Capítulo 1

14 2 0
                                    


Capítulo 1.

POV Serafiel.

Sin duda bajar a visitar a los humanos es mi mejor pasatiempo, salvo que Dios me obligue a hacer algo mientras estoy aquí.

En estos momentos me encuentro en una azotea de un hotel de Nueva York, en la fiesta de unos ricos, no es que me queje por estar de fiesta, ya que es una de las cosas que más me gustan, pero tengo que reconocer que este ambiente de gente tan adinerada no es lo mío.

Aunque para mi desgracia no estaba aquí por mí, ni para disfrutar la fiesta, si no para buscar a unos de los Dioses más fiesteros que existen y encima de todo más rebelde, aunque bueno no estoy en mi mejor posición para juzgarle, porque hay que reconocer que yo soy peor.

¿Qué pasa? ¿No habéis visto un "Ángel" que le guste la fiesta, la bebida y la lujuria? Os recuerdo a mi querido hermano Lucero del Alba o como se hace llamar Lucifer. El cual está con un brote psicótico a día de hoy y es la causa de que yo me encuentre aquí, con un Gin-tonic en la mano entre un grupo de personas que he tenido que hacer creer que soy su amiga.

Poso el vaso por mis labios mientras hecho un vistazo a las personas de mí alrededor, buscando a mi objetivo, me muevo al son de la música, a la vez que siento bastantes miradas en mí, estaba claro, soy un ser divino, todo en mi quiera o no llama la atención, desde mi pelo rubio que cae por mi espalda en grandes tirabuzones como mi piel pálida y mis ojos verdes, aunque ese día me había puesto un vestido negro ajustado y unos tacones con plataforma altos , típico modelito de fiesta, básicamente para no llevar aquellos vestidos blancos que nos caracterizan.

Ya me estaba agobiando, al no visualizar al dios que se me había encomendado "Capturar", y decido ir camino hacia la barra, a ver si el camarero me invita a un chupito sin tener que usar parte de mis poderes para someterle a que lo haga.

-¿Qué te pongo guapa?- Me dice alto el chico de la barra mientras se acerca más a mí para que pueda escucharle.

- ¿Tienes absenta?- Le pregunto.

El chico me mira asombrado, pero aun asi asiente y va en busca de esa bebida tan sumamente alcohólica.

Mientras tanto echo una mirada a la gente que se encuentra apoyada en la barra, bastante gente hablando entre ellos, estoy a punto de terminar de inspeccionar toda la larga barra cuando el camarero se sitúa en frente de mí, impidiéndome la vista.

- Aquí tienes, cuidado que es muy fuerte.- Me dice sirviendo aquel liquido verde en un vaso de chupito.

- No te preocupes, ¿dicen que es el elixir de los dioses no?- Le contesto.- ¿Qué te debo?- Pregunto sin escuchar su respuesta.

- Nada, has tenido suerte te invita el chico que está enfrente.- Responde señalando detrás suyo.

Me muevo un poco para ver quién está detrás de él, y como si de la suerte fuera, era el, el dios que llevaba toda la noche buscando.

Con unos ojos azules, que perfectamente podrías ver uno de los cielos más despejados de la historia, un pelo sedoso, rubio y lleno de semirizos cortos, un color de piel dorado, al que cualquier persona querría pasar la mano para ver si es natural o maquillaje, allí estaba el, en frente mío, separados por parte de la barra y los chicos que estaban sirviendo, mirándome intensamente con una sonrisa perfecta y notablemente seductora, sin duda, ese era Apolo.

Con el vaso de chupito en la mano le devuelvo la mirada de la misma manera y me lo bebo mirándole, sintiendo aquel líquido sumamente fuerte quemándome por dentro, menos mal que aquello no me afectaba si no, a saber cómo estaría en un par de horas.

El fin de los diosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora