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Pasaron algunos días, Aoi estaba contenta, pensaba que si la fecha del día acordado se acercaba cosas buenas podrían pasar, se emocionaba porque creía que pudiese ser un partido liberador, quizás la suerte la acompañaba, o en su defecto pudiese pasar todo lo contrario.

Un día mientras ella se encontraba lavando lo poco que quedaba de loza, sus pensamientos acompañados de su sonrisa la delataban, Mitsui notó eso de inmediato. Era viernes por la noche, ambos traían ropas holgadas y estaban cómodos ese día.

—¿Por qué tan sonriente?, debí haber hecho algo muy bueno —sonrió del mismo modo el chico mientras se acercaba a ella con un rostro seductor y en tono ligador —, lo cual es extraño porque ya pasaron algunos días desde que tuvimos sexo.

—Ja, ja, no me rio por nada de eso, solo estaba... recordando un chiste que unos bobos compañeros mencionaron en clase, es todo —rodó los ojos sin dejar de sonreír, entonces se volteó para quedar de frente a su pareja.

—¿Y vas a contarmelo?

—Mmmm —hizo una mueca pensativa —, no, mejor no, tener sexo es mejor idea.

Mitsui soltó una carcajada y acto seguido deslizó sus fuertes y firmes manos sobre la tela que cubría la cintura de la pequeña chica, Aoi era una maquina del placer que desprendía toxinas embriagantes para el chico, aunque la intimidad nunca fuese problema es cierto que ya habían pasado algunos días desde la última vez que lo hicieron.

—Me encanta esa idea —comenzó a besarla sin parar, ambos se recibían con total deseo.

Ella tomó sus mejillas y él introdujo su lengua hasta lo profundo, apretó su agarre acariciando por debajo de la tela, todo esto justo detrás del lavavajillas. Sin más preámbulos la tomó por completo de la cintura para enrollar sus piernas en sus cadera, ella era tan ligera como un pétalo, se aferró a él dejándolo ser y dejándolo dirigirse hasta su habitación, o eso creía hasta que pararon en el cuarto de baño, la bajó y la miró a los ojos, el contacto fue mutuo.

Los ojos de Aoi eran tan profundos, azules como el mar, y sus pestañas tan largas y negras como el color de su cabello.

—¿Vas a cagar? —por alguna razón ella soltó ese comentario que le hizo gracia así misma, él hizo un gesto de confusión, arqueó las cejas sin dejar de sonreír pero dandole a entender que era una completa idiotez creer eso, pues claro que no estaban ahí para usar el inodoro, eso era seguro.

—Solo quítate la ropa, abriré la regadera.

—Oh vaya, nos meteremos a bañar, que sofisticado —respondió ella mientras levantaba su ligera blusa de tela fina y bajaba sus pantalones cortos hasta el suelo, quedando únicamente en ropa interior.

Hisashi no dijo nada y después de abrirle al agua comenzó a quitarse la ropa también, la miró por unos instantes y amaba ese delgado cuerpo, esos lindos atributos, todo de ella era perfecto, no era una novedad ni una mentira. El tonificado cuerpo de Mitsui también era algo de apreciar, mientras este se quitaba los bóxer su novia le seguía el hilo desabrochando su sostén y deshaciéndose de sus bragas.

Finalmente ambos entraron a la regadera, Aoi fue la primera en introducir su rostro bajo el agua, extendiendo sus palmas y cerrando sus ojos.

—Aah si, se siente tan bien recibir el agua fresca por todo el cuerpo.

Mitsui la observó unos segundos y entonces se acercó a ella, acariciando su desnuda y húmeda piel.

—He estado tan cansado últimamente por el trabajo, no es mucho pero cuando termino tarde a veces llego demasiado exhausto a casa. Por ello lamento si crees que estos días no te he prestado mucha atención.

[SD] 𝒂𝒊𝒏'𝒕 𝒏𝒐 𝑭𝑼𝑵Donde viven las historias. Descúbrelo ahora