41: A 133 kilómetros de la luna.

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HUNTER

Una lágrima se desliza por mi mejilla cuando cruzo la puerta principal del instituto, con el cabello húmedo y las marcas de sus caricias en todo mi cuerpo. ¿Cuándo llegará el día en que por fin decida abrirse al mundo y volvamos a ser los de antes? ¿En qué momento todo esto se volvió tan tóxico? ¿En qué instante Harry creyó que yo iba a ser su distracción sexual para el caos que es su vida? Sacudo la cabeza sin dejar de avanzar hasta mi camioneta, abro la puerta del conductor y, una vez dentro en el silencio de mi auto, grito a todo pulmón.

Extraño los momentos felices y lindos que teníamos.

Extraño que todo fuera amor y armonía.

Pero... no extraño en lo absoluto ser un secreto más de Harry Baker.

Estoy cansado de secretos.

Enciendo el motor y piso el acelerador, teniendo perfectamente en claro a dónde es que quiero ir.

+++

Al atardecer, cuando los últimos rayos dorados del sol se comienzan a volver una mezcla de colores entre rosas, lilas y anaranjados, llamo a la puerta de la casa de Jason con el corazón acelerado a un nivel catastrófico que me preocupa un poco el hecho de que esto tenga repercusiones y me dé un infarto, o algo así. Qué sé yo. El universo no conspiró a mi favor con lo que he hecho y por poco terminaba muerto. Gracias, estrellas, por abandonarme cuando más las necesitaba.

Mi mejor amigo aparece en la puerta con solo unos calzoncillos puestos, algo que no me resulta en lo absoluto fuera de lo normal. Las primeras veces que lo visitaba me descolocaba un poco que siempre estuviera casi desnudo en su casa, pero teniendo en cuenta que está solo la mayor parte del día, teniendo encuentros con cualquier ser humano que tuviera un agujero en donde meter su miembro, dejé de tomarle importancia.

Una sonrisa se dibuja en sus labios.

—¿A qué se debe el honor de que, después de mil años, por fin me visites por decisión propia? —Inquiere, burlón.

Pongo los ojos en blanco y lo esquivo para introducirme en su casa.

—Necesitaba despejarme, es todo.

—¿Y crees que yo soy una buena compañía para eso? —Cuestiona mientras cierra la puerta principal y me giro para mirarlo a los ojos.

Guardo silencio unos minutos que se me antojan eternos, minutos donde los latidos de mi corazón comienzan a resonar en mis oídos, aumentando de volumen cada segundo que pasa. Aprieto la mandíbula al ver cómo alza una ceja, analizándome, y es entonces cuando siento el nudo formarse en mi garganta.

—¿Hunt...? —Pero no dice nada más porque, sin pensarlo, me abalanzo contra él y lo obligo a envolverme con sus desnudos brazos, pegándome la frente a su pecho que sube y baja lento con cada respiración.

Las lágrimas escapan de mis ojos y el primer sollozo brota de mi garganta, es en ese instante en que me aprieta con más fuerza, lo rodeo de la cintura con mis brazos y me rompo en mil pedazos pegado a su cuerpo.

Lloro porque no merezco que solo me utilicen.

Lloro porque me he enamorado de quien no debía.

Lloro porque he tomado una de las decisiones más horribles de mi vida.

Lloro de culpa.

Cada lágrima lleva su nombre, al igual que cada trozo roto de mi corazón.

Lloro porque lo extraño, lo necesito y lo quiero tanto.

Al cabo de unos minutos de silencio donde ninguno dice nada, solamente Jason se dispone a acariciar mi espalda con la palma de su mano y esperar a que me tranquilice, alzo el rostro hasta encontrarme con sus ojos que están llenos de preocupación.

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⏰ Última actualización: Oct 05 ⏰

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Tan cerca de la luna [UE#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora