Thirty eight: Una disculpa ¿aceptada?

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- Hoy regresa. Espero tengas todo preparado. -le dijo Minho a Hyunjin.

- Lo tengo todo bajo control. No te preocupes.

- ¿Ah sí? ¿Qué le vas a decir? ¿Qué le vas a regalar? ¿Cómo se lo vas a pedir? -preguntó Jungwon.

- ¿Por qué siempre estás aquí últimamente? -preguntó Hyunjin frustrado.

- Porque soy la mano derecha de Jay hyung. Debo estar aquí. Ahora responde.

- Solo le diré la verdad. Que lo extraño y que soy un idiota por no ver más allá de sus intenciones.

- ¿Qué le vas a regalar?

- ¿Mis disculpas no son suficientes?

- Es Yang Jeongin, un chico al que le regalaron una estrella solo por existir. ¿Tú crees que tus disculpas van a ser suficientes?

- ¿Le regalaron una estrella?

- Sí, piénsalo muy bien, no le puedes dar cualquier cosa. Pero, te voy a ayudar un poco, los detalles sencillos y de corazón, le encantan. Le puedes regalar una flor y decirle que te acordaste de él cuando la viste y te amaría toda la vida.

- Para ser un chico millonario, es muy sencillo.

- Sí, lo es. En eso nos parecemos muchísimo.

- ¿Por eso guardas todas esas pequeñas flores en tu libro favorito? -preguntó Minho, recordando la ocasión en la que vio todas esas flores.

- ¿Aún las conservas? -preguntó Jay.

- Eso no es de tu interés. Pero sí, aún las conservo. Yo espero que tú conserves todas las cartas. -le dijo Jungwon.

- Sip, aún las tiene. Las guarda en un pequeño cofre bajo llave. -comentó Minho.

- ¡Lee Minho!

- Vamos, Jongseong, él merece saberlo.

- ¿El cofre tiene grabas las iniciales de Jay hyung?

- Así es. ¿Por qué?

- ¡Lo sabía! Sabía que no te habías deshecho de ese regalo.

- ¡Hey! Esto se trataba sobre mí, ¿recuerdan? -preguntó Hyunjin.

- Ah, cierto. En fin, yo ya te dije que puedes hacer. Adiós.

Jungwon se despidió y subió hacia la habitación de Jongseong buscando el cofre.

- Aquí está. Veamos que tanto conserva de mí.

Jungwon sacó la llave que llevaba colgada en su cuello y lo abrió.

Quería llorar. Llorar por la emoción y felicidad de ver que Jay guardaba absolutamente todo lo que le había regalado.

- Incluso conservo ese primer dibujo que me regalaste. Cuando eramos niños. -dijo Jay desde la puerta.

- ¿De verdad? ¿Dónde está?

- Está en un lugar más seguro.

- ¿En el otro cofre debajo de la cama?

- ¿Cómo?

- Te regalé dos, uno para las cartas, tarjetas y flores, y otro para los dibujos.

- Me los regalaste hace años.

- ¿Y por eso debería olvidarlo?

- Honestamente, no quiero que lo hagas nunca.

- Nunca lo haré, hyung, nadie es capaz de olvidar las cosas que le regalo al amor de su vida.

Traicioname.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora