Amigos y Peligros

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A la mañana siguiente, me desperté envuelta en un suave murmullo que flotaba en el aire como notas de una melodía secreta. Sigilosamente, me deslicé fuera de las cálidas sábanas y seguí el eco tentador que me guiaba hacia la fuente de este misterioso sonido. Mi curiosidad me llevó por los pasillos de la casa hasta llegar a la acogedora cocina, donde se desenvolvía un escenario que me hizo esbozar una sonrisa.

Ahí estaban ellos, Chico y Luna, inmersos en un ritual matutino de risas y café. "Hola dormilona", bromeó Chico mientras sostenía una taza humeante entre sus manos. Luna, con su mirada chispeante, agregó: "Cada uno duerme lo que quiere, ¿verdad?"

Mis ojos se posaron en la taza de café adornada con exquisitos brownies de chocolate. El aroma tentador llenó mis sentidos, y Chico no pudo evitar comentar: "Sigo pensando que deberías haberlos hecho de fresa, Luna". Entre risas, ella replicó: "Pero a mí me encantan los brownies de chocolate". Mi respuesta fue instantánea: "¡Me flipan los brownies de chocolate!"

Luna compartió su alegría: "Me alegro de que te gusten. Los hice porque son mis favoritos". La camaradería en la cocina se intensificó mientras compartíamos historias y sabores, tejiendo un lazo que parecía trascender las dimensiones.

Entonces, un pensamiento que había estado acechando mi mente finalmente salió a la luz: "Oye, tengo algunas preguntas respecto a este lugar". Sus ojos brillaron con anticipación mientras respondía: "Claro, pregunta lo que quieras. Estamos aquí para ayudarte".

Mis dudas encontraron su camino hacia palabras: "Entonces, ¿cada persona del mundo real tiene un Chibi en este mundo?" Luna asintió con dulzura y explicó: "Sí, cada Chibi se asemeja a una persona en el mundo real". La curiosidad me guió hacia la siguiente pregunta: "¿Y cuál es el mío?"

Chico tomó un momento antes de responder, con una pizca de enigma en su voz: "Esa es una pregunta complicada, porque este mundo es vasto y lleno de posibilidades. Podría ser cualquiera". Mi persistencia creció: "Pero, ¿cómo puedo descubrir cuál es el mío?"

Luna se acercó y gentilmente compartió: "Cada Chibi tiene una tarjeta de identificación que revela la conexión con su contraparte humana, entre otras cosas". Era una respuesta satisfactoria, pero mi curiosidad aún anhelaba más: "Y... ¿cuál es vuestro objetivo aquí?"

Luna respondió con serenidad: "Nuestro propósito es velar por la seguridad de nuestras contrapartes humanas. Cuando os enfrentáis a situaciones difíciles, actuamos como guías y fuentes de inspiración para que sigáis adelante y no os rindáis". Sus palabras resonaron en mi corazón, dando un nuevo significado a la relación entre los dos mundos que ahora estaba explorando.

La incertidumbre llenó el aire mientras mis palabras se deslizaban como hojas secas llevadas por el viento. "Entonces no lo entiendo", susurré, sintiendo cómo la pregunta resonaba en el espacio entre nosotros. Sus miradas se encontraron en un gesto de comprensión compartida, como si supieran que estábamos a punto de sumergirnos en aguas profundas.

"¿El qué?" preguntaron, sus voces fusionadas en un eco que parecía abrazar la complejidad de mi confusión. Mi mirada se encontró con las suyas, buscando respuestas en esas profundidades tranquilas. "No puedo entender por qué me he sentido mal tanto tiempo de mi vida, nunca me ha ido nada bien", admití, dejando que la vulnerabilidad fluyera libremente.

La expresión de Luna se tornó pensativa, sus ojos parecían buscar las palabras adecuadas. "Así que, ¿qué se supone que ha hecho mi Chibi?", inquirí, desentrañando el enigma que me había estado persiguiendo. La respuesta que siguió resonó en el aire como una suave brisa. "Eso es extraño", dijo Luna, su tono una mezcla de curiosidad y reflexión.

La paleta de emociones en la habitación se teñía de un matiz intrigante. El tiempo parecía detenerse mientras explorábamos juntos las sombras que habían estado acechando en los rincones de mi mente. "De hecho, ¿cómo he llegado hasta aquí?", compartí, mi voz llevando consigo la carga de años de cuestionamiento.


Y la pregunta más importante surgió: "¿Cómo puedo regresar a mi mundo?" pregunté con ansiedad. Luna y Chico intercambiaron miradas, sus expresiones llenas de incertidumbre. "No lo sabemos, ni siquiera sabemos cómo has logrado llegar aquí", dijo Luna con un tono intrigante. Chico asintió, agregando, "De hecho, ningún humano ha estado aquí hasta ahora". Sin embargo, sus ojos reflejaban determinación. "Pero encontraremos la forma de que vuelvas a tu mundo, eso seguro", aseguró con firmeza.

"Vale, perfecto", respondí, sintiendo una mezcla de gratitud y emoción ante su determinación.

Decidimos tomar un respiro de nuestras conversaciones llenas de preguntas y teorías. "¿Por qué no vamos a dar un paseo por el mercado cercano?" sugirió Luna con una sonrisa. "Así podríamos aprovechar para recoger algunas cosas que te gusten". A pesar de mis inquietudes, la idea sonaba tentadora y asentí con entusiasmo.

...

Una vez en el mercado, quedé impresionado por la deslumbrante variedad que se extendía ante mí: coloridos puestos repletos de delicias culinarias, objetos misteriosos y artesanías únicas, y, por supuesto, una multitud bulliciosa que creaba una atmósfera animada. Luna, Chico y yo exploramos los pasillos entre los puestos, disfrutando de la experiencia y compartiendo risas y charlas animadas. Pero en un instante, como si se hubieran esfumado en el aire, perdí de vista a mis nuevos amigos.

Mi corazón comenzó a latir más rápido mientras giraba la cabeza en todas direcciones, buscando a Luna y Chico. Sus nombres se perdían en la multitud. La preocupación comenzó a tomar forma en mi mente.

Y entonces, lo vi. Aquella sombra que había capturado mi atención la noche anterior volvía a aparecer, como una figura etérea que emergía de entre la bruma. Sin pensarlo dos veces, decidí seguir la dirección en la que se deslizaba la sombra, adentrándome en una calle estrecha y pintoresca.

La sombra se movía con una cadencia misteriosa, su forma y textura sugerían una presencia real en lugar de una mera ilusión. Finalmente, después de una breve pero intensa caminata, me encontré cara a cara con la enigmática figura. Mis mejillas se tiñeron de un leve rubor, incapaz de comprender por qué me sentía así frente a algo tan inexplicable.

"¿Quién eres?", pregunté, tratando de enmascarar mi nerviosismo detrás de mis palabras. La figura se inclinó hacia adelante, y su voz retumbó en el aire, llenando el espacio a mi alrededor. "Soy las respuestas a tus preguntas", respondió con un tono enigmático, como si sus palabras resonaran en los rincones más profundos de mi mente y alma.

Esta respuesta solo generó más interrogantes en mi mente ya abrumada. Sin embargo, algo en su presencia me intrigaba, y sentí que mi búsqueda de respuestas estaba a punto de llevarme a territorios aún más misteriosos y sorprendentes.

"Te veré a las 00:00 en el bosque de al lado", resonaron las palabras de aquella enigmática sombra en mis oídos, dejando una sensación de intriga y anticipación en el aire. Observé cómo se desvanecía gradualmente, como si se deshiciera en el mismo viento que lo había traído. Lentamente, mis pensamientos regresaron a la realidad, y me di cuenta de que mis amigos me llamaban, rompiendo el hechizo momentáneo.

Continuará...

El Mundo de los ChibisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora