Cap. 25 - ¡Vamos a pirar!

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Estaba muy roja y no me podía concentrar en la clase, además sentía como Carlos me seguía sonriendo con su media sonrisa burlona sin apartar la mirada. Estaba tan nerviosa y roja que me tape la cara con una mano para disimularlo mientas levantaba la mano y le pedía a la profesora ir al baño. Ella me hizo un gesto de asentimiento sin darle mucha importancia y yo salí lo más rápido que pude para luego correr por el pasillo hasta el baño de chicas y allí ya dar un suspiro de alivio.

Ya más tranquila camine hacia el espejo, allí me mire un momento, sentí repulsión por el rostro que vi asique aparte rápidamente la mirada para no ver esa cara ojerosa, con ojos pequeños, granitos por la pubertad, labios y nariz normales, una gente ancha y sin ningún tipo de atractivo, o al menos eso pensaba yo.

Calme estos pensamientos y el nerviosismo que me causó Carlos echándome agua fría en la cara, sintiendo como la rojez en mis mejillas se calmaba al igual que mi respiración.

Evito volver a ver mi reflejo en el espejo del baño y solo pienso en salkr y volver a la clase fingiendo que nada pasó.

Abrí la puerta y de repente vi apoyado en la pared al lado a Carlos con los brazos cruzados y en una pose de chulo mientras me mira con una sonrisa burlona y me dice sin rodeos.

-Mira que tardas en salir, he estado esperando un buen rato. ¿Estás bien, patito?

-Estoy bien y te voy a denunciar por acoso. -digo mirándole con enfado.

Él suelta una carcajada mientras apoya la mano en el marco de la puerta y se inclina para mirarme más de cerca aún con su media sonrisa.

-Me rompes el corazón, patito. Además, cómo vas a querer denunciarme si la mayoría de chicas desearían que les hiciera lo que te he hecho. -me dice de lo más tranquilo.

Lo miro y ruedo los ojos y le hablo con cara de molestia y frialdad mientras cuento con los dedos.

-Lo primero, ¿cuántas veces te tengo que decir que no me llames patito?. Lo segundo, no te he podido romper el corazón porque ni tienes y tercero, me da igual esas chicas, a mí no me a gustado.

Carlos sigue riéndose con cada comentario que hago y con el último levantó una ceja y siguió sonriendo mientras se inclinaba más, aún apoyado en el marco para estar cerca de mi cara y decirme.

-¿Ah, si? ¿Y si no te gustó entonces porque te sonrojaste?

Cuando dijo eso pensé "mierda..." y me quedé un momento pensativa y algo avergonzada buscando las palabras correctas.

-Uhmm... bueno... es que... soy muy fácil de sonrojar y... eh... ya sabes que no estoy acostumbrada al contacto físico y no me gusta... y... eh... bueno... eso.

Él miro como tropezaba con mis propias palabras mientras intentaba contener la risa hasta que empezó a reírse sin parar. Me avergüenzo y molesto y le doy un pequeño golpe en el pecho mientras se sigue riendo.

-¡No seas tan chulito!

-Lo siento pero es que te veías muy tierna mientras balbuceabas excusas.

-Ay, cállate -le digo mirando a otro lado cuando me hace ese cumplido.

-Solo cuando admitas que te ruborizaste por mi.

-No lo haré, no me ruborice por ti. Ni que me gustarás... -digo casi susurrando y mirando a otro lado pensando en la mentira que le acabo de decir.

Carlos decide no darle más importancia al tema y deja de apoyarse en la pared mientras piensa y se le ocurre algo, luego dice muy animado:

-¡Vamos a pirar!

Lo miro sorprendida y le digo:

-¿Qué? No! Tenemos clase, debemos volver...

-No me seas amargada, patito, puedo decirle al resto del grupo y nos vamos todos a casa de Bruno. -dice muy emocionado.

-No, no, no, la profesora se dará cuenta cuando vea que no volvemos.

-Tranquila, Álvaro es el hijo del mejor amigo del director, a veces nos deja pirar Total, como sacamos buenas notas de todas formas.

-Pero... -quiero seguir quejándome con inseguridad pero él me empieza a empujar por los hombros mientras está detrás mío para que camine hacia las escaleras.

-No te preocupes por las mochilas, le diré a Alonso que nos las coja. Ahora vamos y no armes tanto escándalo. Eres el patito más ruidoso y quejica que he visto. -dice con una sonrisa y me sigue por las escaleras.

Lo miro con una mirada fulminante p
por su último comentario pero no digo nada y aún con algo de inseguridad de salir del instituto camino por los pasillos con él mientras esquivamos a los profesores y salimos al patio.

-Y por donde se supone que vamos a salir? tienen todas las puertas cerradas. -digo mientras caminamos a la zona más apartada del patio.

-Ay, cariño, que poca imaginación tienes. -dice Carlos con una sonrisa arrogante y con determinación se agarra a la verja para trepar y saltar por ella.

Yo doy un paso atrás con miedo. Él me mira con curiosidad y yo digo.

-No puedo..

-¿Como que no puedes?

-No puedo, simplemente... es que... no creo que pueda hacerlo... soy muy torpe, lo sabes, fijo que caigo... -digo con miedo e inseguridad en mi misma.

Él cambia su sonrisa arrogante por una amable y deja la verja para acercarse a mí y coger mi mano para acercarme a la verja mientras dice:

-Si no lo intentas nunca lo sabrás.

Se pone detrás mío y sin previo aviso me coge la cintura para levantarme y llegué a la verja, ya que soy algo baja. Me sonrojo ub poco pero no digo nada y empiezo a trepar la verja, fue mucho más fácil de lo que creí, y luego con su ayuda conseguí el valor de saltar, luego salto él y volví a ver su sonrisa arrogante.

-¿En serio tenías que sujetar mi cintura? -digo con los brazos cruzados mientras comemzamos a caminar por la calle tranquilamemte.

-Pues sí, si no no llegabas, eres una canija. -dice con voz de burla y burla y se ríe.

Finjo estar enfadada pero sonrío y también le respondo con algo de burla.

-Oye, no soy canija, tengo una estatura normal, el problema lo tienes tú que eres una maldita farola andante.

Con el mote de "farola andante" los dos nos ponemos a reír tontamente mientras caminamos hacia la casa de Bruno. Mientras Carlos saca el móvil para decirle a todo el grupo sobre la quedada.

Después de un momento llegamos a casa de Bruno y allí nos recibe. Él y Carlos se hacen un saludo de manos y luego Bruno viene directamente hacia mi con una sonrisa y la mano en los bolsillos.

-Bueno, bueno, la niña buena y responsable ha decidido pirarse. ¿A que se debe ese honor?

-Él me obligó -digo señalando a Carlos quién solo saca la lengua de forma burlona para molestarme.

Bruno se ríe de la interacción entre Carlos y yo y nos anima con la mano a que vayamos a su habitación. Entramos y era un lugar bastante desordenado y con cosas tiradas por el suelo, aunque se ve un poco bien por el ello de que es una habitación gamer. Bruno se sienta en su silla gamer y comienza a dar vueltas mientras Carlos, como si estuviera en su casa, se tira a la cama de Bruno boca arriba y con las manos en la parte de atrás de la cabeza. Yo decidí sentarme en la otra silla gamer que tenía por ahí.

Empezamos a esperar al resto mientras hablamos.










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