Warfare

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Instalarse en Hogwarts fue bastante fácil para Draco. Si bien era una pena que no pudiera ser amigo de Sebastian y Hermione abiertamente, al menos tenía otras personas que conocía en Slytherin. De hecho, conocía a tres de los cuatro chicos con los que compartía dormitorio y rápidamente se hizo amigo de Blaise Zabini, otro chico sangre pura, pero con sus raíces en Italia.

Su apellido, tan rápido como pisó la sala común, lo llevó a ser considerado el príncipe de Slytherin, pero dado su edad, primeramente, se conformó con ser el líder de su año. Sin embargo, no perdió de vista su objetivo principal: tener a todas las serpientes bajo su control para cuando la verdad saliera a la luz.

Por su parte, Sebastian pasó su primera noche tranquilo, sentado en el descanso de la ventana de su cuarto compartido, mirando la foto de su madre y en compañía de Hedwig, hasta que se quedó dormido con lágrimas silenciosas cayendo por sus mejillas. Tanto fue su desvelo y agotamiento por el llanto, que en la mañana no se levantó a tiempo; llegando tarde al desayuno, donde se retrasó aún más debido al gran apetito de Ron y por ende llegó tarde a su primera clase. Hermione, al verlo llegar corriendo, puso los ojos en blanco y aprovechó la distracción para hacerle una seña a Draco para que se reuniera con ellos esa noche.

La próxima clase fue pociones, la que sin duda se convirtió rápidamente en la lección favorita de Draco, lo que posiblemente se debía a que conocía a Severus de toda la vida y era su padrino. No obstante, fue la que más odiaba Sebastian, no sólo porque debía fingir ser incompetente en un tema que era un prodigio gracias a la herencia de sus padres, sino que su padre debía tratarlo, tanto a él como a Hermione, como si los detestara, para evitar sospechas.

Ambos Riddle debían reconocer que no estaban preparados para esa primera lección con Severus, de hecho, la castaña notó cuando su hermano se dispuso a marcar un punto con Sebastian, causando un ceño fruncido en el menor, haciéndole preguntas que claramente su sobrino sabía, pero que debía responder mal intencionalmente. Fue por eso que Hermione intentó desviar la atención del aula hacia ella, pero no pudo evitar que sus ojos se cristalizaran cuando Severus también la atacó, siendo secundado por las burlas del resto de los alumnos.

La clase más aburrida para los tres chicos, fue la del Profesor Quirrell. No sólo porque a Sebastian cada vez que el hombre le daba la espalda le dolía la cicatriz, sino porque ellos sabían que el hombre estaba fingiendo, tanto ser incompetente cómo su tartamudeo. Sin duda sus clases con su abuelo y padre sobre Artes Oscuras eran mucho más interesantes que ese circo.

Draco, intentando adaptarse en la escuela, no había tenido mucho tiempo para pensar en sus dos mejores amigos, casi hermanos. Esto causó que se olvidara por completo de la reunión que le había pedido la castaña el primer día de clases.

Obviamente, Slytherin y Gryffindor compartían clases juntos, y él sabía que ellos se habían hecho amigo de Ron Weasley, pero no había tenido la oportunidad de hablar con ellos, disculparse o de reprogramar esa reunión olvidada, por la cual Hermione parecía desesperadamente molesta.

Esperaba y rezaba a los dioses que, una vez que se hubieran organizado, encontraran una forma de verse regularmente, ya que, a este ritmo, los miedos de Sebastian de ser abandonado por Hermione o Draco se estaba filtrando bajo la piel de este último, pero con respecto a los Riddle.

Otra cosa por la que Draco tenía curiosidad, era acerca de la misión que les sería encomendada. Sí bien debían esperar instrucciones de Severus y estaba seguro que sus amigos se entrarían antes que él, no quería quedarse afuera de la diversión.

Sin embargo, una idea lo golpeó cuando una mañana los Slytherin bajaron a desayunar y vieron al trío de Gryffindor acurrucados alrededor de un ejemplar de "El Profeta". Cabe destacar que, aunque el contacto de Draco con sus amigos había sido limitado, había sido suficiente para remarcar esa rivalidad entre los leones y las serpientes de la que tanto les habían hablado sus padres, por lo que, en este punto, el trío sospechaba que era parte su misión hacerla todavía más resaltante.

La Otra Cara de la MonedaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora