°•|Capitulo 2|•°

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Perspectiva Jeffrey:

Estaba limpiando el bate, no podía dejar de pensar en esa mujer que asesinamos hacia un par de horas, Marcus después de matarla y volver a casa se encerró en su habitación como hacía siempre.
Yo sigo sin entender el porqué se pone tan sentimental cada vez que matamos a alguien, a mi me exita ver su carne destruyéndose por cada golpe y la sangre caer sobre mi cuerpo, eso en serio me da ganas de parar y follarme a la víctima, pero nunca tengo tiempo para hacer tan barbaridad siempre antes de acabar escuchamos una patrulla y nos tenemos que ir.

–¡Marcus!¿¡Alguna cita!?– Le grite desde el baño.

–¡Aún no!– Sonaba tembloroso.

No me preocupe por su voz, siempre sonaba así a si que ni me interesó.
Cuando termine de limpiar me quite la ropa y quede solo en Boxers.
Fui a mi habitación y seguía recordando esas hermosas víctimas gritando por vivir e intentando llamar al 112, se perfectamente que hemos salido en las noticias y han hablado de nosotros, algo que me gusta más, me encanta tener atención por ello.
Algo que no cuentan es que robamos a nuestras víctimas y es lo que más me fastidia.

–Que rabia me da todo esto– Exclamé.

Agarré mi teléfono y comencé a navegar por las redes buscando algún callejón para nuestra próxima víctima.

– Esté lugar me suena– Hablé al ver uno que me resultaba muy familiar.
Busqué el nombre del lugar y me levanté. Necesitaba verlo en persona.

–¡Marcus!– Le grité desdé mi habitación y me comencé a vestir de una manera casual, un suéter gris y pantalones deportivos.

No recibí una respuesta

–¡¿Marcus?!–Suspiré al escuchar de nuevo silencio y fui a su habitación habriendo de golpe.

Él estaba bajo las mantas sin moverse.
Me acerqué y le saque las mantas.

–¡Joder!¡Déjame!– Me gritó, su brazo estaba sangrando por varias cortadas que él tenía, dios, parece que quiera provocarme.

Me quedé callado observando y él se sentó para verme mejor.

–¡Déjame sólo!– Me volvió a gritar.

–Solo te iba a decir que voy a un callejón, imbécil– Salí de la habitación y cerré con fuerza. ¿Cómo se atreve a gritarme ese enfermo?
Suspira y salí de casa a ese callejón.

Llegué allí y entre sin pensar, cada vez que más me adentraba iba reconociendo más el lugar...
En él fondo vi una foto, una foto de un chico, lo reconocí en seguida, mi primera víctima. Sonreí al recordar cómo fue.

–¿Quién eres tú?– Una voz se acercaba detrás de mí.

Lo miré, un hombre, pelirrojo, pecoso, con un bastón, sus ojos azules me prenetaban con la mirada y no pude sentir inquietud.
No sabía cómo responder, era muy parecido a él... Pero él era un chico adorable no un hombre que miraba con odio y seriedad.

–¿Y bien?– Volvió hablar sacándome de mis pensamientos.

Me mordí el labio inferior.
–Soy Luis– Fingí un acento estadounidense y cambie mi tono de voz.

–Bien, Luis, ¿qué haces aquí?– Se acercó con las flores a la fotografía de Damián y las dejo enfrente.

–Solo paseaba, ¿qué te importa?– Pregunté enojado.

–No quiero que nadie se drogue o beba enfrente de donde murió mi prometido– Confesó sentándose en el suelo como podía

Mi sangre se helo, él era Lúan, mierda.

–Solo vine a ver qué había por aquí– Mentí.

Lúan se quedó callado.
No sabía que decir, esta bastante bien para lo que le hicimos, va con un bastón, pero me lo esperaba peor...
Esto será muy complicado de lograr si él está bastante bien físicamente.

Lo miré desde donde estaba y pude distingir un uniforme de policía a demás de cosas en un cinturón.
Maldecí en un murmullo.

Lúan me miró de reojo y entrecerró los ojos.

Yo no había cambiado mucho desde la última vez que nos vimos, solo me creció algo de barba y sabiendo que él me conocía era probable que me descubriera.

Tosí disimuladamente e intenté irme lo antes que podía.

–Deténgase– Me ordenó.

Fingí no a verle escuchado y salí del callejón.

Pasó un rato sin poder verle, logré despistarle o eso creo.
Entre a mi casa de nuevo y fui de nuevo al cuarto de Marcus.

Él cuarto estaba cerrado, golpee la puerta varias veces.

–¡Habré!– No respondió nadie.
Algo preocupado puse mi oreja contra la puerta y escuché jadeos.
–¡Qué asco das!– Fingí decir y fui directo a mi habitación.
Había por fin encontrado a una nueva víctima, esto iba a ser divertido...






































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Siento no haber podido ir sacando capítulos, pero estoy intentando volver a escribir, aunque hago lo que puedo porque mi imaginación se desmorona.

Besitos💜💜💜.

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