La Otra Cara de la Moneda

Bones

—Daphne—Llamó Severus y la rubia detuvo su caminar para mirar con una sonrisa a uno de sus mejores amigos, pero al ver su expresión, la sonrisa desapareció—¿puedo tener unas palabras? —Ella asintió y lo siguió a una de las salas. —Quiero que sepas que no estás en juicio, ni nada por el estilo. —Daphne frunció el ceño y lo instó a que continuara con un movimiento de cabeza— Quiero saber si te has contactado con tu hermana—la rubia se tensó instantáneamente.

—No—Espetó con furia

—Daphne—La compasión brilló en los ojos de Severus

—Dije que no lo he hecho, Severus

—Te dije que no estabas en juicio, ni nada parecido. Mi padre solamente quiere saber...

—Bueno, entonces puedes asegurarle al Señor Oscuro que no he sido comprometida—Lo interrumpió—porque no he sabido de mi hermana en once años.

—Bien—Soltó rendido—Sólo quiero que sepas que entenderíamos si...

—¿Cómo te sentirías si Regulus contactará a su hermano? —Fue el turno de Severus de tensarse.

—Sabes que no es lo mismo—Respondió con determinación y arrastrando las palabras—Ella no nos traicionó conscientemente, fue manipulada y es familia

—Era—Aclaró— y su obligación era ser más inteligente

—¿Quieres decirme que, si Regulus te hubiera manipulado para que nos traicionaras, sería tu culpa?

—¡Como osas comparar a Regulus con ese maldito traidor! —Le gritó a su amigo con todas sus fuerzas—¡Ella sabía quién era Sirius desde el momento en el que lo conoció! Y si no lo entendió entonces ¡El hecho que la abandonó por ser seleccionada en Slytherin, tuvo que haberla hecha reaccionar!

—Te entiendo, pero debes comprender que ninguno de esta familia la culpa 

—¡Pero yo sí! ¡¿Acaso no lo ves?! Esa noche por su culpa perdí a mi mejor amiga, a mi hermana y a mi sobrino.

—Daphne—Susurró y ella apartó bruscamente las lágrimas que no se dio cuenta que había derramado.

—Y después perdí a Evan...y todo por elegirlo por sobre la familia, cuando él simplemente la uso...cuando para él, ella no era más que princesa sangre pura del montón...

Inicio del Flashback

5 de noviembre de 1981

Daphne no había tenido noticias de su hermana desde aquella fatídica noche. Sabía que los hechizos de rastreo no funcionaban porque ella los estaba bloqueando al conocerlos igual de bien que cualquier otro miembro de la familia. 

Evan, su hermano mayor y gemelo de Venus, le había asegurado que ella estaba viva gracias al vínculo que compartían, por lo que cuando él llegó en aquella tormenta, desesperado por su compañía en una misión, ella supo que la había encontrado.

Nada hubiera preparado a Daphne para la escena con la cuál se encontró. Venus estaba atada a un radiador de una cabaña abandonada, a la cual le faltaban bastantes tablas en las paredes y techo, inconsciente; estaba al borde de la desnutrición y vestía harapos en comparación con las costosas túnicas que acostumbraba usar.

—¿Pero qué le ha pasado? —Se atragantó la rubia, mientras caía sobre sus rodillas y tomaba el rostro de su hermana— ¿Quién la ha tenido cautiva? —La magia crispando bajo su piel en un reclamó silencioso de venganza.

—Nadie—Daphne volteó a ver a su hermano como éste si se hubiera vuelto loco —Ella vive aquí, fue su elección—La rubia se volvió a mirar a su hermana alarmada—Es un tonto castigo autoimpuesto por traicionarnos—Eso hizo que la menor de los Rosier cayera sentada hacía atrás.