-Capítulo 15-

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La situación me ardía. Ya no sabía qué hacer y estaba claro que todo era mi culpa. Me tenía que disculpar con Arlo y dejar de buscar su atención, aunque realmente eso ya lo había empezado a hacer. No buscaba encontrármelo por cada esquina, y eso él lo había notado. Ya nada era lo mismo entre nosotros, y a veces le echaba de menos, pero tenía que ser honesta conmigo misma. Me gustaba Callum desde el principio. Eso era así. Incluso cuando estaba con Arlo pensaba en Callum. Mi cuerpo estaba con Arlo, pero tanto mi corazón como mi mente se agarraban al líder del grupo. Eso no era justo ni para Arlo ni para mí. Nos dañaba a ambos. Y sí, lo reconozco, lo que pasó con Arlo solamente fue para ver si me olvidaba de una maldita vez de Callum. Lo veía imposible e intenté quitarme esa idea de la cabeza opacándola con otro chico. Lo de Arlo no funcionó, pues Callum no desaparecía. ¿Era una mala persona por ello? Pues la respuesta era clara: Sí. No había más. Había jugado con sus sentimientos y eso no lo podía negar. ¿Arlo se enfadaría conmigo si le termino de contar toda la verdad? Pues obviamente Elodie, basta ya de pensar todo y actúa de una maldita vez. Esta no eres tú, de verdad, para de perderte a ti misma y céntrate de una vez.

-¿Arlo?

Empujo la puerta de la habitación del chico y lo encuentro parado frente a la ventana mirando por ella.

-Hola Elodie, ¿todo bien? ¿Pasa algo?

Entro y me quedo parada enfrente suya.

-Necesito decirte de una vez toda la verdad. De esta forma, ninguno de los dos sufrirá mucho más.

-Bien, pues adelante.

Me aclaro la garganta y procedo.

-Me gusta Callum desde que lo vi por primera vez.

Arlo no parece sorprendido.

-Ya, eso me lo habías dicho.

-Sí, pero te dije que lo nuestro sí había sido real a pesar de eso...

-¿No lo fue?

Me cuesta decirlo, pero al final lo suelto.

-Sé que te repetí muchas veces que sí, pero realmente no. Me cansé de que Callum no saliese de mi cabeza y, pues, intenté deshacerme de él opacando mi vista contigo.

Arlo ahora sí se sorprende. Su rostro aguanta esa expresión de sorpresa, pero no tarda mucho en cambiar a una expresión de odio.

-¿Vas en serio?

Asiento y él da un paso amenazante hacia mi. Me agarra del brazo y me acerca a su rostro. Me aprieta la piel y me duele, pero no digo nada por miedo. El corazón me late demasiado rápido, pero por suerte él se da cuenta de lo que estaba haciendo y me suelta. En ningún momento me pide disculpas, lo único que hace es desesperarse cada vez más.

-Arlo...

El chico ignora mi voz.

-Lo que me faltaba, ¡joder!

Le miro esperando a ver si dice algo más, pero no deja de mirarme fijamente.

-¿Qué...?

Pero no me deja acabar y se acerca mucho más.

-Siempre igual. Callum es guapo, tiene un buen cuerpo, es bueno con las chicas, besa bien... Lo odio. Siempre me jode. Todo el rato lo hace. Constantemente.

-Pero Arlo, alguien llegará que te quiera.

-¡Esa eras tú Elodie! ¿No te das cuenta? Lo eres todo para mi. Yo sí que te quiero y has jugado con eso como te ha dado la gana. Ojalá pudieses sentir lo mismo que yo ahora mismo, te aseguro que te odiarías a ti misma.

-Oye...

-¡No! Os odio a los dos. Siempre es lo mismo, Callum, Callum es el mejor, Callum te amo... ¡Por qué nunca soy yo!

-Arlo basta...

Noto su nerviosismo. Nunca me habría imaginado esa situación, pero ahí estaba, rompiéndole el corazón a un chico.

De un momento a otro siento una pizca de calma en su mirada y procede a hablar.

-Vale Elodie, entiendo que te guste. -Sus ojos se clavan en los míos y un enorme nudo de arrepentimiento, dolor, ansiedad y tristeza se atasca en mi garganta. Nunca antes había sentido algo de ese estilo.- Pero entonces, ¿por qué has permitido que ocurriese todo lo que ha pasado entre nosotros? Pasamos límites juntos, era algo más que íntimo Elodie, ¿no te servía simplemente con besarme? Aunque, la respuesta no es tan compleja: Te encanta jugar con la gente. Sí, eso es. Eres una mala persona, no hay más que decir.

Niego con la cabeza repetidas veces. El nudo de mi garganta no desaparece, lo que me impide articular palabra. Arlo se acerca intimidante hasta que corta cualquier tipo de distancia entre nosotros y me agarra de nuevo, pero esta vez del rostro. Siento sus dedos apretando sobre mi piel e incluso me arde su contacto.

-Me haces daño...

Arlo sonríe y dice:

-Te vas a arrepentir.

Y tras eso, me suelta bruscamente y sale de la habitación sin mirarme una última vez.

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