s e v e n t e e n

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Sonó el timbre de la casa de Leah y ella corrió emocionada hacia allí, dándoles la bienvenida a todas las chicas. Ellas chillaron mientras se abrazaban. Puse los ojos en blanco un poco pero decidí ir a saludar.

-¡Hola, chicas!- Sonreí, abrazándolos a todos individualmente. Enganché mi brazo con Tara, sabiendo que solo pasaría un minuto hasta que Judd saldría del comedor para ir a su dormitorio.

-Sé que esto podría ser un poco incómodo, Bella...- Interrumpí a Tara, apretando su brazo.

-No seas tonto. Creo que Judd y yo nos hemos reconciliado ahora de todos modos, somos amigos otra vez. No podría importarme menos con quién se acostó.- Me encogí de hombros, sonriéndole genuinamente. Ella me devolvió la sonrisa. En ese momento, Judd salió del comedor e intentó pasar a escondidas. ¿Le dejaría? no seas tonto.

-¡Oh, Judd!- llamé. Lo vi resoplar mientras se giraba, dándome una mirada incómoda.

-¿Qué?-

-Estaba diciéndole a Tara, ya sabes, Tara, ¡que tú y yo nos hemos reconciliado! y que incluso te ofreciste a darme un cigarrillo para compensarlo.- Sonreí descaradamente, sabiendo que lo estaba poniendo en una posición incómoda. Considérelo los pasos que debía tomar para que esta amistad volviera a donde estaba. Suspiró y se frotó los ojos.

-Sí. Mejores amigos.- Se dio la vuelta y se dirigió hacia su habitación.

-Voy a ir a buscar ese porro ahora, nos vemos en 20 damas.- Le guiñé un ojo a Leah, lo que la hizo reír. Ella sabía que yo estaba haciendo que Judd trabajara deliberadamente para lograr mi perdón, y yo sabía que ella lo respetaba. Subí corriendo las escaleras y llamé a su puerta antes de entrar. Él ya estaba liando el porro. Cerré la puerta y me reí entre dientes.

-¿Cómo estás entonces?- Rompí la incomodidad y caminé más hacia su habitación. Me dejé caer en su cama, abrí mi teléfono y comencé a navegar por Instagram.

-¿Así que estamos bien otra vez? ¿Así de simple?- Él ignoró mi pregunta.

-Así de simple. No me importa lo que hagas, Judd, simplemente no quiero que me tomen por una taza. Somos amigos después de todo, eres libre de hacer lo que quieras.- Descarté toda la conversación y tomé el porro que estaba pasando. Me di cuenta de que ni siquiera lo había encendido todavía. Sonreí ante el gesto antes de encenderlo yo mismo.

-Muy bueno.- Nos sentamos en silencio nuevamente, disfrutando nuevamente de la comodidad de la compañía del otro. Algo que tenía que admitir, aunque no quisiera, era que su compañía era cómoda. Disfruté poder sentarme en silencio con alguien sin sentirme obligado a entablar una conversación. Al mismo tiempo, la conversación fluyó muy fácilmente entre nosotros.

-No puedo creer que tengas otra noche de chicas con Tara.- Se rió levemente y se desplomó en la cama a mi lado. Le pasé el porro y me reí ligeramente para sacar el humo de mis labios.

-Ella es una buena chica. No es su culpa que seas un idiota.- Le di un codazo en broma, tratando de quitarle importancia a toda la situación.

-No te dije que fueras a hacerte amiga de mi sexo de seguridad.- Bromeó, la comisura de su boca formó una sonrisa.

-¿Sexo de seguridad?-

-Sí, la única persona que conoces siempre estará dispuesta a joder.- Se encogió de hombros mientras explicaba. Me reí.

-Supongo que eres mi sexo de seguridad, ¿no? Después de esa noche, estoy seguro de que volverías a por más.- Quería venganza por la mierda que hizo en la cena. Comencé a intentar imitar los ruidos que hacía: gruñidos bajos.

-Joder Bella, tu coño se siente tan..- Mi imitación terminó cuando Judd gritó mientras me volteaba sobre mi espalda, sosteniendo el porro lejos de nosotros mientras su mano libre descansaba en mi garganta. Tenía un agarre lo suficientemente firme como para que mi respiración se volviera superficial mientras sonreía amenazadoramente.

-Callarse la boca.- Me soltó, cayéndose de mí con risas escapando de sus labios. Me quedé allí mientras esperaba que mis mejillas teñidas desaparecieran, luego me levanté de la cama.

-Así no es como se hacen amigos, Judd.- Todavía se reía para sí mismo mientras le golpeaba la cabeza. Cogí el porro y rápidamente le di unas cuantas caladas antes de devolvérselo.

-Me uniré a mis amigos ahora. Diviértete.- Me incliné y me acerqué a un centímetro de su cara antes de soltar humo y alejarme, siendo ahora yo quien se rió. Lo dejé solo con sus pensamientos, con una sonrisa en mis labios.

-Estás jugando un juego peligroso.- Connie me murmuro al oído. Salté un poco, mirándola.

-¿Qué quieres decir? ¿Con Judd? Por favor, sólo estábamos bromeando.- La despedí. Ella sacudió su cabeza.

-Te estás lastimando, Bella. Te aferrarás a cualquier buen sentimiento que tengas y ese chico homicida te dio un buen sentimiento que realmente cuenta.-

Ella sostuvo mis hombros, frotándolos con amor. Suspiré.

-Merezco sentirme bien, Connie. ¿Y qué pasa si es un poco de sexo sin sentimientos?-

-Porque no dejará de tener sentimientos para uno de ustedes y luego el otro resultará herido. Considerando que es básicamente un asesino en serie, supongo que serás tú quien resultará herida.- Explicó, tratando de hacerme entrar en razón. Le hice una mueca.

-Cállate, Connie. No me enamoraré de Judd Birch.-

Vive un poco - j.birchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora