4. Alejandro - ¿bailas conmigo?

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Resumen: Se conoce en un baile, Alejandro te invita a bailar y al final de la noche decides pasarla con él.


Esta vez decidí hacerlo diferente, aunque no me convence.


Amo a este hombre, mi marido

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Se conocieron en un baile, porque si, a los dos les encanta ir a los bailes, Alejandro a divertirse y a ti a bailar hasta más no poder, casi casi eres la última en salir de la pista.

No era cualquier baile en donde se vieron, si no que el grupo era uno de los mejores (o el mejor a criterio tuyo) de México, Los Ángeles Azules, estaban tocando esa noche, muchísima gente estaba presente, la gran mayoría con sus celulares grabando el escenario, pero tú no, eso no era divertirse, la música, un concierto era para sentirlo, vivirlo, tu teléfono estaba bien guardado en tu bolso, solo lo cargabas para comunicarte con tu familia o amigos.

El vestido que te cubría era adecuado para la ocasión, ceñido en la parte superior, y a partir de la cadera hasta unos centímetros arriba de la rodilla con vuelo, dando la capacidad de moverte sin problemas, unas sandalias cómodas, no te quisiste poner zapatillas, porque sabías que bailarías todas las canciones, el cabello suelto, pero que en unas horas lo tomarías en una coleta o moño por el calor.

Quienes te acompañaban eran amigas y primas, bailando entre ustedes mismas, aceptando poco bailar con algún hombre, experiencias pasadas habían sido asquerosas por hombres que intentaban propasarse en tocar en lugares indebidos, arruinando la noche, así que, por esa ocasión, no sería ese caso, solo bailaban entre ustedes, excepto las que llevaban a su pareja.

Alejandro enseguida te echó el ojo, lo hipnotizaste con tu baile, el contoneo de caderas, el movimiento de manos, pies, las perfectas piernas que cargabas, y ese bulto trasero perfecto que se notaba entre ese vuelo del vestido, sentía esa urgencia de ir hacia ti, pero por ese momento le satisfacía verte bailar, sola o acompañada de otras chicas de tu grupo, observó como también bailabas con hombres, pero notando que esos eran pareja de las otras, por cómo se tocaban.

Te separaste un momento de tu grupo, caminaste directo a la carpa donde vendían bebidas, pediste una botella de agua, al pagarla lo tomaste con gusto, sentir el líquido en tu boca que corría por tu garganta era como la gasolina para los autos, sentías como te recargabas de energía, lista para continuar bailando. Sentiste la presencia de alguien cerca de ti, y no se trataba de ninguno del montón que estaban ahí, si no que esa persona se sentía fuerte, como de un hombre grande, poderoso.

Lo miraste por el rabillo de tu ojo, lo poco que estaba a tu vista te agradaba esa imagen, el tipo no se veía mal, tenía una dureza atrayente, escuchaste que pedía algo, por Dios, esa voz era única, podía calentar hasta el boiler casi inservible de tu abuela.

Lanzo una pregunta, la cual no captaste, pero sentías que fue para ti porque se te quedó viendo.

— ¿Qué?, ¿me preguntaste a mí? — cuestionaste alzando ambas cejas en señal de confusión.

— Sí, a ti. — respondió con una sonrisa juguetona. — ¿Te estás divirtiendo?

— Oh... oh, sí, sí, me estoy divirtiendo mucho.

La conversación no se extendió por mucho tiempo, porque al terminar ambos las bebidas te pregunto si querías bailar con él.

Lo pensaste por un lapso de tiempo considerable, lo observaste, se veía decente, a pesar de que se notaba un poco peligroso, pero no ese peligro de que se podía propasar, si no que otro tipo de peligro, y bueno, el tipo estaba buenísimo, no querías desaprovechar esa oportunidad de tocarle las manos, hombros y brazos, así que con una sonrisa aceptaste, haciendo que a él también se le dibujara una en sus labios.

Call Of Duty - One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora