XVII

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La punta de sus dedos dolía horrores, juraba que podía sentir como las pequeñas venas que pudieran encontrarse ahí estaban apachurradas contra el hueso. Y sin importar cuánto daño les estuviera haciendo a las pobres puntas, seguía sin presionar lo suficiente.

—No me sale —Reki suspiró, derrotado. Dejó la guitarra de lado y se dejó caer de espaldas contra el piso de la habitación de Langa —. Creí que ya había mejorado un poco.

Langa permaneció en silencio, tratando de adivinar qué era lo que estaba fallando ahí. La falta de práctica no podía ser, porque aunque Reki no era totalmente constante, no lo había dejado de lado y de eso estaba seguro. Miró sus manos tratando de encontrar alguna diferencia con las del pelirrojo, además del claro tono de piel y la callosidad ruda de Reki.

A Langa le llamaba mucho la atención, las manos de Reki eran ásperas y duras en todos lados, entendió que era por el skate, caídas, trabajo y hacer sus propias tablas, sin embargo la punta de sus dedos aún eran muy suaves y por eso le dolía al presionar. Mientras que Langa tenía sus puntas firmes pero el resto de su mano era suave en comparación. 

Siguió inspeccionando hasta que encontró el problema, algo tan simple pero que en realidad era un gran obstáculo. Langa se levantó de su lugar, dirigiéndose a uno de los cajones cerca de su escritorio, Reki ni siquiera le prestó atención, seguía tirado en el suelo lamentándose por su extraño retroceso. Langa volvió a sentarse en su cama, dejando unas cosas al lado suyo.

—Pásame tu mano izquierda —Pidió. Reki no se movió, solo le miró desde su lugar, un poco extrañado.

—¿Para qué?

—Solo hazlo —Insistió antes de sacarle la lengua. Reki le correspondió con el mismo gesto pero obedeció, se levantó de su lugar y le prestó su mano.

Langa tomó la mano de su amigo, comenzando a inspeccionarla más profundamente. Con su otra mano se alcanzó un cortaúñas y comenzó a tratar las uñas de su amigo, dejándolas lo suficientemente cortas para que no fueran un estorbo pero no tanto como para que a Reki le doliera.

—¿Esto ayudará? —Preguntó un poco escéptico.

—Al presionar las cuerdas debes hacerlo justo con la punta de los dedos, no con la yema —Cortó otra uña y se encargó de acomodarla un poco —, si no mantienes tus uñas cortas te vas a lastimar además de no conseguir tener bien los acordes.

—¿Cómo podría lastimarme? —Reki estaba muy concentrado en el tema, porque Langa se lo estaba tomando bastante en serio.

—Podrías romperte la uña o romper una cuerda. Lo último lastima más a tu cartera en realidad.

Langa continuó con lo suyo, inspeccionando el tamaño para no pasarse y lastimar al otro. Una vez le pareció que estaban bien, procedió a sacar una lima y terminar de pulir los últimos detalles para dejar sus uñas perfectas y listas para tocar.

—No pensaba que necesitaría esto, pensé que solo vería a las mujeres haciendo eso —Comentó, examinando sus propias uñas y dejando que Langa se encargara de su otra mano está vez.

—¿Por qué solo sería para las mujeres?, es cuidado personal así que no importa tu genero, es importante hacerlo, ¿comprendes? —Langa se distrajo un momento para atrapar la mirada de Reki, que algo avergonzado asintió —. No tengas esa clase de pensamientos, tu genero no define lo que puedes o no hacer.

◤•↫✨Último aliento ▪ ⋆ ▪ _°-Renga-°_✨↬•◥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora