t w e l v e

250 32 4
                                    

-¡Bella! ¡Bella! ¡Por el amor de Dios, Isabella, despierta!- Fruncí el ceño con confusión mientras miraba a mi madre parada en la puerta de mi habitación.

-¡Joder, por fin! Alguien está en la puerta para ti.- Puso los ojos en blanco y cerró la puerta detrás de ella, probablemente saliendo para terminar de prepararse para el trabajo. Estaba acostumbrado a esto ya que la mayor parte del tiempo, mis padres ni siquiera estaban en casa.

Me levanté de la cama y me froté los ojos. Era lunes por la mañana y había decidido irme a la mierda a la escuela. No podía obligarme físicamente a estar rodeado de adolescentes falsos todo el día después del último fin de semana.

Salí de mi habitación y me dirigí a la puerta principal, que abrí, revelando a un adolescente de aspecto cansado con cabello negro y azul. Bostezó cuando abrí la puerta, luciendo exhausto. Arqueé una ceja hacia él.

-Hola Judd.- Crucé los brazos sobre mi pecho y le di una mirada que decía "¿por qué estás aquí?" se apoyó contra el marco de la puerta y se cernió sobre mí.

-¿Puedo entrar?- preguntó, copiándome cruzando los brazos sobre el pecho. Rodé los ojos hacia él.

-¿Este chico realmente cree que puede tratarte como una mierda y luego volver a tu vida?- Salté cuando una voz habló descaradamente detrás de mí. Me di la vuelta y vi a alguien que no había visto en unos 2 meses. Fruncí el ceño hacia ella.

-¿Qué?- Judd miró dentro de mi casa a lo que salté, pero me miró raro cuando no vio nada.

-Lo siento, sí, entra.- Abrí la puerta y lo dejé entrar. Olía a madera quemada y marihuana.

-¡Mamá! ¡Judd se va a fumar un porro conmigo en el jardín!- Le grité a mi mamá, haciendo una parada rápida en la cocina para buscar mi bandeja rodante. Mis padres sabían que fumaba y no les importaba particularmente, lo que no me sorprendió, ya que nada de lo que hice justificaba que les importara un carajo.

Lo llevé al jardín donde había un banco balancín más grande, similar al que estaba en nuestro porche delantero. Nos sentamos en él y comencé a liar un porro, esperando que él hablara primero.

-¿Qué tan aburrida fue tu fiesta sin mí?- Tenía una pequeña sonrisa en su rostro mientras sus ojos escaneaban mi jardín de tamaño promedio. No era nada comparado con el suyo, pero ¿qué se podía esperar con lo ricos que eran sus padres? Supongo que pensó que había arruinado mi noche al crear una escena, aunque terminó siendo extremadamente divertida por eso. Sonreí, lo que lo confundió visiblemente.

-En realidad se puso bastante bien. Me hice amigo de Matt y Charlie.- Me reí para mis adentros, asumiendo que él asumiría que Charlie era una persona. Rodó los ojos.

-Mirate probando un poco de coca. Aunque creo que estar ebrio serías más divertido que la coca.-

Se encogió de hombros, sacó su encendedor negra del bolsillo y me la entregó para que pudiera utilizarlo antes de que saltara la chispa. Murmuré mi agradecimiento y lo encendí antes de responder.

-Él no tiene derecho a decir lo que más le gustaría de ti.- Connie siseó, exigiendo mi atención. Seguí ignorándola.

-Me estaba ensuciando demasiado. ¿Cómo estuvo tu noche?- Pateé ligeramente el suelo, haciendo que el columpio se balanceara un poco. Antes de que pudiera responder, mi mamá salió. Ella hizo un gesto hacia el porro para tomar un poco mientras me hablaba.

-Me voy en un minuto, pero mi trabajo es en la ciudad. Creo que tu padre y yo nos quedaremos allí por una semana o dos. Te dejé algo de dinero en la mesa de la cocina.- Rápidamente tomó algunas bocanadas a la vez antes de exhalarlas mientras se las pasaba a Judd. Él asintió hacia ella.

Vive un poco - j.birchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora