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Las semanas en el club se pasaban rápidas, nunca faltaba el drama amoroso de una de las esquinas, el arrimón en plena pista de baile, los borrachos alineados en una de las paredes laterales, la pelea en uno de los costados y luego el que se peleaba con el guardia por sacarlo del club a empujones.

Eventualmente le agarras el gusto a ese tipo de dramas, te enteras de engaños y chismes de personas cuyos nombres no conoces, aunque en realidad puede que los hayas escuchado millones de veces. Gente nueva que se lía con un bailarín de la multitud, la gente veterana que aprovecha su influencia para lograr descuentos e invitar a alguien que les llamara la atención.

Ese era el tipo de ambiente con el que Reki convivía diariamente, su horario tan torcido le impedía casi toda actividad mañanera que realizaba cualquier otra persona.

No es que le molestara ese ambiente, no es algo que pueda cambiar y, además, le parecía interesante. Sin embargo, no podía evitar pensar en qué hubiera pasado si antes de todo no hubiera tomado las decisiones que tomó. No es nada que le guste pensar demasiado, porque de nuevo, nada cambia solo con eso, no puede retroceder el tiempo, no puede hacer de ese ambiente algo más sano.

Era plenamente consiente que ese lugar era tóxico, porque ningún lugar que se maneje con drogas y posibles mafiosos puede definirse como un lugar seguro. Él mismo se vio envuelto en problemas que afortunadamente pudo solucionar antes de ser más grandes, por lo que actualmente su mayor problema residía en las drogas y los encargos que cumplía a gente de dudosas intenciones, pero necesitaba dinero y el club no dejaba lo suficiente a menos que fuera un bailarín, pero Reki no era particularmente bueno bailando y terminó de confirmarlo cuando al intentarlo cayó sobre un cliente y por poco le rompe una pierna. 

Desde ese día se le vetó de esa posibilidad.

Así, volviendo a lo de antes. Encargos. Era el único trabajo extra que podía hacer por un buen dinero por ahora, tenía su trabajo vespertino con Oka todavía, pero desde hace un tiempo había bajado en ventas por lo que el salario se vio reducido. Era bueno considerar la idea de renunciar y buscar un mejor trabajo, pero no podía hacerlo después del inmenso cariño que le tenía a ese lugar. 

Además del hecho que le era bastante difícil encontrar uno, pese a que terminó la carrera, realmente no era solicitado pues siempre parecía haber alguien mejor que él.

Por lo que sus opciones se vieron reducidos a trabajo de medio turno, con salarios menores a los que conseguiría con un trabajo estable.

—Hey, ¿me cubres? —Uno de sus compañeros de trabajo que estaba junto con él en la barra se acercó, pidiéndole un favor.

—¿Vas a coger?

—Acabo de ver a una muchacha increíble y tengo que intentarlo —Sonrió relajado —. Sé cuál es el pago —Le extendió una bolsita que dentro contenía un polvo blanco.

—Entonces no hace falta que preguntes —Aceptó la bolsa, metiéndola en el bolsillo de su pantalón.

—Sabes, deberías comenzar a comprar la droga por tu propia cuenta en lugar de mendigar por un solo toque —Se acomodó el traje, usando todo su conocimiento para, de alguna forma, volverse más guapo.

◤•↫✨Último aliento ▪ ⋆ ▪ _°-Renga-°_✨↬•◥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora