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—Okkotsu...— susurraba Yuta.

Se arrodilló a su altura, tomando sus pequeñas manitos entre las suyas.

—Todo estará bien ¿de acuerdo?— acaricia su cabello con delicadeza, calmando al joven.

Yuta asiente con la cabeza, pero algo le da curiosidad, ¿Por que aquella señorita lo había ayudado tanto? Nisiquiera la conocía.

—¿En donde están tus padres?— pregunta preocupada.

Dos muchachitos solos era bastante raro para su edad. Tal vez y no revasaban los 7 años.

—Ellos, casi no están en casa— desvía la mirada triste.

Con razón, pero debía hacer algo, no podía dejarlo solo ahí en el olvido, a que el joven se las areglara solo.

"Tal vez..."

Aquella mirada tan perdida en la nada, le recordaba a ese mismo tipo de cabellera azabache larga.

El brillo de sus ojos era opaco, y no emanaba la más mínima luz... como si todo el mundo se hubiese terminado en algo.

Sentía el corazón echo pedazos al verlo, era tan solo un pequeño que tenía que enfrentarse a la cruda realidad.

"Yo ubiera querido que alguien me acogiera"

Así que, Dalí puso su mejor sonrisa al pequeño okkotsu para animarlo un poco y dejar que olvidara eso por un pequeño instante.

—Yuu-cha— llamó la mayor, con una enorme sonrisa.

Las pupilas de Yuta se dilataron, sus ojos comenzaron a temblar y su mirada, emanaba un tenue brillo.

—Vamos a casa— sonrío, levantándose y estirando su brazo para que lo tomara.

Con un poco de pena, tomó la mano de Mikan, dirigiéndose así a la casa de Okkotsu, su nuevo amigo.

Todo el camino iba callado y desanimado, arrastrando los pies con pesadez.

Sin dudarlo, pusiste tus manos en debajo de su brazos, para levantarlo y así cargarlo para que no se agotará más.

—¿Así esta mejor?— sonrío, a lo cual el pequeño Okkotsu escondió su rostro en el cuello de la joven.

En el largo trayecto a casa, Okkotsu se quedo dormido, dejando caer todo su peso a Dalí, quien  se le hacia demasiado tierna esta escena, y claramente no lo iba a despertar.

Recordando donde le dijo Yuta que vivía, tocó la puerta, esperando a que sus padres estuvieran en casa para apoyarlo.

Alguien abrió la puerta, y Dalí arrugó la nariz reteniendo el llanto para poder hablar con los padres de Okkotsu.

—¡Yuta!— grito la madre del mencionado, trató de tomarlo en sus brazos, pero Dalí alejo su cuerpo para evitar esto.

Extrañada la madre del joven, observó a Mikan, quien tenía los ojos cristalinos y los labios le temblaban, pero su ceño demostraba lo molesta que estaba esta.

—¿Han considerado leer una guía para cuidar a un pequeño?— regañaba

El padre de okkotsu la miró molesto por la arrogancia con la que hablaba Dalí.

—Yuu-cha acaba de presenciar la muerte de su compañera...— agachaba la mirada, abrazando más a Yuta.

La madre se cubrió la boca por el asombro, dejando salir lagrimas de sus ojos... y su padre solo agacho la mirada avergonzado, era una desconocida, pero... esa desconocida era tan conocida para Yuta que, podría ser casi su madre y padre.

𝑰𝑵𝑭𝑰𝑵𝑰𝑻𝑶 [𝑺𝑨𝑻𝑶𝑹𝑼 𝑮𝑶𝑱𝑶 𝑿 𝑻𝑵]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora