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✧.* capítulo quince: ' cena de celebración '

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DAENERYS OBSERVÓ POR EL RABILLO del ojo a su sobrino, el primogénito de la heredera le dedicó una sonrisa ladina, aparentando oír atentamente lo que Baela le estaba contando a su lado. La peliplata desvío la mirada, bebiendo un sorbo del suave vino en su copa, su vista se clavó momentáneamente en su media hermana, la rubia se reía con Daemon, mientras él acariciaba con delicadeza su vientre abultado. Alicent los miraba de reojo con evidente fastidio

Tanto ella como Rhaenyra se vieron en la obligación de usar vestidos con el color de la otra para complacer al rey, asimismo, como la consorte iba de negro y rojo, la heredera iba de verde.

Aegon se aclaró la garganta, Daenerys giró la cabeza para verlo y él recuperó la compostura, apoyando los codos sobre la mesa con un semblante serio, casi enojado. Apretó sutilmente el elefante de porcelana entre sus dedos, sin la fuerza suficiente para poder romperlo.

──¿Eso no es de nuestra niña? ──preguntó la hija mayor de Alicent, arrugando el entrecejo. Sus orbes violáceos clavados en los delicados detalles que adornaban el juguete.

El primogénito de la reina verde, sin apartar la vista del objeto, asintió cortante. Daenerys frunció el ceño e instintivamente miró a Jacaerys, ambos compartieron una chispa de confusión a través del contacto visual.

La rubia abrió la boca para pronunciar palabra, pero el sonido a ser emitido se quedó atorado en su garganta cuando las puertas del salón se abrieron de repente. De forma veloz, movió la silla para atrás y se puso de pie, con ambas manos entrelazadas al frente.

Los hermanos Targaryen miraron al rey Viserys al mismo tiempo, el anciano de escaso cabello plateado entró a la habitación en una silla de plata que dos pares de guardias cargaba en sus hombros a cada lado.

Cuando lo dejaron en su lugar, los presentes en esa mesa volvieron a tomar asiento, sumidos en el silencio, observando atentamente al soberano. Él los miró a cada uno con ternura, antes de hablar.

──Me alegra verlos esta noche, juntos ──mencionó, su tono ronco y cansado, reflejo de todos los años de sufrimiento por los que pasó.

Alicent apretó su mano.

──¿Oramos antes de iniciar? ──cuestionó, mirando a su esposo con una sonrisa.

──Sí ──respondió.

Al instante, la mesa se hundió en el silencio y algunos imitaron la acción de la consorte al unir ambas manos con los codos apoyados sobre la mesa. Sus hijos solo se limitaron a mirar, a veces Daenerys y Helaena la acompañaban al septo a seguir sus oraciones, pero no creían del todo en la fe de los siete.

BAD BLOOD ೃೀ house of the dragonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora