Capítulo I

97 9 3
                                    


- ¡Tierra a la vista!
- ¡Prepárense para desembarcar!

Sus superiores, uno en el mirador y otro en el timón, anunciaron el descubrimiento de tierras nuevas y ordenaron el desembarque. Changbin se emocionó como nunca ¡Por fin navegar día tras día había valido la pena! ¡Sí o sí hallaría un tesoro!

- Ve detrás, nosotros vamos al frente - le dijo uno de sus superiores. Desde aprendiz, Changbin era subestimado y excluido de misiones importantes. Aún así (sin otra opción, claro) acató la orden.

Changbin era un muchacho de complexión gruesa, cabellos negros azabache, algo bajo y de mejillas regordetas, pero con una pinta que a quién no le atraería. Desde niño, como la mayoría de los chicos de su pueblo natal, se interesó por ser pirata; pero, en particular, por conseguir un tesoro.

Los ladrones de altamar comenzaron su expedición. Corrían las horas y lo único que veían eran sus propias huellas, además de tierra y vegetación. Al caer la noche y con antorcha en mano, necesitaron de sus espadas para cortar malesa (que interrumpía su camino). Changbin, desafortunadamente, olvidó la suya en el barco.

- "Como siempre este tipo"
- "Que vaya rápido, no podemos perder tiempo"
- "¿Es en serio?

¡Por todos los mares, qué mala suerte! Tuvo que caminar de regreso al barco. Sus huellas aún no habían desaparecido, por lo que fue fácil reconocer el camino. Mientras caminaba cantaba una canción - Lo siento, pero me gustas, me gustas - decía la letra, aunque nunca se había enamorado.

A Changbin le gustaba escribir, aunque no era muy bueno en las grafías. Su fuerte era la capacidad física; pero, silenciosamente, disfrutaba de crear y cantar sus propias canciones.

¡Alto! A punto de llegar, una luz emergió del océano ¡¿Qué era eso?!
Se acercó con cautela; desconocía lo que veía y aquella luz, poco a poco, le cegaba los ojos.

"¿Serán perlas perdidas?" - pensó... - "¡¡Perlas perdidas!!" - volvió a pensar y corrió hacia la orilla. De repente, la luz se atenuó y parecía alejarse. "¡Las perlas estan hundiéndose!" - resolvió en segundos.

Sumergió sus pies con prisa y buscó las perlas con sus manos. El agua chapoteó, como por el golpe de una aleta, como si de un animal se tratase. No obstante, en medio de sus fuertes deseos por obtener las piezas blancas, continuó buscando.

¡Aah! - hechó un grito; había sentido, repentinamente, hebras de cabello entre sus dedos, de cabello humano.

¡Aah! - replicó otra voz; también se había asustado...¿También? ¡¿Otra voz?! ¡¿Quién era?!

Los dos seres vivos, de similar aspecto como especie, se miraron impactados.

¡¿Pero qué sucede contigo?! ¡¿Por qué brillas?! ¡¿Qué haces bajo el agua?! ¡Y deja de mirarme así! - exclamó, precipitadamente, con confusión el pirata.

Su repentina compañía se zambulló - ¡No me mates! - suplicó antes de esconderse.

¡No, no lo haré, no te vayas! - aseguró Changbin en un intento de que se quedara, pues quería descubrir qué pasaba con dicho hombre.

Todo se volvió silencio. Sin respuesta alguna, solo sentía el calor de su antorcha encendida... ¿Sería el fuego lo que le hizo creer que lo mataría? Apagó las llamas inmediatamente después de pensarlo. ¿Era eso? - le dijo.

Dos bellos ojos se asomaron a la superficie con timidez. Changbin observó con intriga: Cabellos dorados que parecían oro, ojos azules cual zafiro y pequeñas manchas, como estrellas; dispersas en lo que, según él, eran sus mejillas... ¿Realmente era un humano?

Cautivado por su belleza, agachó el cuerpo colocándose en cuclillas - ¿Ves? No te mataré - le dijo aún observándolo con análisis.

El ser desconocido mostró más de si, dejando el resto de su rostro y parte de su pecho expuestos; un joven de contextura delgada. Changbin no era del tipo de personas que ven detalles, pero notó que un par de pecas también adornaban la entrada de sus hombros.

¡Jamás, en su corta vida, había visto tanta hermosura! Sin darse cuenta, tomó un color rojizo en las mejillas. Lo penetró con la mirada.

¡Espera! ¡¿Qué hay del resto?! A los pocos segundos, su momento de observación se vió opacado por sus propias dudas.

¿Cómo es que una persona podía aguantar tanto tiempo sin respirar? ¿Cómo es que podía brillar? ¿Por qué la pasaría solo, sin una embarcación o tripulación? ¿Qué estaría haciendo o buscando? Esas y más dudas lo consumían.

De pronto, aquella "persona" esbozó una sonrisa - "Eres muy guapo" - le dijo.

¡Gracias por leer! ¿Qué tal? ¿Les gustó? Actualizaré cada sábado y estaré al tanto de cualquier crítica constructiva.

"𝙀𝙧𝙚𝙨..." - 𝘾𝙝𝙖𝙣𝙜𝙡𝙞𝙭 [𝘾𝘼𝙉𝘾𝙀𝙇𝘼𝘿𝘼] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora