Capítulo 9

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Maratón;
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Adrien

—Cariño, te recuerdo que hoy tenemos que ir a la cena de Kagami. —se me acerca y me da un corto beso sonriendo, correspondí mirándola— parece que quiere anunciar algo.

Asentí, sabía lo que iba a anunciar. Félix me contó una hora después de haberle pedido matrimonio a Kagami, lo cual me sorprendió mucho, aún así me alegro por ellos.

—¿Ya escogiste algo que te guste? —Dejé a un lado el libro y la tomé del mentón suavemente para darle un corto beso sonriendo. —Aunque bueno, todo te queda hermoso.

Ella se sonrojó y eso me hizo sonreír, ella era tan linda, tan tierna.

—Creo que me pondré el vestido rosa, ¿qué opinas? —Ella me mostró el vestido y asentí. —¿Estás bien?

—¿Yo? —Se me acercó y pasó sus brazos alrededor de mi cuello, yo pasé mis manos por su cintura y le di un corto beso. —Nena, estoy bien. Es solo que…

Me calló con un beso y negó con la cabeza. —Sé que no te gusta esto, y sé que se lo prometiste a tu papá, ¿es eso lo que te tiene así? —Ladeé la cabeza en modo de que no era lo único— ¿sucede algo más?

—Bueno… no te lo había dicho y creo que es el momento de hacerlo —acaricié su cintura y ella me miraba expectante. Suspiré antes de hablar— Tengo una hija.

No dijo nada, me quedó mirando como por cinco minutos, unos cinco minutos que me parecieron muy largos y unos cinco minutos donde empezaba a ponerme ansioso.

—¿Dalia? —alejó sus brazos de mí y puso sus manos en mis hombros.

—¿Quién es su madre? —Y esa era la parte que me preocupaba. Había recibido un mensaje de Marinette diciendo que Dalia había entrado en su habitación, al parecer para dejarle claro que ella ahora estaba conmigo y que no quería que se entrometiera en nuestra relación.

—Antes de decirte, yo quería decirte algo. —alzó una ceja mirándome. —Marinette y yo sí teníamos algo, pero eso no quiere decir que vayamos a regresar. —le di varios besos— tú estás conmigo y eso es lo importante, ¿okey? Y te quiero

—Okey…, yo también te quiero —dijo con una pequeña sonrisa, su expresión se suavisó, sabía que eso le hacía sentir perturbada y el que yo se lo dejara en claro la tranquilizaba.

—Y la mamá es Marinette. —Solté de repente. A ver, Dalia es muy tranquila, pero estoy seguro de que recibir esta noticia no sería nada fácil y mucho menos despues de enterarse que sí estuvimos juntos. —Hace años, sucedió algo que ya no tiene caso explicar. —no quería explicar la razón del por qué terminamos— El punto es que nuestra hija fue dada en adopción y ahora estoy haciendo los trámites para adoptarla.

Eso pareció hacerle entender, ella se me acercó y me dio un corto beso. Sonrió y acarició mi cabello, acaricié su cintura, nos miramos unos segundos.

—Está bien, ¿cómo es ella? —me preguntó mientras ella jugaba con un mechón de mi cabello.

Solté un suspiro —de tranquilidad porque no preguntó nada más— emocionado por empezar a contarle sobre mi pequeña.

—Es muy linda, tiene cinco años, le gustan mucho los Croissants, las mariposas, el helado… ¡Ay, y es rubia! —Me alejo de ella y saqué mi teléfono de mi bolsillo para mostrarle una foto de ella. —Se parece a mí.

—Awww, cielo, es muy hermosa y sí se ñarece mucho a ti. —Ella toma el teléfono y sigue viendo las fotos con una sonrisa. —¿cuándo podré ir a conocerla?

1 | 𝐑𝐄𝐒𝐂𝐀𝐓𝐀 𝐌𝐈 𝐂𝐎𝐑𝐀𝐙𝐎́𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora