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Curiosamente, así pasaron los días. Mitsui se desviaba del camino de su trabajo al salir del mismo, para siempre pasar por la tienda, excusa que siempre usaba para llegar a Ryonan y entonces verla, como una simple joven que a veces fumaba, a veces solamente leía, o se tranquilizaba pensando. Mitsui no lo confesaba aún pero era evidente que quería conocerla más, y aunque él no le había dicho su nombre, ella no se molestaba por preguntárselo, la diferencia era que él sí sabía el de ella, pero no se lo había hecho saber.

Aproximadamente una semana después, Mitsui continuó con su reciente habitual ruta, observando todo el exterior de la reja, notó que el lugar donde Aoi solía estar se encontraba vacío, frunció el ceño un momento, le pareció extraño, pues creía que quizás se equivocaba de lugar, pero no era así, estaba seguro de que a esa altura Aoi siempre permanecía.

Cuando comenzaba a ponerse paranoico sintió como un pequeño tacto le rozaba la espalda baja, se giró de inmediato para averiguarlo, y entonces la vió, era Aoi.

—Hola acosador, ¿me estabas buscando, no es así? —dijo ella con las cejas arqueadas y una ligera sonrisa ladina.

Quería parecer lista, sabía que Mitsui era el interesado, y aunque aún no tuviese esa relación tan estrecha con el hombre, a ella comenzaba a divertirle el simple hecho de verle reaccionar ante sus actos.

—Tú... ah, ¿qué haces fuera de la escuela? —preguntó con cierta sorpresa, para después observar que lucía su típico uniforme con una pequeña mochila escolar sobre su hombro, pero más que eso, lucía preocupado por ella —, deberías estar adentro, ¿qué no sales a las dos de la tarde?

—Cielos, como fastidias —rodó los ojos —, realmente salgo a la 13:45, pero está vez decidí salirme antes, la última clase es la más aburrida.

—Oye, eso no es bueno, no deberías hacer eso, te perjudicará después —parecía reprocharle tal cual un padre a su hija.

—¿Y qué más da?, ¿por qué te importa?, no es como que fuéramos amigos, lo que decida con mi vida no es tu problema.

Ella protestó y Mitsui la miró con las cejas caídas, en silencio, lo que decía Aoi era verdad, y seguiría siendo así hasta que fuese honesto con ella, pero su orgullo lo reprimía, además, era una chica de preparatoria, menor de edad, ¿qué más podría pasar entre ellos?, nada, al menos la ley así lo decía.

—Como sea, quiero ir a un lado, ¡sígueme! —exclamó la joven con esa última frase emocionada. Había salido de la escuela solamente para divertirse y distraerse con Mitsui.

El susodicho arqueó las cejas confundido, no podía imaginar ni una pizca de lo que se le pudiese ocurrir a la chiquilla. Estaba curioso e intrigado, por lo que no parecía incomodarle, al contrario, ese comportamiento, esa energía juvenil, esa confianza en el habla, del alguna manera le atraía.

—¿Seguirte?, ¿a donde exactamente? —Mitsui sonrió ladino y confundido, aún la observaba desde arriba pues las estaturas seguían siendo considerablemente distintas. El hombre se hizo del rogar mientras se cruzaba de brazos sin dejar de sonreír.

—¿Qué?, ¿vas a decirme que tienes algo mejor que hacer?, en serio piensas dejarme abandonada después de que tú fueses el que me estuvo acosando tanto tiempo.

—Oye, oye, tranquilízate, apenas es viernes, no llevo mucho tiempo de conocerte, así que acosador no soy, ¿lo entiendes? Además, ¿cómo sabré que puedo confiar en ti?

Ahora ella era quien se cruzaba de brazos.

—De verdad que eres un bobo, ¿piensas que te voy a morder o algo así?, ¡ja!, no me hagas reír. ¿Vas a venir o no? —entonces se giró esperando que le siguiese.

[SD] 𝒂𝒊𝒏'𝒕 𝒏𝒐 𝑭𝑼𝑵Donde viven las historias. Descúbrelo ahora