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CAPÍTULO ESPECIAL ; the princess becomes a woman.


AÑO 120 D.C

EL ESCUDO PROTECTOR de la princesa la observó con preocupación. Aún reposando en esa cama, incapaz de moverse y sintiendo dolores agudos en el vientre bajo, con sangre deslizando entre sus piernas. Daenerys seguía siendo la usual niña de carácter fuerte con un temperamento inquebrantable. No permitiría que el sufrimiento la demacrara, aunque técnicamente lo hacía.

—Me sentí...—apartó la mirada, analizando sus siguientes palabras, y los efectos que estas tendrían sobre la platinada— impotente. Por no saber como ayudarte.

Daenerys sonrió, estirando su mano sobre las sábanas, el rubio notó sus intenciones al instante pero no tuvo la valentía de poner límites.

Cuando la ojimorada entrelazó sus dedos, observó rápidamente a su alrededor para asegurarse de que nadie lo hubiera visto. El maestre tenía las narices metidas sobre los viejos pergaminos y las doncellas estaban limpiando la habitación, absortas a lo que ocurría entre el juramentando y la platinada.

—No quería preocuparte —susurró la princesa, sintiendo el calor subir por sus colorados pómulos. Su piel se erizó cuando Dickon comenzó a frotar con delicadeza sus dedos contra el dorso de su mano—. Pero para mí esto también es nuevo, tengo mucho miedo porque sé lo que se espera que haga ahora...

—Sí, es verdad —respondió cabizbajo, y Daenerys supuso por su tono delicado que la situación le afectaba tanto como a ella.

—Pero tengo miedo, Ser, no quiero casarme y terminar...como mi madre —admitió, con la voz temblando—. Dando a luz herederos para un hombre que me triplica la edad. Y no tendrá piedad de mí.

El rubio apretó un poco la mano de Daenerys, obligando a la princesa a mirarlo a los ojos. Cuando Dickon vio pequeñas lágrimas en sus orbes violeta, sintió su sangre hervir.

—Nadie podrá lastimarte mientas estés bajo mi cuidado —prometió, sacándole una sonrisa a la peliplata.

La burbuja de tensión que se creó entre ambos explotó cuando el maestre se puso de pie y se vieron obligados a soltar sus manos. El hombre se acercó a la princesa para hacer otro pequeño chequeo, y una vez que se aseguró de que todo estuviera bien, volvió a su asiento.

Daenerys pasó toda la tarde en compañía de su escudo protector, deseando poder salir de esa cama lo antes posible para retomar vuelo sobre Viserion. La bestia cada día más colosal que el anterior.

BAD BLOOD ೃೀ house of the dragonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora