𝑰𝑵𝑭𝑰𝑵𝑰𝑻𝑶 [𝑺𝑨𝑻𝑶𝑹𝑼 𝑮𝑶𝑱𝑶 𝑿 𝑻𝑵]

15

—¡Satoru!— gritaba decesperado el pelinegro.

Buscaba a Satōru por todo el club, pero no estaba. Y eso solo lo hacía pensar el peor de los casos.

Unos minutos antes Sugūro resivió la llamada alarmante de su superior.

—¡Deben apresurarse y llegar mañana temprano a Sendāi!—

—¿¡Que esta pasando!?— preguntaba alarmado el menor.

—¡Tienes a los Ojos de Dios encima!—

Se quedo atónito. Eso solo significaba algo

TN estaba en Okinawa.

—¡¿Pero como, como lo saben?!—

—Cuando se puso en marcha la ejecución de la usuaria, cerramos aeropuertos y barcos, el sistema no reconoce las identidad de la usuaria. ¡Deben salir de Okinawa cuanto antes! Hay registros de dos muertes de Hechizeros de grado especial— hablaba preocupado.

—Tal vez esta a las afueras de la Isla, aun no nos encuentra—

—Ojos de Dios que todo lo ven, y todo lo saben—

"Espera, si está a las afueras de la isla... eso solo significa que"

Y ahí estaba el, en busca de su amigo desaparecido.

Habían ido directo al matadero.

Llamo muchas veces al teléfono de este, pero no lo tomaba.

Hasta la onceava vez.

—¿¡Donde carajo estas!? ¡debemos irnos!— gritaba empujando a la multitud que obstruia su camino.

—Tan rápido, pero apenas comienza esto—

Se detuvo en seco.

Sus cuerpo temblaba, y sus piernas lo traicionaban al caminar. Su voz temblaba impidiéndole articular palabras.

Estaba ahi.

—Mejor avísale a tus superiores que, Satōru Gojo...— te burlabas

—Esta muerto—

Golgaste la llamada, dejando a tu Sugūro sin aire para responder, sin energía alguna para hacer algo.

—Satoru...— susurraba débilmente. —¡Satoru!— gritaba corriendo por todo el lugar en busca de su compañero.

Le agobiaba, estaba debastado pensando.

"No debí traerlo..."

No era su culpa, fue manipulación de TN.

Movió todos sus peones a la perfección, y logró hacer entrar en desesperación a Suguro. Por que

"Ojos de Dios que todo lo ven, que todo lo SABEN"

Anticipó cada uno de los movimientos de Ambos jóvenes, de la Metropolitana e incluso de la Plasma Estelar.

Todo estaba perfectamente calculado.

Buscaba en cada rincón, y nada.