s i x

343 36 0
                                    

-¿Qué carajos?- Leah gritó hacia nosotros. Judd lo soltó y se volvió hacia la voz. Leah estaba pisoteando enojada hacia nosotros, pero mi sonrisa nunca vaciló.

-¿Qué?-

-¿Por qué estás abrazando a Bella? Espera... estás totalmente drogado.- Ella jadeó, golpeando su mano sobre su boca. Estaba claro que iba camino de emborracharse, pero la idea de estar drogada no era algo con lo que Leah se sintiera cómoda.

-Posiblemente, ¡deberías intentarlo, Leah! No me había sentido tan bien en años.- Me balanceé con la música mientras hablaba, mis ojos estaban cerrados mientras me sentía uno con el momento. No lo sabía en ese momento, pero judd me miraba con admiración en sus ojos, con una sonrisa en su rostro.

-No le voy a dar drogas a mi hermana.- Habló con su tono oscuro y profundo. Escuché un crujido y abrí los ojos para verlo sacar otra pastilla de la bolsa. Leah se quedó atónita y se quedó en silencio mientras observaba cómo Judd me daba de comer la mitad y se tragaba la otra mitad.

-No te preocupes Leah, estoy cuidando de ella. Fue su idea en todo caso.- Judd se encogió de hombros y bebe de su Jack. Empujó la botella hacia mí, lo cual acepté con mucho gusto.

-¡Joder, no puedo creerte, Judd! ¡Está pasando por una mierda! No puedes explotar eso...- La interrumpió, ahora comenzando a enojarse.

-No estoy explotando una mierda. Me estoy asegurando de que ella no muera, ¿no?- Discutieron de un lado a otro durante unos minutos mientras yo arrebataba el porro a medio fumar que se había salido de Judd y metía la mano en su bolsillo en busca del encendedor.

Lo encendí y le di una larga calada, disfrutando la sensación. Sentí que todo mi ser vibraba e incluso sus disputas no podían agriar mi estado de ánimo.

-¡Lo que sea, Judd, solo mírala, está bien! Iba a buscarla para advertirle que Tallulah acaba de decir que Sarah dijo que vio a Bradley aquí. Estoy tratando de encontrarlo para echarlo, pero aún no lo he hecho.- Sintonicé la conversación en este punto, con los ojos muy abiertos. Leah me miró con preocupación nadando en sus ojos. Judd me miró con una expresión ilegible, esperando mi próximo movimiento.

-A la mierda con ese cabrón, no me he sentido tan feliz en años y él no va a arruinarlo.- Le devolví el porro a Judd y abracé a Leah con fuerza. Parecía confundida pero me devolvió el abrazo.

-Eres una buena amiga. Lo siento mucho por todo Lee, realmente lo siento.- Me separé del abrazo y la miré. Era cierto, Leah era una persona increíble por aceptarme de nuevo en su vida tan rápido, pero las píldoras solo estaban sacando adelante mis sentimientos y haciéndolos más evidentes.

-Te amo Leah, realmente lo hago.- Le sonreí cálidamente, mis dientes rechinando ligeramente debido a que quería gurnear. Tenía una sonrisa insegura en su rostro, obviamente incómoda con el estado en el que me encontraba.

-Yo también te amo Bella. Judd, cuida de ella.- Ella me soltó y golpeó el brazo de Judd, a lo que él solo sonrió. Sus ojos se pusieron en blanco varias veces mientras las drogas se apoderaban de su cuerpo. Estoy seguro de que ambos parecíamos un maldito desastre en este momento, pero no nos importaba.

Leah nos dejó y volvió a entrar con Daniel, el chico del teatro que le gustaba. Era lindo pero nada especial. Judd y yo terminamos el porro mientras divagamos sobre cosas aleatorias. Cuando el silencio finalmente se hizo cargo, estaba pensando en cosas divertidas que hacer.

-¡Lo tengo!- exclamó al azar, haciéndome saltar por su brusquedad. Me agarró de la muñeca y me arrastró fuera del jardín y hacia el frente de la calle donde muchos autos estaban estacionados por personas que venían a la fiesta.

Vive un poco - j.birchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora