"La flor de maíz" (H.a.o. // T.N.)

2.-

"Tibio" estaba pensando antes de sentir por completo el tatami de madera y de abrir los ojos. La chica de  melena rosada estaba ahí sosteniendo una taza en sus manos.

-Te encuentras mejor?
-Que pasó?
-Te desmayaste junto a los basureros.
-Y Dios? Y el gato?
-De que estás hablando?

Ella sonrió amablemente, en su mente se instaló el miedo de que si contaba algo creerían que había enloquecido.

-De un sueño...- dijo.

La chica del pelo rosado dirigió una mirada de entendimiento a las tres chica que estaban con ella. Las conocía de vista. Eran personal de los baños termales.

-Bebe esto, te hara bien.
-Gracias.

Conforme iba despertando a la vida cada vez era más consciente del ruido a su al rededor.

-Ah si. Ya recuerdo a qué venía. Yo...

Un adulto grande y moreno llegó corriendo.

-Tamao has visto a HoroHoro? Quedó de pagarme hoy los 2000 yenes que me debe.

-Lo siento señor Chocolove, pero no.

-Mendigo cabeza de aguacate, seguro se fue para evitar pagarme, ah que hubo- dijo y se fue de ahí.

-Hola- contesto mientras el otro salía sin hacerle ya mucho caso- Entonces su nombre es Tamao?

-Asi es, Tamao Tamamura. Y ellas son Kana Bismarck, Marion Phauna y Matilda Matisse.

-Mucho gusto- dijo un poco con miedo. No acostumbraba socializar y menos con grupos grandes.

-Esto es una ridiculez- Dijo la señorita llamada Bismarck- Porque la flor de maíz tenía que...

-Chst!- La silenció la señorita Tamamura- No tenemos ninguna seguridad de que ...

-Pero si el gato pulgoso...

-Los gatos pueden equivocarse!- sonrió la pelirosa.

-Y si no es algo seguro porque el señor Hao...

-Basta!- gritó la señorita Tamamura- guarden silencio: Kana, prepara una habitación, Marion, por favor préstale un kimono, se ve que es como de tu talla y Mati por favor llévale a los baños termales.

-No! No es necesario que se tomen tantas molestias! Debo irme a casa.

-Mari no le prestará su kimono azul- murmuró la chica rubia alejándose.

-Entonces el negro!- gritó la señorita Tamamura y luego volteó- No digas tonterías, es demasiado tarde y es peligroso afuera.

-Aprecio su amabilidad señorita Tamamura pero...

-Tamao está bien. Se ve que somos de la edad.

-Bueno gracias. La cosa es que me tengo que ir. Mañana tengo un examen muy importante y...

La pelirosa se puso de pie, tenia un aura imponente y una espada sujeta a la cintura. Eso es algo que no había notado.

-De verdad lo lamento, pero eso no sucederá. No puedo dejar que te marches.

-Que caso esto es un secuestro?

- Mamá Tamao!

-Mamaaaaaa?- dijo tn sorprendida.

-Por fin bajaste Hana.

-No sé porque tengo que bajar a la recepción mitad de la noche.

-Como si hubieras estado durmiendo en lugar de discutir con Men. Escucha hay un favor que quiero pedirte. Mira, te presento a... A...

- Mi nombre es (t/n)

-Oye, tu vives al lado!

-Sim...

-Y vas a mi escuela.

-Eso no importa- dijo la peli rosa- Lo que quiero es que ... Oh Matilda te pedí que llevara a t.n. a darse un baño, eso calmara sus nervios.

-Sigueme- dijo la pelirroja.

-Pero es que...

-Ahora!- Algo tenía la señorita Tamao que la hacía sonar como alguien mayor. Cómo una madre, entonces a t.n. no le quedó mas remedio que obedecer.

Mientras se alejaba y a la distancia alcanzó a escuchar la voz incrédula del chico llamado Hana.

-El tío Hao qué???

En el pasillo nos encontramos con un tipo de cabello azul muy alborotado.

-Tu no me has visto- le dijo a la señorita Matilda- y luego se dirigió a t.n.- y tú... Eh, quién eres.

-Es t.n. huésped de la señora Tamao de ahora en adelante.

-Como que de ahora en adelante!

-Hola, mi nombre es HoroHoro y tú tampoco me has visto.

-Que absurdo eres- dijo otra persona que venía bajando las escaleras. Era un hombre de verdad imponente, tenía una larga cabellera negra, un pijama muy elegante de seda en color vino. Era demasiado atractivo, su voz era profunda y atemorizante- Si me hubieras pedido el dinero a mí no tendrías que esconderte, mis hombres te encontrarían en el fin del mundo.

-Y por eso no te lo pedí- dijo el pelo azul siguiendo su camino hasta encontrarse con el al pie de las escaleras.

-Pero eso no puede ser verdad!!- Todavía se oía la voz del tipo llamado Hana a la distancia.

-Ten algo de dignidad, tonto- continuo- ya eres un adulto.

-Callate! No hables de dignidad con ese pijama tan delicado que parece de una mujer!

Una vena gruesa salto en la frente del pelo negro.

-Que insinuas estúpido?

-Un verdadero hombre duerme con lo que traía puesto cuando nació y nada más!

El de la pijama sujetó al otro por el cuello de la camisa y lo alzó, el otro dió un salto hacia atrás.

-Ese es Ren Tao, otro de los huéspedes- dijo Matilda- Eh detenganse! O mañana que llegue la dueña de la pensión le informaré sobre todos los destrozos que han hecho!

-Nooo- gritó el señor Horo Horo.

-Haz lo que quieras, tengo dinero para comprar diez pensiones como estás y...- fue cuando por fin Ren notó que había alguien más.

-Mucho... Gusto señor Tao- dijo t.n. con miedo.

-Es huésped de la señora Tamao.

-Ok- dijo el señor Tao- mirándole detenidamente.

De pronto unos pasos muy leves se escucharon bajando las escaleras.

-Padre tardas demasiado... Que?

Era un chico, tal vez unos cuatro años menor que el vecino, tenía un pelo blanco y esponjoso y los ojos rojos.

Se quedó paralizado viendo a t.n.

-Hola?

- Él es mi hijo Men, dijo el señor Tao-

El chico se puso de un tono escarlata alarmante y subió corriendo las escaleras.

-Que le pasa?- dijo el señor HoroHoro.

-No suele ser así, disculpen- dijo el pelinegro y subió las escaleras.

-Eh, que tal si entonces me prestas dinero para pagarle a Chocolove- dijo el otro subiendo también.

-Entonces... La dueña de la pensión llega mañana?- dijo t. N. Pensando que tan ve si hablaba con ella podría resolver cualquier mal entendido.