Alexandra Stevens...
Mi madre...
Esas palabras me carcomian el cerebro poco a poco, no dejaba de pensar en eso.
Estaba recostada en mi cama esperando a que me enviara los datos de esa mujer que según Alan- o sea mi padre adoptivo- decía ser mi madre.
El sonido de una notificación en mi celular me sacó de mis pensamientos, y efectivamente, Tayler me había enviado todos los datos.
Su nombre completo, su edad, todo estaba allí.
Al parecer trabajaba en un hospital como enfermera, vivía a una hora de mi casa y la verdad es que eramos casi iguales, pero yo era delgada como una modelo de Gucci y ella tenía unas caderas enormes y unos glúteos bien definidos,su cabello le daba por los hombros además de que tenía unas lindas ondas que le aportaban volumen al mismo,pero el mio me daba por la cintura y siempre estaba lacio y desordenado, tambien mis labios eran carnosos y rojos pero los de ella eran finos y resecos. Pero algo que si teníamos mucho en común eran los ojos azules, el mismo color cielo que transmitía paz con tan solo intercambiar una mirada.
Parecía ser muy joven y al parecer estaba casada con un tal Malcom Stevens.
Un hombre de aspecto empresarial, su castaño cabello siempre peinado hacia atrás, con una mirada entre miel y verde que provocaba una ligera sensación de frialdad, una mandíbula marcada y unos labios finos y húmedos parecidos a los de su esposa.
Parecían de esos matrimonios que solo se consetraban en su trabajo y que no tenían mucha pinta de ser muy sociables, pero siempre mentenian sonrisas deslumbrantes que le daban un aspecto más elegante aún.
Al parecer, son de esos que fingen ser perfectos para la adulación de los demás.
Pero eso no era lo que me importaba, necesitaba conocer a la mujer de mirada tranquila.
Y ese día la tendría frente a mi.
❃❃❃
-¿Estas lista?- me pregunta Tayler en el auto justo en frente de la casa de los Stevens.
-Estoy lista- respondo con confianza.
Bajamos de el auto apenas pronuncié esas palabras. Debo admitir que estaba un poco nerviosa, pero no me importaba, ya estaba aquí de todos modos, no tenía nada que perder.
Toco el timbre de la casa y sale una chica como de mi edad, con un uniforme de sirvienta y con los ojos solo puestos en Tayler.
-¿Que desean?- pregunta la chica escaneandonos con sorpresa.
-Tenemos una cita con la señora Stevens- respondo llamando su atención.
Ella me miró con desconfianza para al final responder:
-Esperen un momento-nos dice para luego caminar hasta el fondo de la casa para volver poco tiempo después.
-Pueden pasar- nos invita a entrar aún escaneandonos con la mirada.
-Gracias- digo yo adentrandome a la enorme casa.
Que digo casa, aquello era un palacio. Toda la casa estaba pintada de blanco con distintas decoraciones en negro, todo súper sofisticado y elegante. Primero estaba la sala, había un sofá enorme en forma de L con cojines en distintos tonos de gris, una tele de pantalla plana de 50 pulgadas frente al lindo sofá, una mesita de cristal con un lindo florero de margaritas y un cuadro de un bosque oscuro y el cielo lleno de estrellas.
Después subimos las limpias y deslumbrantes escaleras de mármol, pintadas de un color crema que conbinaba a la perfección con el resto de la casa, llevándonos a un pasillo ancho y con una ventana de cristal a el lado derecho del pasillo, era de el mismo tono que las escaleras, había un espejo en el lado izquierdo junto a una habitación de puerta blanca y con un letrero que tenía una letra A en color café, no le di importancia así que seguí caminando hasta la última puerta del pasillo, Tayler y yo entramos con cuidado y con cautela de no hacer un mínimo ruido.
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✞𝐋𝐚 𝐜𝐡𝐢𝐜𝐚 𝐞𝐱𝐜𝐥𝐮𝐢𝐝𝐚✞
RandomSufrimiento, dolor, lágrimas, maltrato, bullying, exclusión y demás sinónimos de cosas tan orribles le sucedían a Leslie, y justo cuando parecía ir bien con su novio todo se derrumba al confesarle la verdad, la verdad de la que ante ella era complet...