Mi vida son las... 𝙛𝙧𝙚𝙨𝙖𝙨...

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|🍓Narrador Omnisciente🍓|:

Los goteos la fueron despertando, un sonido realmente molesto para ella que sonaba cerca de su oído. Es entonces que, no pudiendo seguir descansando, se fue levantando de un suelo duro y frío, sus manos comenzaban a temblar mientras hacía fuerza para levantarse. Sus ojos, aún cerrados, se sentían pesados y demasiados secos, sintiendo un poco de dolor.

También sentía que su cabeza iba a explotar del dolor mencionado, se sostuvo la cabeza cuando sintió una punzada de dolor por la zona que tocaba ahora su mano. Temblaba levemente, tanto por el poco dolor de su cuerpo y el frío. El costado de su torso se sentía terrible, pareciera que la hubieran arrojado de las escaleras.

Fue levantando sus parpados lentamente, sin importar que los sintiera pesados. Tuvo que recuperar su vista en un trayecto de segundos, hasta que pudo ver todo con más claridad... o la que se suponía que hubiera.

Todo estaba en penumbra, no había ni una pizca de luz.

Todo estaba siendo confuso para ella; ¿Dónde estaba?

Es entonces que escucha gritos ahogados, se deja caer de nuevo contra el suelo para no llamar la atención, o por instinto. Escuchó atentamente con los ojos cerrados, aunque sentía atraves de sus parpados una luz que seguramente estaba iluminando el lugar... a penas.

Los gimoteos de susto dejaron de sonar, después escucho que algo caía en seco a su lado. Después escucho una risita... ¿De una niña? y un suspiro, en pocos segundos después se cerró la puerta, se tranquilizó cuando los pasos ya sonaban afuera, lejos de ella.

Abrió los ojos nuevamente, pudiendo apreciar que era aquello.

Se sobresalto cuando vio una bolsa e inmediatamente comenzó a arrastrarse hacia atrás. Miró cómo el cuerpo apenas respiraba, seguramente la bolsa dejaría sin aire a la persona o cosa que estaba dentro de ella, por lo que ella rápidamente fue desatando la bolsa y vio como algo salía de ella.

¡Era una cabeza! por suerte, pegada a su cuerpo.

No quiso averiguar quién era, por lo que la dejo caer lentamente en el suelo la cabeza para que no se la rompiera más. La dejo descansar, dejando un espacio prudente entre ella y el cadáver que seguramente no estaba muerto, pero prefería no acercársele.

¿Qué paso?

¿Cómo terminó allí?

Ya no recordaba nada... quizás era el shock de encontrarse allí de la nada. Se sostuvo la cabeza de nuevo, queriendo que su dolor se detuviera, pero al hacer esfuerzo para ello, el dolor se detuvo, lo cual la sorprendió, pero después le dejo de tomar importancia para fijarse en otras cosas.

Se fue levantando lentamente, queriendo ver donde estaba y, quizás, dónde estaba la salida.

El aire tenía un olor dulce, sabroso, tan delicioso que hacía surgir su hambre de las penumbras de su confusión, mas, el hambre estaría en segundo plano al percatarse de nuevas sensaciones.

Sentía sed, mucha sed, como una planta sin ser regada después de una semana o mes.

Se quitó su sombrero para vérselo.

Bueno, más bien una gorra, específicamente blanca. Se llevó su mano a su cabello, que ahora que lo veía por encima de sus hombros, podía ver que era negro. Su camisa era una azul ¿Cian?, sus pantalones eran negros...

¡Claro! era la desaparecida Bamberly, quien parecía algo confusa por su ambiente, su perfil y qué estaba pasando.

Bamberly: ¿Dónde... estoy?, ¿Qué es este lugar?.-Preguntaba nerviosa, intentando reconocer donde estaba.