12. Día de compras.

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Habían pasado 8 días, desde que traía el yeso, desde que no había ido entrenar a los chicos los cuales entendieron mi situación y también desde que no hablaba con casi nadie... Sin pasar por alto que la escuela había empezado justo tres días después de mi accidente, yo no había ido por suerte tenía permiso autorizado así que no me preocupaba y ahora solo me quedaba disfrutar el fin de semana los cuales eran mis dos últimos días de descanso.

– Shelley no entres, lo más seguro es que aun esta dormida – oí como Max trataba de detenerla.

– Pero son las 6:00 de la tarde, casi noche – se quejó y luego oí que abría la puerta de mi cuarto – vez ya está despierta y tu no querías que entrara.

– Ya te dije que luego a estas horas esta dormida ¿aun no lo entiendes?

– Bueno ya dejen sus peleas de niños pequeños – dije mientras reía ya que esta semana había sido lo mismo todos los días.

– Pero el...

– Max te dijo la verdad ya que estos días he estado durmiendo más de lo normal.

– Bueno ya no importa, mamá te mando fresas con crema y otras bañadas en chocolate tus favoritas – cuando dijo esto Max la miro indignado, pero ella solo lo ignoro – y más galletas para todos.

– Si tu mamá sigue mandándome más fresas la voy a amar infinitamente.

– No entiendo porque te sigue consintiendo – yo solo reí, pero Shell lo miro con cara de pocos amigos – ¿Qué? A mí nunca me ha mandado mi comida o postre favorito.

– Es porque a mí me quiere más que a ti – el volvió a mirarme indignado, pero lo ignoré y fui a la cocina para guardar las cosas.

– Nini ¿ya compraste tu uniforme y tus útiles? – quedé atónita y negué – si quieres podemos ir mañana y así igual te ayudo ¿Qué te parece?

– Me parece perfecto porque realmente no me acordaba del uniforme – las dos reímos – bueno me voy porque tengo tarea que hacer, pero mañana paso por ti a las 12:00 no te duermas tarde.

Yo asentí, nos despedimos y se fue, ella tenía tarea que hacer y yo tenía que comer.

– Nini ¿Dónde están mis audífonos y mi sudadera negra? – preguntaron Ian y Max entrando a la cocina yo solo los mire mal ya que estaba a punto de comer.

– ¡Nini! Necesito mis audífonos.

– Y yo necesito la sudadera.

– ¿Cómo porque voy a saber dónde están sus cosas?

– Pero...

Dijeron al mismo tiempo, yo los ignoré y seguí comiendo. Ellos siguieron insistiendo, pero la realidad era que ni siquiera yo sabía dónde estaban sus cosas.

– Sinceramente no sé dónde están sus cosas, pero porque no van y las buscan bien entre todo el desastre que tienen y me dejan comer tranquila.

Ellos hicieron caso y yo seguí comiendo el delicioso filete con ensalada que había preparado mi tía hace algunas horas. Al terminar de comer lave los trastes que ensucie, los seque y guarde, cuando estaba por subir a mi habitación escuche que tocaron la puerta.

– Hola Henry, Ian y Max están en sus cuartos.

– Hola Alessia, no tranquila solo paso de rápido para traerle estas cosas las olvidaron en mi casa.

– Vale yo les doy sus cosas gracias – él me sonrió y se fue, mientras yo mire que había en la maleta y ¿Qué creen? eran sudaderas de esos dos tontos y los audífonos de Max.

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