IV

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Okinawa era un lugar relativamente pequeño comparado con las grandes ciudades que podía llegar a tener Japón. Sin embargo, buscar una simple heladería (que en realidad se podían encontrar en todos lados porque Okinawa era siempre caluroso) se estaba volviendo una tarea difícil cuando se tiene a un Reki nervioso al mando.

Y no había nada particularmente concreto para estar nervioso, pero era de esas pocas veces en las que enfrentaba sus problemas en lugar de huir de ellos, por lo que temía cagarla de nuevo y que esta vez Langa si se molestara con él. Es así como, casi sin querer, terminó decidido por solo detenerse en la heladería que pareciera vendiera la misma gloria en cono.

—Uhm... Reki.

—¿Si? —Respondió sin realmente prestar mucha atención, sus ojos continuaban en las calles, pasando su mirada por cada local que pudiera ver, analizándolo más si era una heladería.

—Acabamos de pasar por lo menos unas 3 heladerías, ¿por qué no simplemente nos detenemos en una?

—No es suficientemente bueno.

—Ah, ¿así que ahora eres un catador de helados? —Preguntó un poco con sarcasmo y un poco en serio. No sabía si existía un trabajo como ese pero definitivamente Reki no parecía un tipo catador de helados.

—Bueno, llevo muchos años viviendo aquí, he probado cada heladería existente. Así que, si, puedo al menos decir que tengo una lista de preferencia —Sonrió de lado un poco divertido, aunque Langa no alcanzó a apreciar ese gesto al seguir siendo arrastrado de la mano por el otro.

—¿Cuánto tiempo llevas viviendo aquí?

—Toda mi vida.

Ambos rieron un poco, muy sutilmente, pero lo suficiente para relajarse y sentirse más cómodos con el otro.

—Bueno, entonces si es mucho tiempo.

—¡Oye!, también tengo 25 años —Refunfuñó y Langa solo atino a reírse —. Como sea, creo que al fin llegamos a una heladería decente. No la mejor de lo mejor pero si seguimos así te arrastraría por toda Okinawa.

Langa observó el pequeño local. Era mucho menos extravagante que las que dejaron atrás de las cuales perdió la cuenta para este punto; y además, tenía un toque mucho más hogareño, parecía más un puesto familiar que un comercio bajo mandato de una marca.

—No parece una heladería —Dijo al fin, dejándose guiar nuevamente por Reki pero esta vez más calmados pues estaban entrando al pequeño lugar.

—Es un negocio familiar, pocos lo conocen pero es de los mejores helados que he probado, te lo aseguro.

Se sentaron en una pequeña mesa y observaron que no había nadie detrás del mostrador por lo que tendrían que esperar un poco hasta que el empleado llegara.

—¿Y cómo conociste este lugar?

—Un día mientras iba de camino a casa sin querer tropecé con el hijo de la familia, iba cargando material para los helados así que terminé derrumbando todo. Obviamente ayude a recoger y acomodar, me disculpé por las molestias y me hice amigo del chico, eventualmente les visité de nuevo para ayudar en el negocio, nunca llegaron a contratarme pero me pagaban por mis días de servicio. A veces vuelvo, generalmente cada que me llaman porque no hay quien supla el turno.

◤•↫✨Último aliento ▪ ⋆ ▪ _°-Renga-°_✨↬•◥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora