Hermanos

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Las mañanas en el hogar eran especialmente relajantes, las aves cantaban bien bajito como si buscaran no despertar a los anti-madrugadores

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Las mañanas en el hogar eran especialmente relajantes, las aves cantaban bien bajito como si buscaran no despertar a los anti-madrugadores.
Una mitad de la cama aún se mantenía bien armada, y en ella descansaba boca arriba un venezolano dormido, hasta durmiendo parecía modelo, con sus poses perfectas bien tendido en su tercio de cama.
La otra mitad, sin embargo... sábanas desparramadas, acolchado en el piso, ni una sola almohada a la vista, y ahí dormía mientras babeaba un argentino cansado, soltando uno que otro ronquido con cada extremidad en una punta distinta de la cama, como un nudo.

Aunque claro que la paz no podía existir para siempre, y Venezuela se encontró siendo pateado fuera de su sueño... literalmente.
Argentina solía moverse dormido, y aprovechó su espacio para ponerse a patear al venezolano como si no hubiera un mañana hasta casi tirarlo de la cama.
El venezolano quiso seguir durmiendo, pero se hizo imposible, asi que entre insultos se levantó de la cama... miró por unos momentos al dulce e inocente angelito que aún dormitaba en la cama... y estuvo a nada de despertarlo también de un golpe, como venganza.

- Coñoe'lamadre... tienes suerte de que te quiera. - Susurró, enojado consigo mismo

Rápidamente tapó bien al argentino con las sábanas y le acomodó la almohada, sonriéndo para sí mismo cuando lo vio arropárse... mierda, cuando era tan tierno se le olvidaba que debía estar enojado.
Le dio un besito fugaz en la frente y salió de la habitación, a ver si encontraba por ahí al novio que le estaba faltando en la cama.

Con tan solo unos pasos ya le estaba guiando el olorcito mañanero de un buen desayuno que fue suficiente para apagar todos sus sentidos excepto el olfato y dejarse llevar por la fragancia.
Y menos mal, porque a través de los pasillos de la casa y justo dentro de la cocina... encontró a cierto mexicano, girando un panqueque en el aire con una maestría única suya, y encima bien despierto... porque definitivamente él era el que mejor madrugaba entre ellos tres.

- Buen día, que rico se ve... Y el panqueque también - Le soltó Venezuela de repente, dándole un besito en la mejilla

México se sobresaltó al escuchar su voz, pero no tardó en reír con ternura y rodar los ojos.

- Buenos días, mi amor - Le respondió, poniendo el panqueque sobre un plato y sacando el dulce de leche, bananas y frutillas, cortando la fruta con velocidad - ¿Dormiste bien, o te despertaste porque faltaba mi calor en la cama? - Le guiñó el ojo

- No, me desperté porque el mamaguevo de tu novio me estaba pateando dormido - Se cruzó de brazos

México volvió a reír.

- Ah, soñando con futbol otra vez - Sonrió mientras empezaba a armar los panqueques

- Y si sigue así va a tener que soñar con dormir conmigo en la misma cama, porque ya no va a pasar -

El Mexicano volvió a reír una vez más, terminando el plato de panqueques para al fin agarrar a su pareja por el mentón y darle un buen beso en la mejilla, a ver si se le pasaba el mal humor de haber despertado a las patadas.

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⏰ Última actualización: Oct 23 ⏰

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