Capítulo II

60 8 4
                                    

Alegría, gracia, desconcertación, confusión, frustración... ¿Qué debía sentir? Mientras él se preocupaba en pesar qué era lo que veía ¿lo que veía se fijaba en que su apariencia física era atractiva? ¡De locos! Quedó completamente en blanco.

- ¿Eres un humano? -  preguntó el rubio.

El pelinegro cerró los ojos con fuerza - ¿Tú no lo eres? - respondió abriéndolos, esperando que todo fuera un delirio o un sueño. No lo fue.

El chico negó con la cabeza - Soy una sirena - remitió.

¡¿Una sirena?! - el grito más fuerte de su vida, el mayor hallazgo de todos los tiempos y el mejor olvido que pudo cometer - ¡¡Imposible!!

La sirena rió (halagada, en cierta medida, por la sorpresa del pirata) - ¡Pues claro! Por eso pensé que querías cazarme, pero apagaste la antorcha y no traes espada - extendió su mano - Me llamo Lee Felix.

Con una expresión de desconsertación e impresión dibujada en su rostro, aproximó su mano a la de él - Changbin - contestó con tono dudoso.

Estrecharon sus manos; una seca y tosca, la otra húmeda y delicada.

- ¡Changbin es muy guapo!

Changbin hechó la cabeza atrás y vociferó con una sonrisa a medio coser - ¡¿Qué significa esto?! ¡No puede ser lo primero que me diga una sirena! ¡¡Una sirena!!

Lee Felix hizo un ademán, como diciéndole que se calmara, y un leve gesto de fastidio por el ruido.

¡Pasaron muchas cosas en tan poco tiempo! ¿¡Habían perlas, pero en realidad eran un destello; pero ese destello, en realidad, era parte de un humano; que, en realidad, no era un humano, sino algo/alguien desconocido; algo/alguien desconocido que, hace un cuarto de segundo, se había proclamado sirena?!
Changbin tuvo que procesar toda esa información.

Segundo a segundo, la luz que emanaba su hallazgo incrementaba (volviendo a cómo era antes, cuando lo vió por primera vez)

El pelinegro, que era muy analítico, se percató del cambio y generó una hipótesis.

- ¿Brillas menos al estar intimidado? - preguntó sin filtros.

La sirena tomó un color rojizo, sobre todo en los pómulos; sonrojándose - Así es - confirmó cabizbajo con una sonrisa avegonzada.

¡¿Y esa reacción?! ¡Esperaba todo menos eso! ¡¿Desde cuándo las sirenas eran tan... coquetas?! ¡Los cuentos eran todos, todos una farsa!
La cabeza le dió aún más vueltas.

Tosió intencionalmente y "retomó la cordura". Cayó en cuenta de que "Felix", si es que realmente se llamaba así, podía estar jugándole una pesada broma - Supongo que, como eres una sirena, tienes una cola de sirena... ¿qué tal si sales? quiero verla.

El pecoso, extrañamente, no dudo en obedecer y ejecutó lo pedido (sentándose en la arena) - Aquí está. La más bonita de toda mi familia - afirmó con una risilla.

Verdaderamente increíble... escamas en un cuerpo humano, de colores deslumbrantes e irreales.

- No puedo creer que.. - una voz conocida lo interrumpió - ¿Que te demoraste tanto que encontramos oro? - le dijo esta. Era uno de sus superiores y, tras él, toda su tripulación.

Me olvidé de actualizar ayer... bueno ¿qué tal? ¿les gustó? Este capítulo estuvo algo corto, pero aún queda mucho por publicar. Esta historia tiene para rato.

"𝙀𝙧𝙚𝙨..." - 𝘾𝙝𝙖𝙣𝙜𝙡𝙞𝙭 [𝘾𝘼𝙉𝘾𝙀𝙇𝘼𝘿𝘼] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora