Parte 10

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Pasaron algunos días desde el regreso del segundo sextillizo, tal cual planearon los hermanos, exceptuando a Ichimatsu, tomaron turnos para salir con el de azul a diversas actividades, sin embargo, nada fue lo que se esperaba.

Los hermanos optaron por evitar al "desconocido temporal" aguardando a que sus memorias regresaran, y con ello, la relativa normalidad de su hogar. Por su parte, Kara optó por no insistir en forzar la interacción, acostumbrándose a ser ignorado se refugiaba en atender las tareas del hogar, siendo que aún se sentía incapaz de siquiera salir a buscar empleo ante la ignorancia de sus propias habilidades o aptitudes.

Una tarde el segundo hijo observaba desde el marco de la cocina al de rojo que terminaba de colocarse los zapatos, eran los únicos en casa en ese momento - ¿Saldrás? – cuestionó al mayor.

- Hay una nueva máquina de Pachinko esperándome – aseguró con una gran sonrisa pese a no ser visto por el otro.

- Oh, qué bien ¿Te acompaño? – preguntó dubitativo.

El de rojo no respondió al momento, terminando de ajustar su calzado se colocó de pie, apenas girando un poco el rostro le vio usando pantalón azul y camiseta negra. Nunca preguntó la razón, pero el menor no había usado su distintiva polera desde su llegada, lo que extrañamente le molestaba – no es necesario, me marcho – finalizó antes de cruzar la puerta.

Kara se mantuvo con la vista baja, recriminándose por tener mínima esperanza; realmente trataba de adaptarse a su familia, pero por más que se esforzaba en relacionarse y complacer las peticiones de sus hermanos, no lograba sentir ningún lazo que los uniera, inclusive en ocasiones no disimulaban su molestia si confundía los nombres, él realmente lo deseaba, pero la brecha era cada vez mayor, haciéndole replantearse si realmente valía la pena seguir intentando.

*

Ya era tarde cuando Ichi regresaba a casa, se percató que los únicos zapatos en la entrada eran del segundo hermano, gruñó ante ello, desde su "pelea" la primer mañana en que regresó apenas y se dirigían la mirada, le fastidiaba aquella versión débil y sumisa, si bien antes acordó con sus hermanos aprovecharse de la situación, al final perdió todo interés en el plan negándose a interactuar con el mayor, inclusive el resto dejaría poco a poco la idea de pasar tiempo de calidad con el de azul al no ser lo que acostumbraban pero negándose a admitir en voz alta que extrañaban al doloroso; excepto él, claro, Ichi no lo extrañaba.

El de morado no tardo en percatarse que la planta baja estaba vacía por lo cual optó por pasar el rato en la sala de estar aguardando al resto de la familia, claro que, necesitaba algo extra para distraerse. Fue a la cocina por una cerveza, quedándose quieto al observar que al interior del refrigerador no había ni una lata; gruñó disgustado, estaba seguro de haber visto varias por la mañana y era bastante obvio quien era el responsable de tal escasez. Con paso firme subió y deslizó con decisión el shoji de la recamara, tal cual imaginó, el segundo hermano estaba dentro, sentado en el marco de la ventana mantenía la codiciada bebida en la diestra, varias latas yacían regadas por el suelo – Debe ser una jodida broma – espetó con áspera voz.

El mayor ni siquiera se molestó en mirarlo, dando un sorbo a la cerveza dejó en claro que lo ignoraría por completo.

Ichimatsu entró con pasos fuertes hasta plantarse al lado del otro - ¿Quién te crees para acabarte la cerveza?

Kara se dignó a mirarlo, sonriendo con desdén respondió – no es como si tú la hubieses comprado.

El de morado gruñó cual animal salvaje, pero su gesto fue ignorado nuevamente, situación que le hacía hervir, si aquel fuese el hermano de antes ya estaría temblando suplicando su perdón o sonriendo de forma boba intentando calmarlo, pero no, ahora solo tenía a ese ebrio.

Pasos para no enamorarseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora