CAPITULO 5: El reencuentro

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Tan pronto como me desperté, me duché y doblé la ropa de Edward y la puse en una bolsa para poder dársela. me preparé con
una camiseta negra y pantalones cortos, así que me puse perfume en un intento de disimular el olor para que parezca menos desagradable.

Amanecí mucho mejor que anoche, la recuperación fue casi completa,
incluso la herida del pecho estaba a punto de cerrarse.

Me senté a la mesa a tomar café, la casa estaba agitada, porque por alguna razón había otros lobos allí.

¿Quiénes son todas estas personas aquí? - bromeé mirando a los visitantes.

Jacob, estábamos preocupados por ti ayer. - Dijo Sam - Después de la celebración pasé a ver si había llegado bien, pero, aunque se había ido temprano, volvió más tarde.

Leah, junto a la mayor, se cruzó de brazos, sacudiendo negativamente la cabeza:

- Les dije a todos que beber no funcionaría.

Miré en su dirección, preferí no contestar, ya que era mejor que creyeran la versión de la historia que había contado mi padre. asi que decidí comer huevos y tocino, que estaban sobre la mesa, en silencio.

Fue entonces cuando Seth se acercó
y se agachó a mi lado mirándome como si entendiera algo mal:

¿Estás realmente bien?

- Hum, sí. - Respondí de manera poco sincera, así que tomé la taza de café.

El más joven entrecerró los ojos, no parecía haberlo aceptado.

- Te lo juro, estoy bien, Seth. - reforcé seguido de una palmadita en su hombro.

Fue entonces cuando notó la bolsa a mis pies con la ropa dentro. El chico me alzó las cejas y yo le di una sonrisa cínica también alzando las cejas como diciendo "cállate, por favor".

Seth captó el mensaje, así que se levantó y dijo:

Bien, Jake... Me alegro de que estés bien.

Poco a poco, la cocina se fue vaciando porque, después de asegurarse de que todo estaba bien, pudieron relajarse y dedicarse a sus asuntos.

Ni bien terminé de comer, salí de casa y me subí a la moto para ir a la escuela de Edward, la única preparatoria en el pueblo. En el camino, sentí un poco de aprensión por alguna razón, como si fuera un ligero nerviosismo, ya que no tenía idea de cómo sería este reencuentro.

Tan pronto como llegué frente a la escuela, me quedé en un lugar más escondido, cerca de los árboles viendo la salida.

Minutos después sonó el timbre, un ruido tan molesto que se podía escuchar afuera, por lo que los estudiantes no tardaron en salir y entre ellos estaba el vampiro con sus... ¿hermanos?

Llevaba gafas de sol y sonreía mientras charlaba con las dos parejas que lo acompañaban. Me quedé allí mirándolo, esperando que me notara, pero no notó mi presencia.

Miré al suelo y vi una piedra, así que no dudé en recogerla para tirarla junto a él. La fuente del sonido hizo que el vampiro girara su rostro hacia mí, luego habló con los demás y se alejó de ellos hacia mí.

Edward miró de un lado a otro mientras se acercaba, y cuando estuvo más cerca, colocó su mano sobre mi pecho, empujándome suavemente a la zona donde había más árboles, en un intento de disfrazarnos:

- ¡Jacob! - Se quitó las gafas - ¿Qué haces aquí? ¡Corriste el riesgo de que otros te descubrieran!

Lo empujé, empujándolo hacia atrás.

Vine a traer tu ropa. - Extendí mi brazo con la bolsa en la mano.

Él sonrió y sacudió la cabeza negativamente.

- Puedes quedartela... deben ser como tu olor.

- ¡Pero no quiero quedármelos, son tuyos! - Empujé la bolsa contra su cuerpo. - Y quería decir gracias por lo de ayer... gracias.

- ¡Todo bien! - Edward cedió tomando la bolsa de regreso. - ¿Vos ya estás mejor? ¿Cómo están las lesiones?

- Increíblemente, los huesos sanaron más rápido que la piel... - Levanté mi camisa mostrando la herida.

El vampiro dio un paso adelante y puso sus huellas dactilares sobre mi piel, la frialdad del toque me hizo temblar y retroceder.

- No..no hagas eso. - Bajé la cabeza.

- Quería ver cómo estabas... lo siento, siempre se me olvida.

Tan pronto como volví a levantar la cabeza para mirarlo, algo sucedió. Porque, por un segundo, me perdí en sus iris ámbar, y ahí fue cuando el tiempo pareció detenerse. Una sensación de euforia me aplastó el pecho.

Fue como si toda una vida pasara ante mis ojos... una vida con él. Nuestros momentos sonriendo, caminando juntos en la playa, las conversaciones en medio del jardín... hasta los besos. Mi corazón se aceleró cuando me sentí hipnotizado mirándolo.
Parecía que mi vida no tendría más sentido si no fuera por él.

Era inevitable bajar.

- ¿C-Cómo es eso posible? - tartamudeó
Edward tragando saliva dando un paso atrás aumentando la distancia entre nosotros.

- No sé. - Respondí.

Edward probablemente leyó mi mente en el momento en que imprimí.

- Jacob... ¡esto no funcionará!

- ¿Crees que no lo sé? - mordí el labio - no lo controlo. Edward, todo lo que pasó... la coincidencia de que estuvieras presente en el momento del ataque, la forma en que actuaste cuando me llevo a su casa..era...

-El destino. - Completó.

Asentí, luego me levanté de nuevo. Mientras tanto, el vampiro se pasaba las manos por el cabello con el ceño fruncido.
preocupación sacudiendo la cabeza
negativamente.

¿Qué vamos a hacer al respecto? - cuestioné tragando saliva. Confieso que tenía miedo de la respuesta.

Mira, Jacob... - Se alejó aún más - Necesito pensar un poco.

Tan pronto como dijo, se dio la vuelta y me dejó allí, solo. Suspiré sintiendo una profunda tristeza, por todo la gente con la que podría haber conectado, era solo la que no podía tener.

Nuestros mundos eran diferentes, nuestra naturaleza chocaba, porque su toque me trajo una sensación conflictiva, como si una corriente eléctrica atravesara todo mi cuerpo. Además, la rivalidad entre las razas era milenaria, sin embargo, cuando el lobo se imprima en alguien, nadie puede lastimarlo esa persona o interferir con nuestra llamada.

Tal vez los otros hombres lobo lo aceptarían, pero ¿y los vampiros? Tal vez nunca lo sabría, ya que aparentemente había sido rechazado.

ANTES DE MEDIA NOCHEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora