Parte 7

84 19 5
                                    

Pasaron unos días desde el encuentro con los hermanos Matsuno, Karamatsu actuaba calmado dedicándose a las labores del hogar y siempre con una afable sonrisa para el castaño. Atsushi estaba un poco preocupado, su compañero no salía más que para las compras necesarias, y aunque agradecía la comida casera, no lograba que salieran a cenar o de paseo, pero no quería presionarle, optaba por darle su espacio.

Una noche el joven empresario despertó al escuchar lo que parecían murmullos, se irguió mientras tallaba sus ojos, miró hacía la sala, a petición de Kara, este habría dormido en el sofá; se levantó para ir a investigar, el Matsuno se mantenía casi hecho un ovillo, se acercó con cautela sin intención de despertarle, al hincarse se percató que el otro tenía una pesadilla, el ceño fruncido y un par de lágrimas se dejaban notar.

- Karamatsu – le llamó con suavidad moviéndole por el brazo.

El sextillizo despertó de forma abrupta, sentándose de golpe y respirando agitadamente tardo unos segundos en captar la presencia a su lado - ¿Atsushi?

Su voz ligeramente temblorosa oprimió el corazón del nombrado – Está bien, solo fue una pesadilla – con su diestra retiró un mechón rebelde para luego posar la mano sobre su mejilla con cariño.

Kara reaccionó ante el toque con un suspiro de alivio, como si dicho acto realmente le confirmara que ya estaba despierto y fuera de peligro, posó su propia mano sobre la ajena, cerrando sus ojos ante el cálido toque – Perdón por despertarte – se disculpó con voz cansina.

- No importa, ¿Quieres hablar de ello?

- No estoy seguro que pasó, estaba en un callejón oscuro y había dos tipos acercándose, presentí que me harían daño, intenté defenderme pero aun así... – pausó el relato para respirar profundamente, las manos entrelazadas de ambos ahora reposaban sobre su regazo – luego estaba en un cuarto, no sé qué ocurrió pero ellos me rodeaban, los cinco me observaban detenidamente, no decían nada y de igual forma me sentía abrumado, como si me estuviera ahogando, justo cuando comenzaron a acercarse fue que me despertaste. Gracias – finalizó con una temblorosa sonrisa.

Atsushi tragó pesado, deduciendo que la primer parte podía corresponder al asalto y el resto, claramente referente a sus hermanos – Tranquilo, no dejaré que nadie te haga daño – aseguró tomando sus manos – ven conmigo a la recámara – una leve risa salió de sus labios ante el repentino sonrojo del otro – solo dormiremos, no haré nada que te incomode, lo prometo, simplemente quiero tenerte cerca – afirmó sorprendiéndose así mismo por la repentina franqueza.

El Matsuno no pudo evitar sonreír y con ello aceptar su invitación. Fue guiado hasta el dormitorio donde se acomodaron espalda con espalda, pero solo unos instantes después Atsushi pudo sentir como el otro se giraba y se pegaba a su cuerpo, él no hizo movimiento alguno, sintiendo una inexplicable felicidad por tan simple acto.

*

Los días continuaron pasando, las pesadillas de Kara eran menos frecuentes, teniendo siempre a su lado al castaño que no dudaba en reconfortarle, siendo que poco a poco sus interacciones fueron subiendo de nivel, comportándose como una verdadera pareja.

El primer beso llegó por parte de Atsushi, aunque fue por accidente, aquella noche llegaba del trabajo, exhausto y con la mente casi en blanco no pensó en sus acciones mientras saludaba a su compañero que en cuanto le vio le confirmó que la cena estaba lista, el castaño se retiraba la corbata mientras el otro recibía su maletín, fue una acción involuntaria.

- Gracias – agradeció el gesto y se inclinó para darle un suave beso en los labios, el sextillizo quedó petrificado y completamente ruborizado a mitad de la habitación, Atsushi tardó unos segundos en ser consciente de su reciente acción, del mismo tono rojo que el otro comenzó a disculparse torpemente.

Pasos para no enamorarseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora