Parte 5

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Atsushi llegó a su departamento listo para ducharse y entregarse a brazos de Morfeo, en cuanto comenzó a prepararse notó la mochila del Matsuno en una esquina de su recamara, recordando así que las pertenencias del mismo habrían sido dejadas durante su última visita, observó unos segundos aquel punto, pensando en el sextillizo y con un repentino sentimiento de ansiedad que no lograba explicar. Consideró que quizá debió regalarle un teléfono para poder mantener el contacto y así, como en ese justo instante, lograr saber que llegó con bien a su destino; la idea de llamar a Todomatsu cruzó rápidamente su mente, pero a la misma velocidad la descartó al recordar que llevaba un rato ignorando a su amigo buscando evitar que descubriera el acuerdo con su hermano, además, Karamatsu habría indicado que iría a casa de un amigo, por lo cual no tenía más opción que aguardar a que el otro fuese quien se comunicara en su momento. Dejando el tema de lado, se dispuso a finalizar las tareas de esa noche.

*

El incesante sonido del celular le obligo a despertar, el castaño maldijo por lo bajo al tomar su reloj del buró y notar que faltaban varias horas para escuchar la alarma, alcanzó el teléfono y enarco una ceja al ver el nombre de su jefe en pantalla - ¿Qué ocurre? – cuestionó al instante de responder, tan solo escuchar la explicación al otro lado de la línea se levantó de un salto – Conozco el lugar, voy para allá – indicó antes de colgar, tras encender la luz sacó las primeras prendas que hallo de su armario, dispuesto a no demorar ni un segundo.

El trayecto le pareció eterno pese a la casi nula presencia de autos, se estacionó lo más cerca de la entrada y accedió al edificio con velocidad, en cuanto obtuvo el dato necesario en la recepción se apresuró hasta la habitación indicada.

- ¡Karamatsu! – gritó inevitablemente en cuanto cruzó la puerta, el susodicho estaba sentado en la cama con la bata habitual del lugar y una venda en la cabeza, a un costado en una silla Akemi le acompañaba.

- ¿Qué ocurrió? ¿Estás bien? – se acercó al Matsuno, observando a detalle que además de la cabeza, llevaba otro vendaje a la vista en la muñeca izquierda, así como una gasa en la mejilla, seguramente tendría más heridas.

- Eh, sí, todo bien – musitó el sextillizo sin atreverse a mirarlo.

- Le asaltaron saliendo del restaurante – explicó el rubio – Estoy muy decepcionado Atsushi, ¿Cómo pudiste dejarle solo? – inquirió con severidad.

La culpa lo invadió al instante – Lo lamento, debí insistir para llevarte – con verdadero pesar hizo una reverencia.

- Por favor, no es necesario – el Matsuno habló en voz baja con claro nerviosismo apenas siendo escuchado, manteniendo las manos sobre su pecho y con la mirada baja.

La actitud extraño al castaño, al enderezarse, por tan solo unos segundos, podría haber jurado que tenía enfrente al joven y tímido sextillizo de la escuela.

Ante la confusión en el rostro de su empleado Akemi suspiró – Deberías hablar con su doctor.

Atsushi solamente asintió, haciendo caso y con un rápido "ya vuelvo" salió de la habitación.

En el pasillo se encontró con la doctora Choroko, quien de inmediato se acercó – Estaba por llamarte, me enteré de lo ocurrido y un colega accedió a pasarme el caso de Karamatsu.

- Habrá que ser pacientes, ¿Ya contactaron a su familia?

Atsushi parpadeó varias veces, intentando comprender – Aguarda, acabo de llegar, ¿Que ocurre con Karamatsu?

- Oh, creí que ya sabías – suspiro antes de retomar la conversación – además de múltiples hematomas en el cuerpo tuvo un traumatismo craneoencefálico, un muy severo golpe en la cabeza – aclaró – dicha contusión le ha provocado amnesia temporal – observó a su amigo colocando una mano en su frente, posiblemente tratando de procesar lo escuchado – Karamatsu no recuerda ni su nombre, cuando lo encontraron no llevaba identificación alguna o teléfono, hallaron la tarjeta de presentación de, quien después supe era tu jefe, y por ello lo contactaron.

Pasos para no enamorarseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora