los aspectos más íntimos de su ser. Era un panorama que la mente se resistía a aceptar y el corazón a soportar.

De pronto, la plataforma pareció disolverse en la nada. Estuviste al borde del precipicio, listo para caer al abismo, pero antes de que pudieras hacerlo, te despertaste, jadeando, en tu propia cama.

"Sofía, ¿estás bien?", Luna te interpelaba con preocupación. Tu mente aún trataba de comprender el turbulento sueño que te había aprisionado. "Hay desayuno, te estamos esperando", agregó Luna antes de marcharse. En medio de esa realidad que parecía tan normal, tu mente seguía girando en torno a la pregunta: ¿qué significaba ese sueño?

Te vestiste en silencio, mientras la trama del sueño se entrelazaba con la realidad. Sabías que había algo más, algo más profundo que tus sueños intentaban comunicarte. La sombra, las palabras, la visión atroz, todo se entrelazaba en un misterio que ansiabas resolver. En ese instante, la búsqueda de respuestas se convirtió en un viaje hacia lo desconocido, una travesía para desentrañar el enigma que se ocultaba tras la frase "No todo es lo que parece".

Cuando entras al comedor, te encuentras con los demás reunidos. Chico te invita a sentarte mientras añade: "Hoy nos espera un día largo". Miras a Fionn, y sus ojos transmiten un deseo implícito. Las emociones están palpables en el aire.

Con el desayuno sobre la mesa, la curiosidad te embarga y no puedes evitar preguntar: "Entonces, ¿cuál es el plan que vamos a llevar a cabo?"

Fionn toma la palabra, su mirada firme denota determinación: "Hemos considerado que es imperativo interrogar a los Chibis". Te inclinas hacia adelante, interesado en lo que está por decir. "Pero, ¿cómo lo vamos a hacer?", preguntas, esperando detalles.

Fionn se toma un momento antes de responder, consciente de que lo que dirá puede sonar audaz: "La estrategia podría sonar un tanto insólita, pero dada la urgencia y la necesidad de obtener la verdad, hemos llegado a la conclusión de que lo mejor sería secuestrarlos y extraerles la información". Sus palabras llenan la habitación con una mezcla de incredulidad y tensión.

La idea parece descabellada, pero a medida que Fionn continúa explicando, empieza a cobrar sentido. "Nuestro tiempo es limitado y tenemos que actuar con rapidez. Necesitamos respuestas sobre la explosión, la sombra y si hay Chibis rebeldes involucrados. Si queremos evitar el desastre inminente, no podemos dejar ninguna pregunta sin respuesta".

Luna, siempre pragmática, entra en la conversación: "Entonces, manos a la obra". Su voz es una combinación de determinación y urgencia. "Exactamente, no podemos perder ni un instante", agrega Chico, reflejando la seriedad del momento.

Caminaban por una parte de la ciudad menos transitada por los chibis, eligiendo la discreción para que su plan tuviera éxito. "Vamos a dividirnos en grupos", propuso Fionn. "Chico y Luna juntos, y Sofía y yo", concluyó con determinación.

A medida que avanzaban junto a Fionn, el plan se desplegaba ante sus ojos. Debían atraer a los chibis hacia una furgoneta de manera ingeniosa: utilizando su debilidad por las Chibiburguesas, esas hamburguesas especiales con panes en forma de nube, que conferían a la comida un toque kawaii y mágico en este mundo.

En un rincón de la calle, divisaron a un solitario chibi. Miraron a su alrededor, asegurándose de que no hubiera testigos. Era el momento, una oportunidad irrepetible. "¡Hey!", exclamaron al tiempo que arrojaban la tentadora Chibiburguesa y se alejaban corriendo hacia la esquina. El chibi volvió la cabeza y, atraído por el aroma, se precipitó tras la apetitosa comida. En un instante, lo capturaron hábilmente y lo resguardaron en una bolsa.

Para su sorpresa, el chibi no opuso resistencia, incluso devoró la deliciosa Chibiburguesa. Se dirigieron a la furgoneta y depositaron al pequeño en el maletero. Más adelante, se encontraron con Chico y Luna, quienes también habían capturado a otro chibi. "Creo que con esto será suficiente por ahora", anunció Fionn mientras se instalaba en el asiento del conductor.

La furgoneta cobijó a todos y el vehículo partió rumbo a la casa en el campo de Chico. El trayecto transcurrió en silencio, lleno de anticipación. Finalmente, llegaron a su destino. Llevaron a los chibis al interior de la casa y los ataron a sillas en distintas habitaciones. La ubicación era perfecta; no había casas vecinas ni tráfico cerca. En ese retiro tranquilo, tenían la seguridad de que su plan avanzaría sin contratiempos.

Podemos organizar nuevamente a los grupos que teníamos y llevar a cabo interrogatorios individuales con cada uno de los chibis", propuso Chico. "De acuerdo, pero toma estas máscaras para que no nos vean la cara", añadió Fionn. Las máscaras proporcionaban un escaso campo de visión, pero ocultaban lo suficiente para que no pudieran ser reconocidos.

Fionn y tú avanzaron hacia la habitación. El espacio estaba sumido en penumbras, apenas iluminado por una bombilla que colgaba en el centro de la sala, justo sobre la mesa. Junto a esta, una silla en la que se encontraba atado el chibi.

"¿Sabes algo de la explosión de ayer?", preguntó Fionn en tono serio. "¿Quiénes son ustedes? ¿Qué quieren?", balbuceó el chibi, casi al borde del llanto. Fionn repitió la pregunta: "¿Sabes algo de la explosión?". "No... no sé nada", respondió el chibi, tartamudeando. Fionn no cejó: "Sí que sabes". "¡Que no lo sé! ¡Déjenme ir!", suplicó el chibi mientras forcejeaba con las cuerdas.

"Creo que dice la verdad, Fionn", comentaste, transmitiendo confianza y temor. "Puede ser, pero debemos seguir insistiendo; de lo contrario, todo esto será en vano", respondió Fionn mientras tomaba un cuchillo. "Espera, espera. ¿Qué piensas hacer con eso, maldito loco de mierda?", exclamó el chibi en su intento por liberarse. "Esto es lo que sucede cuando me mienten en la cara. Voy a contar hasta diez, y cuando llegue a diez, descubrirás qué ocurrirá", advirtió Fionn mientras acercaba el cuchillo al chibi, sosteniéndolo frente a su rostro.

"No... no te atrevas", susurró el chibi, lágrimas brotando de sus ojos. "Uno...", comenzó a contar Fionn. El sudor empezó a resbalar por la frente del chibi mientras luchaba por escapar. "Cuatro...", continuó Fionn, su voz se volvía más intensa a medida que se acercaba al objetivo del conteo. "Seis...", prosiguió Fionn, acercando el filo del cuchillo al dedo índice del chibi.

El chibi, desesperado, clamó: "No, por favor, no sé nada". Fionn estaba a punto de decir diez cuando el chibi se rindió: "¡De acuerdo!". La tensión se palpaba en el aire mientras el chibi revelaba: "La explosión fue planeada. ¡Tú ganas! ¡Suéltame!". Fionn profundizó: "¿Planeada por quién?". "¡No puedo decirlo!", exclamó el chibi. "Pues entonces tendré que usar este lindo cuchillo", sentenció Fionn.

"¡Planeada por El Sombras!", reveló el chibi al borde del desmayo. Fionn quedó perplejo: "¿Por El Sombras?". "Sí, nuestro líder", subrayó el chibi. Intrigado, preguntaste: "El líder de cuál grupo, ¿quiénes son ustedes?". "El líder de los chibis rebeldes, los chibis que cambiarán este mundo", respondió el chibi. En ese instante, el chibi se liberó, arrebató el cuchillo de Fionn y lo hundió bajo su pecho.

La escena quedó en suspenso, cargada de un giro inesperado y un enigma por resolver.

Continuará...


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