Capítulo V

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Parte I

El capitán citó al "aprendiz". Este, que buscaba hablar con él, acudió con premura.

Mientras caminaba hacia la oficina de su mayor replanteaba sus palabras - "Sé que causé un par de problemas; pero, si me lo permite, esta vez le traeré algo bueno" - repetía, como si una promesa vaga como ess fuera a funcionar.

Al llegar acomodó sus cabellos como para verse presentable e ingresó con una sonrisa amistosa, sin insolencia.

"Supongo que ya sabes porqué te llamé" - le dijo su mayor con un tono seco, lo que preocupó al pelinegro.

"Soy conciente de que tuve un mal proceder, pero ahora que estoy de vuelta prometo actuar según la norma, al pie de la letra"

Hubo un silencio.

"No estás de vuelta"  - decretó el hombre.

Changbin frunció el ceño extrañado, bajo la mirada, luego la subió - "¿No?"

Cierte tristeza invadió los labios del señor, que estaban a punto de responderle fríamente. Aún así, la desición ya estaba tomada.

- "Así es. Te has hecho de muy mala fama. No puedes continuar con nosotros"

Todo su plan se derrumbó; pero, aún sin creerlo, continuó esperanzado - "Puedo reponerme fácilmente. La falta de trabajo me deprimió. Si me mantiene a flote, aunque sea una misión más, verá que no le miento"

Su propuesta improvisada resultó tener pies y cabeza. El jefe se detuvo a pensar.

De repente, un pirata abrió la puerta y se acercó a dónde ellos con un gesto de asombro impregnado en el rostro.

"¡Mire lo que encontramos en las redes!" - exclamó el recién incorporado.

Ambos miraron sus manos: el chico sostenía, con las palmas juntas y un poco de agua en ellas, unas perlas de brillante color.

"Son perlas. En esa isla hay puras riquezas ¡Dios es grande!" - anunció excitado el muchacho.

Es así que todos se reunieron y opinaron de las perlas - "No le digamos a nadie"; "Vayamos allá con redes a montones"; "¿Habrán millones en ese mar?" - Changbin alzó la voz - "Un tercer viaje es lo que sucita ¿cierto?" - dijo.

"Estás de suerte"

Changbin fue reincorporado a la cacería de tesoros. Esta vez, cualquier falta causaría su expulsión definitiva.

Los viajes en navio son muy largos, por lo que el "novato" aprovechó aquel tiempo para preparar una guía: qué haría y qué diría.

Las cosas serían poco sencillas, pues la búsqueda de perlas tenía que llevarse a cabo en las aguas.

No podría llamarlo, porque lo expondría a sus compañeros (que, sin duda, lo cazarían).

¿Y después de verlo? Llevarlo consigo sería poco ventajoso. Felix se asustaría y no cabría sitio en dónde esconderlo, ni manera. Pensó en que la sirena nadara junto al barco, cuando este fuera de regreso. Así al final, ya en las costas de Bella dorada (la península), la sirena se asomaría frente a las multitudes y las sorprendería con su existencia.

Por otra parte, el rubio de cola esmeralda yacía en la orilla de su isla madre. A punto de cantar fue atacado por una tos flemática.

"Necesito que regreses, humano guapo..." - musitó.

Dije que serían los sábados, pero me dieron bastantes ganas de actualizar. Estoy intentando mejorar en la narrativa, ojalá les agrade.

"𝙀𝙧𝙚𝙨..." - 𝘾𝙝𝙖𝙣𝙜𝙡𝙞𝙭 [𝘾𝘼𝙉𝘾𝙀𝙇𝘼𝘿𝘼] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora