CAPITULO 14: El viaje

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Parece que tomé una decisión algo impulsiva, pero estaba conectada con el alma de Edward, él era mi destino, así que no podía huir de él y solo pensar cuando lo dejé, un dolor se apoderó de mi pecho, como si mi mundo se quedara sin suelo.

Junto a él las cosas parecían más ligeras, era como si la gravedad ya no me sujetara a la tierra sino a él.

Mi familia no entendió bien cuando corrí a casa desnuda para ponerme una prenda de ropa y hacer las maletas alegando que me iba de viaje de unos días con Edward le pregunté a Sam recogí mi moto y la llevé de vuelta a casa, luego me despedí rápidamente sin dejar lugar a más interrogatorios.

Billy me miró con preocupación y dijo que esperaba volver a verme aunque todavía no me había ido.

El vampiro estaba un poco enojado conmigo por el hecho de que le había abollado el techo de su auto, pero le expliqué que era por una buena razón.
causa, por lo que la discusión fue breve. Fue genial estar en el asiento del pasajero junto a él sintiendo la frescura que brindaba el comienzo de la noche.

Fueron más de ocho horas de viaje ininterrumpido, de las cuales me dormí
varias veces, hasta que llegamos a una ciudad que ni siquiera sabía dónde estaba, ya que no le prestaba mucha atención a la ruta.

- ¿Dónde dormiremos? - cuestioné.

Edward se rió.

Quiero decir, ¿dónde dormiré? - Correcto -¿Ya tienes una idea?

- Alquilé una finca. En Internet parecía bastante acogedor incluso. ¿Aún cansado? - Di una mirada breve - Dormiste y
se despertó dos o tres veces durante el viaje.

- No mas.

Escuché el ruido de las ruedas al pasar sobre los pequeños guijarros que había en el camino de tierra que conducía a la finca. Cuando llegué allí, era una casita de madera con un pequeño jardín y un lago detrás, sí, realmente se veía acogedor.

Edward estacionó el auto, salimos y nos dirigimos a la entrada de la casa, de donde salió un hombre bajito y barbudo, dirigiéndose hacia el vampiro, entregándole las llaves.

- Buenas noches, Sr. Cullen, la casa ya está ordenada e hice lo que me pidió. - él dijo.

- Gracias. Bueno para hacer negocios con usted. - Respondió cordialmente asintiendo con la cabeza seguido de una sutil sonrisa.

Cuando entramos en la casa, me quedé asombrado por el ambiente cálido y rústico. La chimenea ya estaba iluminado, daba a los pequeños sofás, en el suelo había una alfombra rojiza, una mesa de madera a juego con las paredes..

- Me hace gracia la forma en que te pones tonta con la decoración de los lugares. - Dijo Edward cerrando la puerta, luego tiró las bolsas con nuestras pertenencias al suelo.

Cuando me gusta algo, tiendo a admirarlo. - respondí, mirándolo fijamente con una sutil sonrisa para que entendiera el mensaje.

Dirigió sus iris hacia mí y puso su mano en la parte de atrás de mi cuello acercándome para que nuestros labios pudieran tocarse. Esos dedos tan fríos en los míos
piel que me hizo temblar.

- Voy a bañarme. ¿Quieres venir? - sugirió y las comisuras de sus labios se levantaron, dejándolo con una expresión de zorra.

- Me gustaría, pero necesito comer algo, Edward.

Pronto la sonrisa traviesa desapareció.

- Está en la nevera. pregunté eso al conserje para hacer la compra, ya que sabía que llegarías con hambre después de un viaje tan largo. - Se metió las manos en los bolsillos y caminó por el pequeño pasillo de la casa que se abría todas las puertas, una por una, para encontrar el baño.

Mientras se duchaba, recogí las bolsas que estaban en el suelo de la sala y fui a
la habitación que los custodia. Observar esa enorme cama doble aparentemente tan blanda me inculcó el deseo de tirarme y dormirme al mismo tiempo, sin embargo, la
la noche apenas comenzaba.

Fui a la pequeña cocina allí y tomé un poco de agua para hidratarme, luego
Comí algo ligero que era sólo para sostener el cuerpo. Decidí sorprender a Edward caminando de puntillas hacia el baño cuya puerta estaba cerrada.

Cuando la abrí, encontré al vampiro tirado en la bañera con los ojos cerrados. Levantó lentamente los párpados lanzando una
mírame de reojo.

¿Cambió de opinión?

Me quité la camisa y me desabroché los pantalones lentamente.

¿Por qué? ¿Quiero estar solo? Si quieres, me voy.

Soltó una risa nasal.

¿Quieres que insista? - sus párpados medio caídos mostraban la burla en su
frase -Ven pronto.

Terminé de desvestirme y me acerqué a él. Me metí en la bañera cuyo agua caliente parecía quemar la piel, y cuando me senté
frente a su cuerpo, el nivel subió dejando el punto de desbordarse.

Nos miramos fijamente durante un rato sin decirnos ni pensar en nada. A veces creía que estaba asfixiando a Edward con tanta
intensidad de mis sentimientos, y siempre con ganas de más, por lo que en aquella ocasión preferí darle espacio.

Mis ojos se abrieron con sorpresa cuando, con un paso rápido, el vampiro se fue de donde estaba y se inclinó para besarme de nuevo. Ese toque de nuestros labios fue diferente, con más malicia, donde el roce de lenguas hizo que me subiera la temperatura.

Puse mis manos en la cintura de Edward y cambié nuestras posiciones, apoyando su cuerpo contra la esquina de la tina con tal dureza que hizo con parte del agua saliendo.

El vampiro pareció sorprendido por el repentino movimiento, sin embargo, sus ojos ámbar cuyas pupilas estaban dilatadas mostraban cuánto me deseaba a mí también. Ese hombre con el cabello despeinado chorreando parecía aún más tentador.

Incliné mi cuerpo sobre el suyo y me acerqué a su oído para susurrarle:

- ¿Qué tal si te follo hoy?

ANTES DE MEDIA NOCHEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora