IV. Mellizos.

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IV

MELLIZOS

MELLIZOS

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20 de julio de 2005

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20 de julio de 2005.

La primera vez que asistió a una de las reuniones de ToMan fue porque Mikey le contó que antes de que comenzara, pasaban un rato en el estacionamiento del templo. En ese entonces todavía no vetaban a Keisuke de las reuniones, así que usó su presencia como excusa, mintiendo con que él la había invitado cuando Takashi le preguntó qué estaba haciendo ahí.

Como las novias de los miembros a veces iban también, Mikey la dejó como encargada de cuidar que nada les pasara. Luego de enterarse, Emma comenzó a ir también para ver a Kenchin, y así se convirtieron en las protectoras de las chicas. A pesar de que por dos años habían estado a cargo de su cuidado, Meg no sabía ni la mitad de los nombres de las chicas, pero en su defensa, esos tipos cambiaban de novia a menudo y no podía recordar decenas de nombres diferentes en cada reunión.

—Te ves feliz, Meg-san —comentó Chifuyu, parado a su lado en el estacionamiento. La reunión estaba próxima a comenzar, por lo que se iría para atenderla y poner al tanto a Keisuke de qué pasaba, y lo triste de todo eso era que Takashi también se iría y no iba a poder verlo más.

—Es tan lindo —dijo a cambio, observando sus pestañas largas cuando cerró los ojos al reír y su sonrisa brillante, suspirando ilusionada—. Están molestando a alguien por allá —se percató, notando movimiento a las espaldas de Takashi—. Ahora vuelvo —avisó y se alejó para ver de quien se trataba, pateando a uno de los imbéciles cuando reconoció al pobre idiota al que molestaban—. ¿Por qué no se meten con alguien de su tamaño? Idiotas —escupió con molestia.

—M-Meg-san —dijo uno de ellos, sorprendido de que se acercara, mientras que el otro se sobaba la parte donde ella lo golpeó.

—Meg, ¿está todo bien aquí? —preguntó Takashi, acercándose, mirando con curiosidad lo que sucedía. Al instante, ambos tipos vestidos con la ropa de ToMan se tensaron ante la vista del capitán de la segunda división parado detrás de su novia, luciendo bastante amenazador, casi retándolos a acercarse a ella un centímetro y prometía hacerlos trizas en un instante.

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