Capítulo 3

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Adrien

Dos semanas después.

El avión aterrizo en Paris a las tres de la tarde, como era de esperarse muchos camarógrafos y periodistas estaban ahí, una parte de mi se sintió ansiosa y no precisamente por emoción.

Me di cuenta de que desde adolescente me agobiaban las cámaras y ser el centro de atención de las personas. Recuerdo que una vez cuando Marinette y yo aun éramos amigos tuvimos que correr por casi todo parís escondiéndonos de los fans e incluso terminamos por escondernos en el cine, lo cual no sirvió de mucho porque aún así nos descubrieron.

Sonrió ante el divertido recuerdo que tuvimos, Nino que estaba a mi lado me dio un leve golpe en el hombro para regresar a la realidad.

―Viejo, regresa, necesitamos que estes aquí. ―Giro mi cabeza para verlo y después asentir.

Nino ahora se veía más serio, pero aún conservaba lo que o hacia ser él. Llevaba una chaqueta de mezclillas y una camisa blanca debajo, una gorra negra y unos vaqueros azules.

―Vamos, Nathalie nos espera en el auto. ―volvió a hablar mientras yo me dispuse a sacar mis audífonos y escuchar música. Lo que menos quería en este momento era responder preguntas que seguro no serian de mi trabajo sino de mi vida privada; con Nino caminamos hasta el auto donde nos esperaba la mujer que había estado ahí desde siempre, al entrar sonreí y me dio un abrazo que duro como tres minutos, es decir, fue el abrazo mas largo de su vida. Al separarnos ella empezó a contarme de como iban las cosas aquí, que todo iba bien, no había señales de peligro desde hace ocho años y eso en parte me calma muchísimo.

― ¿Qué tal va todo con la empresa en Londres? ―me pregunta Nathalie mientras me pasa un Croissant, mis favoritos.

Tomé el Croissant y le di un mordisco antes de decirle que tal iban las cosas allá. ―Pues todo va bien, afortunadamente. Todos se llevan bien e incluso yo me llevo bien con todos, la verdad es que me siento muy satisfecho con todo.

Nathalie me da una sonrisa, ella estaba orgullosa.

Evito contarle sobre lo que había descubierto de Hope, primero quería confirmar si de verdad era ella. Ella sabe sobre mi niña de oro, de hecho fue una de las primeras en sostenerla y decir que tenía los ojos de Marinette.

Adoré en ese momento verla a ella, ver a Marinette con una pizca de emoción en su mirada, la cual desapareció tiempo después.

Al llegar a la mansión miles de recuerdos llegan a mi cabeza. Recuerdos de mi madre, de mi padre y de cómo éramos felices, después comenzaron a llegar los malos, la muerte de mamá, cuando papá cayó en depresión y se refugió en su trabajo para evitar cualquier pensamiento de ella, de cómo yo tuve que ser fuerte. Mientras yo intentaba salir de esa cárcel, él sólo me encerraba más en ella.

Al entrar en ella lo primero que hice fue le ver retrato que estaba en la unión de las escaleras, tragué grueso al vernos a mi padre y a mi vestidos de negro con el rostro triste. Nada había cambiado.

Los trabajadores aún mantenían la casa limpia, Nathalie ya no vivía aquí pero aun así la mantenían limpia. Caminé a la oficina de mi papá, y analicé todo, su escritorio, el maniquí donde solía tener siempre algún diseño. Su computadora donde pasaba la mayoría del tiempo ahí, sin querer hablar de nada y justo detrás estaba el famoso cuadro de mamá. Sonreí leve, era como lo recordaba.

También tengo buenos recuerdos aquí y la mayoría tienen que ver con Marinette y los chicos. Festejabamos año nuevo, navidad, acción de gracias, Halloween y cada una de las fiestas del año.

Salí de la oficina y fui directo a las escaleras para ir a mi habitación y ver como estaba. Al entrar lo primero que pude ver fue los grandes ventanales, el piano, el sofá y la enorme TV. A un lado la pared para escalar, la canasta de basquet. En el otro lado de la habitación estaba la escalera que daba a la biblioteca  algunas máquinas para jugar y el futbolín.

1 | 𝐑𝐄𝐒𝐂𝐀𝐓𝐀 𝐌𝐈 𝐂𝐎𝐑𝐀𝐙𝐎́𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora