Cultura

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Mijaíl


Me quedé mirando a Kelly irse a las carcajadas con ese hombre abrazándola, sentí que me molestó un poco, seguramente era porque no me prestaba atención, ni siquiera escuchaba lo que le decía, era una mujer bastante frustrante

-¿Te encanta hermanito, pero es por qué es hermosa? ocurrente? o simplemente es la primera que no cae rendida a tu pies? -

Cómo siempre ahí estaba Faddei para molestarme, le encantaba

-Deja de hablar estupideces, esa chica no sabe en los problemas que se metió -

Me di vuelta y comencé a caminar a la salida junto a mi hermano

-Genial, porque a mí si me encanta, pienso visitarla más seguido -

Lo miré de costado y vi esa sonrisa de depredador típica de él

-Aléjate de ella, y hablo en serio, es la cuñada de un amigo y no vas a traerme problemas, no quiero repetirlo, olvídate de Kelly -

Faddei sabía cuándo hablaba en serio y este era el momento en que lo hacía

-No tendrás problemas, con una mujer como esa me rehabilitó y me convierto en Jesucristo si quieres, nada de juegos, todo legal -

Lo que faltaba Kelly había dejado bobo a mi hermano, quedó prendado de ella, se le había metido hasta los huesos y no iba a renunciar fácilmente, porque jamás iba detrás de ninguna, siempre ellas iban detrás de él

- Pues rehabilítate con otra, ella está fuera de tu alcance, lo único que tienes que hacer, pero ya, es poner personal de seguridad que la cuide sin que ella lo note, en cuanto menos lo esperemos Igor irá por ella, y no tendrá piedad, lo sabes-

Mis pensamientos estaban divididos entre Anya, Kelly e Igor, estaba furioso por no haber notado lo que le pasaba a mi hermana, quería matarlo con mis propias manos por haberla maltratado, en cuanto a Kelly me sorprendió su coraje, el valor que tuvo para enfrentar a ese imbécil, lo maravilloso que se comportó con Anya sin siquiera conocerla, pero ella desconocía, como la mayor parte de las personas lo oscuro de nuestro mundo, en realidad de ese mundo, porque apenas mi padre murió me aleje de todos ellos y me abrí por mi propia cuenta, no así Faddei que seguía con esas viejas tradiciones y negocios, Igor debía pagar por golpear a Anya y Kelly, pero debía buscar la manera de hacerlo sin volver a las viejas prácticas.

-No hay problema, ya está hecho, y con respecto a Igor, no te preocupes, yo me encargo, Sergei lo quiere hace tiempo, así que va ayudarme con gusto -

Me detuve y miré a Faddei a los ojos un segundo

- Yo iré a hablar con el viejo Pankratov, lo intentaré de la manera correcta, Faddei debes salirte de eso, no te traerá nada bueno, me va muy bien, puedes trabajar conmigo, piénsalo -

Habíamos venido juntos en mi automóvil, apenas fui por Anya y me dijeron el nombre de su doctora sentí además de asombro algo raro, pero me dijeron que no me podía atender, porque la estaban atendiendo ya que Igor la había golpeado y sin siquiera saber porque me enfurecí, seguramente porque me recordó a mi padre y sus tratos con mi madre, con Faddei y conmigo, así que dejé a Anya en casa de mi madre, tenía una aquí, en la cual vivía con Faddei y otra en San Petersburgo, también vivían los dos allí, cuando era otoño e invierno en Rusia, ellos estaban aquí, digamos que dos estaciones al año estaban en nueva York y dos en San Petersburgo, en cuanto a mí, desde mis 18 años, solo iba a Rusia una o dos veces al año, y por poco tiempo, vivía solo, algo que amaba, porque me daba paz, a esta altura ya no soportaba convivir con nadie.

El lado opuesto del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora