s i x t e e n

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Era el cumpleaños de Leah y el plan era cenar con su familia y luego una noche de chicas. Aunque la idea de estar con Leah me hizo sentir ansiosa, especialmente considerando que esa noche sería una noche de chicas, no quería perderme el cumpleaños de Leah como lo hice el año pasado. Ella era mi mejor amiga después de todo y su amistad no vale ni una mierda borracha. Tara y yo nos llevábamos bien en este punto, sin enfrentarnos entre nosotras. 

No es culpa nuestra, fue de un completo imbécil. Desde esa noche no había visto a Judd. Leah llevó sus cosas a la de ella y pasé la semana viendo películas sola con comida de mierda o invitando a Leah a venir. No quería hablar con Judd. Sé que lo que hicimos fue sólo sexo borrachos, pero me molestó que después de que él no pudo conseguir mi atención la noche de Halloween, fue y se acostó con la primera persona que llamó.

Salí de mis pensamientos una vez que llegué con los Birch. Me enderecé un poco antes de tocar el timbre, agarrando los regalos que le había comprado. La puerta se abrió y no tuve que levantar la vista para ver quién era, el familiar olor a madera quemada y Jack Daniels inundó mis fosas nasales antes de que pudiera. Me burlé y lo empujé, sin siquiera mirarlo a la cara.

-Hola Bella, sí, puedes pasar. Genial.- Murmuró sarcásticamente para sí mismo, cerrando la puerta. Me dirigí al comedor donde Diane estaba poniendo la mesa. Le di un pequeño abrazo de hola.

-¡Ha pasado un tiempo desde que te vi! ¿Cómo van las cosas?- Tenía un tono tan sincero cada vez que hablaba, como si realmente le importara la conversación. Sonreí un poco tambaleante.

-¡Bien, gracias! Espero con ansias una noche de chicas, la última no fue la mejor.- Me reí torpemente, notando por el rabillo del ojo a Judd subiendo las escaleras pisando fuerte. Diane terminó de poner la mesa y luego se sentó a mi lado.

-Leah dijo que era un poco incómodo, pero no dijo por qué. Estoy segura de que esta noche será mejor, cariño.- Ella sonrió antes de bajar la voz a un susurro.

-Les compré una pequeña botella de vino, no se lo digan a los chicos o esperarán que se la compre tambien.- Ella me dio un codazo en el hombro mientras yo me reía entre dientes y sacudía la cabeza hacia ella.

-¿De qué estás hablando?- Preguntó Nick mientras entraba al comedor con Andrew, sentado también a la mesa.

-No mucho, ¿cómo has estado Nick?- Sonreí cortésmente y decidí que también podría conocer al otro hermano de Leah, pasé una buena cantidad de tiempo aquí.

-No estoy tan mal, Andrew, triste con la perdida de Missy todavía.- Nick le hizo un gesto a su pequeño amigo con forma de pera. Andrew mostró una sonrisa triste.

-¿Quién es la señorita?- Levanté una ceja. Sonaba como el nombre de una mascota o algo así, así que supuse que su mascota debía haberse escapado.

-Mi ex novia.- Suspiró, apoyando su rostro en su mano, su codo falló la mesa en el primer intento. Contuve una risa y le di una sonrisa comprensiva.

-Está bien amigo, estoy seguro de que algún día tendrás otra novia. Sólo eres joven.- Todavía parecía extremadamente triste, pero no podía hablar antes de que Elliot trajera la cena. Eran espaguetis a la boloñesa, uno de mis favoritos.

-¡Leah! ¡Judd! ¡A cenar!- Diane le cantó a sus hijos desaparecidos, seguido de fuertes pasos que resonaron por el pasillo. Leah apareció ante Judd y tomó asiento a mi lado. Estaba agradecido por esto, hasta que me di cuenta de que el único asiento libre estaba frente a mí. Se sentó allí y miró la comida, como si acabara de apuñalar a su amada mascota o algo así.

-¿Estás bien?- Leah sonrió, haciendo girar los espaguetis en su tenedor mientras hablaba. La copié, ignorando al idiota sentado frente a mí.

-Sí, estoy bien, ¿tú?- Leah le devolvió la sonrisa y respondió una respuesta breve.

Vive un poco - j.birchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora