Capítulo 5

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–Daryl, cubrenos– dijo Shane mientras todos comenzaban a avanzar al interior del edificio.

–¿Hola? ¿Hay alguien?– preguntó Rick.

Todos avanzaban cautelosos, apuntando con sus armas por si aparecía cualquier amenaza, hasta que alguien habló y toda la atención fue dirigida hacia aquella persona. Era un solo hombre, apuntando también con una escopeta.

–¿Hay alguien infectado?– preguntó aquella persona.

–Había uno, no llegó– respondió Rick.

–¿Qué quieren?– preguntó de nuevo, acercándose un poco más.

–Una oportunidad.

–Eso es mucho hoy en día. Se someterán a un análisis, es el precio de la admisión.

–No hay problema–. Aceptó Rick.

–Bien. Entonces traigan lo que quieran ahora, cuando cierre esa puerta, no se abrirá.

Algunos hombres del grupo fueron a recoger las bolsas rápidamente. El hombre se presentó como el doctor Edwin Jenner. Todos se metieron a un ascensor donde un incómodo silencio del invadió. Iban algo apretados, por lo que Naya golpeó ligeramente con el brazo a alguien tras ella. Al mirar, tuvo que alzar un poco la cabeza para ver a Daryl justo detrás de ella con un rifle, devolviendole la mirada con el ceño fruncido. Naya se tragó la disculpa.

–¿Aquí los doctores van siempre armados?– preguntó Daryl, tal vez para romper el incómodo silencio.

–Había muchas tiradas, me he familiarizado con ellas– respondió, echando un vistazo a todos. –Ustedes parecen inofensivos. Excepto tú, a ti tendré que vigilarte– Le dijo a Carl en modo de broma, haciendo sonreír al niño.

Después salieron del ascensor y caminaron a través de un pasillo hasta llegar a una sala.

–¡Vai, enciende las luces de la sala grande!– exclamó el doctor. Las luces se encendieron. –bienvenidos a la zona cinco.

Naya miró alrededor de todo el lugar con el ceño fruncido. Estaba demasiado tranquilo. –¿Dónde está el resto?

El doctor se giró para mirarla. –No hay nadie más. Estoy solo aquí.

–¿Entonces quien es Vai?

–¡Vai! Saluda a nuestros invitados. Da la bienvenida.

Hola, invitados. Bienvenidos. Respondió una voz robótica.

–Solo quedo yo, lo siento.

Dicho aquello comenzó a dirigirlos a un cuarto. Antes de seguir al grupo, un reloj grande en la pared llamó la atención de Naya. Parecía ir cuenta atrás. Decidió ignorarlo y trotó con los demás. En aquel cuarto comenzó a sacarles sangre para hacer los análisis y comprobar que no estaban infectados. Algunos de ellos se marearon un poco, ya que llevaban días sin comer a penas. Cuando el doctor supo eso, les preparó una buena cena. Todos reían y disfrutaban mientras comían y venían vino. Naya tomó asiento junto a Glenn, quien tomó la botella de vino.

–Ustedes dos no– Bromeó Dale.

–¿Qué?– preguntó Glenn sin enterarse.

–Beban, niños, quiero ver lo rojos que se ponen– Se burló Daryl.

Glenn negó con la cabeza y se río mientras Naya estrechaba los ojos hacia él. Si la estaba retando, demostraría que ya no era una niña y sabía tomar, aunque no estaba acostumbrada. Se echó vino en su copa y se lo tragó de un tirón, provocando más risas y silbidos de los demás. Dejo la copa vacía sobre la mesa, arqueando una ceja y sonriendo hacia Daryl quien la miraba con diversión.

𝖉𝖊𝖆𝖙𝖍 𝖍𝖊𝖆𝖗𝖙 - Daryl Dixon x OCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora