Capítulo 7

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Maratón
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Marinette

Miraba el hotel con curiosidad, era uno lujoso con muchas antigüedades que sin duda son hermosas. Kagami iba a mi lado mientras me hablaba sobre como Félix le había propuesto matrimonio la noche anterior.

—Fue muy lindo, escogió un lugar abierto, en el atardecer. Fuimos a caminar en la playa, hicimos una carrera y justo cuando me volteé para ver qué había ganado él estaba de rodillas frente a mí diciéndome que era lo mejor que había conocido en el mundo —me fascinaba verla emocionada, más que todo porque cuando hablaba de él lo hacía de una manera tan hermosa que me cautivaba. Y justo en ese momento llegó su ahora prometido, con una sonrisa le dio un corto beso y se abrazaron.

—Es lo mejor del mundo, Marinette. —dice mirándola— fue lo mejor que pude haber pedido en la vida.

Eso me hizo pensar en algo, sabía muy bien que Adrien es de esas personas románticas y sabía que él haría algo más meloso que Félix lo hizo con Kagami.

Es decir, me dedicó una canción hace años.

Sonreí leve ante el recuerdo, eran hermosos momentos, estaban llenos de melancolía. Ese día aun perduraba en mi mente y se seguía repitiendo.

—Chicos, tenemos que llegar a la cena de iniciación, llegaremos tarde. —ambos dejaron de mirarse y se rieron un poco mostrando sus mejillas sonrojadas por lo que ambos siguieron. su camino hasta el restaurante del hotel.

Al llegar ahí lo primero que pude ver fue a los fotógrafos y reporteros quienes estaban como locos pidiendo entrevistas a las personas famosas que estaban ahí en la alfombra tomándose fotos para diferentes revistas.

Sus vestidos eran hermosos, de diseñador, joyas exclusivas, maquillajes perfectos.

Mi vestido lo había diseñado yo misma, un vestido rojo pegado al cuerpo que llevaba hasta debajo de mis rodillas, hacia mostrar mi figura no tan perfecta pero sí se veía muy lindo.

Debo admitir que me miré como mil veces al espejo de lo hermosa que me sentía.

El vestido tiene mangas que caen por los hombros, llevo puesto un collar dorado no tan llamativo pero que aún así se notaba, mi cabello iba suelto sin dejar de lado mi característico flequillo, un maquillaje sutil en los ojos ya que todo la atención se lo llevaba el labial rojo que resaltaba mi tez blanca.

El rojo me hace sentir bien.

Sonreí tímida al notar que Kagami y Félix también me daban protagonismo por lo quebtarde como unos segundos en encontrar la posición más cómoda y que al mismo tiempo se vea elegante.

Aquí habían diseñadores importantes, a los cuales probablemente Félix les mostró mi trabajo y eso me pone nerviosa.

Dejé de posar con los chicos y nos adentramos al restaurante, el cual tenía una hermosa decoración con flores blancas. Miré a todos lados y solo veía colores blancos y negros, me pregunté si había que venir así, pero Félix y Kagami dijeron que por lo general eran los colores más usados en este tipo de eventos.

Por eso todo el mundo me miraba.

Unas horas después ya estaba cansada, los tacones no colaboraban con nada. Estaba sentada en una de las sillas mientras descansaba mis pies hasta que en ese momento se me acercó un hombre. Era alto, moreno, tenía el cabello hacia atrás como si hubiera pasado su mano antes de venir conmigo; tenía un traje negro y una corbata de color rojo, eso me llamó la atención.

—Bonne soirée mademoiselle  —Sonreí leve, me estrechó la mano y yo le correspondí el saludo.

—Un plaisir, monsieur —le respondí alejando mi mano después de estrecharla. —¿Qué le trae por aquí?

1 | 𝐑𝐄𝐒𝐂𝐀𝐓𝐀 𝐌𝐈 𝐂𝐎𝐑𝐀𝐙𝐎́𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora