bitterness and sadness

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six

Despertarse en la enorme habitación le hizo sentirse como en casa, pero con un ambiente más tranquilo y a pesar del dolor insistente en su cabeza, Gwendoline extrañamente se sentía relajada

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Despertarse en la enorme habitación le hizo sentirse como en casa, pero con un ambiente más tranquilo y a pesar del dolor insistente en su cabeza, Gwendoline extrañamente se sentía relajada.  

Nuevamente, había rechazado la oferta de dormir junto a Thomas, este había salido de la habitación y no supo más de él, tampoco supo de si sus hermanos habían regresado a Londres esa misma noche, pero estaba calmada porque no la habían visto derrumbada, en su punto más bajo, quería seguir manteniendo esa imagen de una mujer fuerte en ellos.   

Cuando estuvo lista, con su vestido y su cabello recogido en una coleta alta, se encaminó a recorrer los pasillos de la casa, lo que más destaco fue un grande cuadro con su rostro colgando en una de las paredes, pero ninguno que compartiera con el hombre.     

Recorrió la casa en silencio, había tres habitaciones, una pequeña lavandería, cuatro baños en total, tres en la planta alta y uno en la baja, una cocina, comedor y una enorme sala con sillones, los cuales se aseguró que estuvieran lo suficientemente cómodos, la decoración no era lo que más le gustaba, pero tampoco estaba mal, se preguntó si Thomas se había encargado de eso. Aun así, lo que más le agradaba de la casa era su estudio.     

Era el lugar más iluminado y sereno, sabía que, a partir de ahora, pasaría el mayor tiempo ahí, por lo que empezó a equiparlo con todas las cosas que necesitaría.   

Y cuando termino, colgó sus pinturas en las paredes para darles un aspecto diferente, menos aburrido, se dio cuenta de que no tenía ni idea de donde se encontraba Thomas, que ya había pasado demasiado tiempo dando vueltas por toda la casa y que el hombre no había bajado, aun así tampoco tenía los ánimos para verlo.     

Camino hacia la cocina, cuando sintió su estómago doler por el hambre que sentía, había pasado horas intentando hacer más cómodo su nuevo hogar, que se había olvidado de comer algo y cuando por fin estuvo en silencio preparando el almuerzo, no pudo evitar que las lágrimas salieran de sus ojos y que el dolor en su pecho le hiciera soltar un lloriqueo lamentable.    

Eso era lo único que podía hacer desque que había llegado a Birmingham, llorar sin parar y sabía que eso le disgustaba a Thomas, lo podía ver en su mirada, porque el hombre hacía hasta lo imposible porque estuviera bien, pero era algo que no podía evitar y no iba a disculparse por eso. 

Cuando sirvió la mesa, miro a su alrededor, vacío, era una casa enorme para una mujer tan solitaria como ella, consideró por un momento traer a sus hermanos a vivir con ella, pero rápidamente sacudió esa idea, pensó simplemente en disfrutar de ella misma, era su turno, aunque las cosas pasaron de una manera rara, intentaría verlo de otra manera.   

Tampoco era como si tuviera más opciones para considerar.

-Huele bien. -La comida en su tenedor cayó de nuevo al plato ante el susto que le había dado su esposo al entrar.

THICK SKULL (Part I & II)  -Thomas ShelbyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora